Al final de cada reunión de la junta ejecutiva de Apple, Tim Cook, director ejecutivo, pregunta quién debería ser su sucesor en caso de que "me caiga en la calle o algo así". Es un homenaje a Cook que, después de cinco años al frente de la compañía más valiosa del mundo, un accidente tenga más posibilidades de acabar con él que el descontento de los inversionistas.
Cook se convirtió en el director ejecutivo de Apple en agosto de 2011 en circunstancias trágicas y extremadamente difíciles: justo antes de la muerte de Steve Jobs, el cofundador y genio rector de Apple. Jobs fue, como señaló Cook en una entrevista con el Washington Post, un acto imposible de seguir.
Eso es claro cuando tomamos en cuenta que los primeros cinco años de Cook al frente de la compañía se consideran levemente decepcionantes. Ha presidido los lanzamientos de Apple Watch y Apple Pay, pero aún no ha podido presentar ningún producto tan impactante que supere al iPhone, un dispositivo asombrosamente exitoso que ahora representa casi 70% de sus ingresos.
Es más justo considerar su tiempo en el cargo desde otra perspectiva: Apple no sólo se ha mantenido estable, sino que ha florecido y Cook ha mantenido en gran medida el talento de alto nivel en sus puestos. A diferencia de otras personas que sido sucesoras de fundadores carismáticos y enérgicos, Cook ha impedido que Apple se aparte del camino y ha logrado ampliar su línea de productos.
Cook era conocido antes de la muerte de Jobs como el especialista que mantenía las operaciones globales de Apple y la red de manufacturas funcionando adecuadamente, permitiéndole a Jobs enfocarse en productos nuevos y revolucionarios. Desde entonces Cook ha empleado su cerebro analítico en Apple, asegurándose de que ni el tamaño ni la complejidad se interpongan en el camino del progreso constante.
Muchas cosas pueden salir mal en una compañía, especialmente en una compañía tan grande. Eso explica la reducción del tiempo en los cargos de los principales ejecutivos. Es fácil cometer errores estratégicos mientras se está bajo la presión de los consumidores, los accionistas y los reguladores, o distanciarse de lo que hizo grande a una compañía. El simple hecho de evitar estas trampas durante cinco años es un logro en sí mismo.
Además, Cook ha hecho sentir su presencia personal. Ha desafiado la presión de los accionistas a corto plazo para que aumente sus retribuciones, pues la compañía cuenta con reservas de efectivo de más de US$ 232 mil millones, y se ha opuesto a la idea de que él está allí exclusivamente para servir a sus intereses, en lugar del de los consumidores y la sociedad en general. Ha adoptado posturas fuertes y saludables en cuanto a los temas sociales, incluyendo su declaración de que es homosexual.
Pero éste fue el primer acto de Cook. Para alcanzar una década al mando de la compañía, tiene que hacer más que explotar el potencial del iPhone en nuevos mercados: tiene que presentar su propio producto sorprendente. Hasta ahora, ni el Apple Watch ni los servicios como iCloud y su App Store son ese producto.
Esto es un gran desafío, dado que la especialidad histórica de Apple es, como dice él, "productos increíblemente maravillosos que cambian realmente el mundo de alguna forma", combinando hardware, software y servicios en un solo paquete. Los recientes esfuerzos de la compañía por producir una televisión Apple no han sido fructíferos, y no está claro si desea fabricar su propio automóvil, o simplemente el software para operar otros coches.
Cook era un amigo cercano de Jobs y tiene un arraigado sentido de las cualidades de la compañía. En los cinco años que Cook ha estado al frente de la compañía, ha permanecido fiel al legado de Jobs; en algún momento, deberá superarlo.