La crisis económica mundial tendrá algunos
efectos en Bolivia pero no serán "sustanciales", porque tanto el
país como Latinoamérica gozan de "buena salud" en términos
económicos, según dijo hoy el ministro de Hacienda, Luis Arce.
"Hay mejor balance en cuenta corriente. Hay superávit fiscal. Hay
suficientes reservas internacionales", apuntó en conferencia de
prensa el ministro Arce, quien opina que los latinoamericanos están
"abrigados para soportar el frío que se viene".
"Parecería ser que nosotros nos hemos dedicado a hacer las tareas
de la casa y parece ser que la economía norteamericana no ha
cumplido", agregó.
Arce apuntó que a la financiera hay que sumar las crisis
alimentaria, la energética y "por supuesto -dijo el ministro- una
crisis que podríamos denominar ecológica".
La crisis financiera internacional "es sin duda la que más ha
cautivado la atención de los medios de comunicación", añadió el
ministro si bien estima que, en el caso de Bolivia, el efecto que
pudiera haber "es mínimo" porque el país "no está integrado al
mercado de capitales" mundial.
En cuanto a la crisis alimentaria, el ministro apuntó que si se
confirma la desaceleración a la que EE.UU. arrastraría a sus socios
principales, entre los que señaló a Europa, lo que podría conllevar
"una desaceleración de los precios de los alimentos".
"Si se redujeran los precios de los productos no tradicionales de
exportación, que son básicamente alimentos, también, el lado bueno
de esto, sería una disminución en la presión inflacionaria", dijo.
Arce además se mostró esperanzado en que los precios de los
minerales y los hidrocarburos no sufran grandes caídas, porque lo
contrario sí supondría un problema para Bolivia, ya que se trata de
sus principales productos de exportación.
Sin embargo, expertos consultados por Efe consideran que la
crisis financiera de Estados Unidos tendrá efectos directos e
indirectos en Bolivia.
Según el analista económico Julio Alvarado, el efecto directo
está relacionado con el desempleo que ya está provocando la crisis
económica en Estados Unidos y en Europa, lo que a su vez conllevará
el retorno de emigrantes bolivianos y la disminución de remesas.
Las consecuencias indirectas tienen que ver con la previsible
bajada de los precios de las materias primas, lo que afectará a las
exportaciones bolivianas, principalmente gas y minerales.