Por D. Sevastopulo, G. Dyer y C. Giles/H. Mance
Washington/Londres
Barack Obama saludará a la Reina Isabel por su cumpleaños n° 90 cuando almuerce en el Palacio de Windsor el viernes. Pero el regalo que el presidente estadounidense traerá desde el otro lado del Atlántico será para David Cameron: su apoyo para que el Reino Unido permanezca en la Unión Europea.
Obama traerá el poder del buen púlpito presidencial al debate durante su visita, que incluye una conferencia conjunta con Cameron y una reunión con jóvenes.
Autoridades de EEUU han subrayado que Obama no declarará su oposición a Brexit en un discurso, pero ofrecerá su visión “como amigo” si se le pregunta.
George Osborne, el ministro de Hacienda, dijo en Washington el viernes que la visión de la Casa Blanca es “bastante obvia”.
“Todos los estadounidenses con los que he hablado acá (…) están preocupados, no sólo por las implicancias económicas, sino también por los temas geopolíticos y de seguridad nacional”, agregó.
Charles Kupchan, el representante de la Casa Blanca para asuntos europeos, dijo esta semana que EEUU pensaba que el Reino Unido sería un socio más efectivo si permaneciera en la UE.
“El Reino Unido ha ejercido una influencia externa en el mundo por los últimos siglos”, afirmó Kupchan. “Esperamos que esta influencia externa se mantenga, y creemos que en el mundo actual, esa clase de influencia se ejerce mejor a través de clubes, a través del multilateralismo, de trabajo en equipo”.
La visita de Obama al Reino Unido llega tras una caída reciente del grupo que defiende que Reino Unido permanezca en la UE.
La última encuesta de FT muestra que un 43% de quienes respondieron quieren que Reino Unido permanezca, una ventaja mínima frente al 42% de personas que quieren salir.
El propio nivel de aprobación de Cameron también ha caído por debajo del líder laborista Jeremy Corbyn, según la encuestadora YouGov.
Anthony Wells, director de investigación de YouGov, aseguró que el mensaje de Obama podría resonar “muy bien porque él no es un político británico” y que es probable que los británicos “presten atención” a su visión sobre Brexit.
Obama podría particularmente útil sobre los beneficios de seguridad de la membresía en la UE. En la campaña anti UE han buscado utilizar ese tema desde los ataques terroristas en Bruselas en marzo.
Un asesor de campaña de “Permanecer” también dijo que Obama era “el presidente estadounidense más popular (en Reino Unido) de nuestro tiempo”. Agregó: “no está acá para decirle a la gente como votar. Está acá para decirle a la gente lo que piensa”.
La visita de Obama también permitirá que los adherentes de “Permanecer” contrasten a sus sobrios y tradicionales promotores con algunos de los personajes más radicales que apoyan el Brexit, incluyendo al líder del Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP), Nigel Farage, al controversial izquierdista George Galloway y, tácitamente, al presidente ruso Vladimir Putin.
Wells planteó que la táctica era un intento por replicar el referendo europeo que se realizó en 1975 en Reino Unido, que sugirió que la “gente seria” estaba a favor de permanecer, mientras que los que querían salir eran personas “locas, con ojos saltones”.
La campaña de “Salir” ya dejó a un lado su apoyo instintivo a la OTAN y a la relación transatlántica, y lanzó ataques ruidosos en contra de la administración Obama antes de su llegada.
Farage lo llamó el “presidente estadounidense más anti británico que ha existido”, especialmente en comercio. Jacob Rees-Mogg, un parlamentario conservador euroescéptico, aseguró que el secretario de Estado John Kerry y el vicepresidente Joe Biden habían sido “empáticos con el IRA” en los ’80.
Obama no será el primer líder de una gran potencial en llamar a Reino Unido a no salir de la UE. Xi Jinping, el presidente chino, rompió con la reticencia de China de interferir en asuntos de otros países al decir durante una visita al Reino Unido el año pasado que Beijing esperaba “ver una UE próspera y unida” que incluyera al Reino Unido como miembro.
Pese a que el Reino Unido se mantiene como un aliado muy cercano de EEUU, la “relación especial” –una frase trillada que es más importante para las autoridades británicas que para sus pares estadounidenses- ha perdido brillo en años recientes.
Obama tiene una buena relación con Cameron, pero las autoridades británicas y las estadounidenses han expresado que él no tiene la conexión instintiva con Reino Unido que muchos de sus predecesores tuvieron.
Cuando se trata de los líderes europeos, Obama es más cercano a Angela Merkel y admira más a la canciller alemana.
Las grietas debajo de la fachada pública se hicieron evidentes recientemente con la publicación de una extensa entrevista a Obama en la revista The Atlantic, en la cual el presidente criticó el “oportunismo” de los aliados.
La historia concluyó la revelación de que Obama le había dicho a Cameron el año pasado que la “relación especial” se terminaría si el gasto en defensa del Reino Unido bajaba de 2% del PIB. Reino Unido se comprometió desde entonces a esa meta.
Las fricciones entre Washington y Westminster también han crecido por el esfuerzo del gobierno británico de forjar una relación mucho más cercana con China. Cuando el Reino Unido decidió unilateralmente el año pasado unirse al Banco Asiático de Infraestructura, liderado por China, una autoridad estadounidense acusó al Reino Unido de “acomodarse constantemente” a Beijing.