Hasta que Amazon garantice la aprobación regulatoria para entregar paquetes a nuestros hogares utilizando drones, uno de los campos de batalla más candentes en el mercado de rápida evolución de los vehículos aéreos no tripulados es donde menos esperamos una revolución tecnológica: la agricultura.
Y ahí es donde la tecnología japonesa de drones, que data de finales de 1980, entra en escena.
En mayo, Yamaha Motor se convirtió en la primera compañía en obtener el permiso para volar un dron de fumigación en EEUU; este aparato se parece a un helicóptero y se llama RMax. Fue el dron más grande que obtuvo la aprobación de la Administración Federal de Aviación (FAA), con un fuselaje de 2.7 metros de largo, 1.1 metros de alto y 64 kilogramos de peso.
Actualmente, los vehículos aéreos no tripulados utilizados para fines comerciales están prohibidos en EEUU, a menos que se obtenga una exención especial la FAA. Yamaha, que ya vende drones agrícolas en Japón, Corea del Sur y Australia, espera que la exención de la FAA para el RMax en EEUU no sólo desbloquee este mercado, sino también los de los países europeos.
"Nuestros drones funcionan bien rociando pesticidas y fertilizantes en las laderas, por lo que tenemos en mente los viñedos en Napa Valley en EEUU y Champagne en Francia", dice Osamu Ishioka, gerente general de Yamaha.
Yamaha, el segundo mayor fabricante de motocicletas del mundo, ha estado desarrollando drones durante aproximadamente tres décadas, impulsado por una solicitud del gobierno japonés.
Los drones se han arraigado silenciosamente en la agricultura japonesa. Su uso está tan extendido que aproximadamente uno de cada tres tazones de arroz que se consume en los hogares japoneses ha sido rociado con productos químicos agrícolas por los drones de Yamaha. Puesto que Japón enfrenta problemas por el rápido envejecimiento de su población, estos drones ayudan a aliviar el agotador trabajo de los ancianos productores de arroz del país.
Yasuyoshi Kasama, un agricultor de arroz de 36 años de edad y usuario habitual del último dron de Yamaha, llamado Fazer, dice que a él y sus padres les solía tomar unos 10 días completar una de sus tareas más importantes – la siembra de plántulas de arroz y el rociado de pesticidas. Utilizando el dron, ahora tarda sólo dos días a lo sumo, añade.
Pero la inversión no es pequeña. Kasama gastó más de US$200,000 en la compra de dos drones de Yamaha, pero dice que vale la pena el precio teniendo en cuenta la cantidad de mano de obra y el tiempo que se ahorra.
Kasama, quien obtuvo una licencia para operar los drones, cree que la tecnología ayudará a cambiar la imagen anticuada que tiene la agricultura. "Quiero cambiar la imagen de la agricultura", dice. "A menos que sea moderna, no vamos a ser capaces de atraer a los jóvenes".
Con ingresos anuales de tan sólo Y5 mil millones (US$41 millones), el negocio de drones de Yamaha fue una pequeña porción de las ventas totales del grupo de Y1.5 billones el año pasado. Pero la compañía espera aumentar las ventas de un pronóstico de 320 drones este año a por lo menos 500 en 2020.
Los analistas dicen que el potencial de los drones agrícolas es enorme.
Se espera que el mercado de los drones comerciales alcance los US$1.7 mil millones en 2025, de los cuales US$350 millones serán generados por los vehículos aéreos no tripulados enfocados a la agricultura, según el grupo de datos Lux Research.
Los beneficios económicos de los drones comerciales en EEUU deben ser de US$13.6 mil millones en los primeros tres años después de que obtengan el permiso para volar, de los cuales la agricultura y la seguridad pública representarán el 90 por ciento, según la Asociación Internacional para Sistemas de Vehículos No Tripulados (AUVSI).
La FAA lanzó en febrero un muy esperado proyecto de normas que rigen el uso de drones comerciales, que les permiten volar junto a otras aeronaves, pero exigen que los operadores los mantengan en su línea de visión.
Estas reglas aún no se han concluido, pero la decisión de la FAA sobre los drones de Yamaha destaca "el enorme potencial que los sistemas de vehículos no tripulados tienen en la agricultura, ayudando a los agricultores a gestionar con más seguridad, eficacia y eficiencia sus cultivos y mejorar el rendimiento", dice Brian Wynne, presidente ejecutivo de AUVSI.
Aún así, la competencia en el mercado de drones comerciales es feroz. A nivel mundial, ya hay cientos de compañías que dicen fabricar drones agrícolas con "poca diferenciación técnica", dice Maryanna Saenko, analista de Lux Research. "Seguramente Yamaha experimentará desafíos por parte de la competencia en los próximos años conforme las compañías compiten para ser el próximo sistema aprobado por la FAA".
En el ámbito de los vehículos aéreos no tripulados orientados al consumidor, DJI, el fabricante chino de "cuadricópteros" a control remoto, se ha convertido en un líder del mercado con su gama de drones Phantom, que son capaces de llevar cámaras. 3D Robotics, compañía con sede en California, lanzó en abril su dron Solo con un precio de US$1,000 para competir con el Phantom.
Los drones industriales tienen una barrera mayor para la entrada al mercado, puesto que las normas relativas a la seguridad y la durabilidad son estrictas.
Una de las fortalezas de Yamaha es la experiencia en motores y el historial de seguridad del grupo, pero Ishioka dice: "Los drones más baratos en la agricultura serán una amenaza para nosotros. Por el momento esperamos que no lleguen otros jugadores, ya que la fumigación de cultivos es un nicho de mercado".