El premio
Nobel de Economía, Paul Krugman, manifestó cierto optimismo respecto a la
recesión económica, asegurando que “el fin del mundo se ha pospuesto” y que “no
parece que vaya a caer en un abismo”.
Con todo, insistió
en que la recuperación "será lenta y dolorosa".
En una
conferencia en Helsinki, Finlandia, comentó que su previsión a largo plazo es
"muy confusa" por lo que todavía es pronto para apuntar "si la recuperación
tendrá forma de W o de U".
Krugman
pronosticó que, probablemente, la recesión haya acabado en Estados Unidos a
finales del mes de julio o en agosto, después de que otras potencias económicas
como Alemania, Francia o Japón recuperaran valores positivos en su PIB en el
segundo cuarto de este año.
Al mismo
tiempo, el reconocido economista pone en duda que China vaya a ocupar el papel
de locomotora de la recuperación económica, ya que “una de las razones de estas
dificultades son los numerosos excedentes en Asia”, aunque reconoce que “si
existe un aumento de la demanda, eso ayudaría”.
"Medidas de estímulo no
pueden desaparecer "
Sin
embargo, Krugman se resigna al asegurar que "para la mayoría de los ciudadanos
las cosas van a ir a peor" por lo que estima que las medidas de estímulo no
pueden desaparecer hasta que existan señales fuertes y claras de recuperación.
No obstante, ve como problema para los gobiernos "los fuertes niveles de
endeudamiento" que soportan “que son lo suficientemente altos para
preocuparse”.
En su reflexión,
el Nobel de Economía señala que para liderar la recuperación de la economía
habrá que ver qué negocios pueden ser los que ayuden a salir de la recesión,
entre los que puede ayudar aquellas políticas dirigidas al cambio climático, de
las que considera que "sería una buena razón para invertir".
Para
finalizar, Krugman reconoce que uno de los problemas más preocupantes es que "no hay hojas de ruta para salir de la crisis", ya que "el único modelo es la Gran Depresión que
acabó con un fuerte programa de gasto en la Segunda Guerra
Mundial y nadie quiere eso".