San Francisco/Washington
Las mayores empresas estadounidenses de banda ancha han dejado la puerta abierta para cambios dramáticos en sus servicios de Internet de alta velocidad, ya que los reguladores federales derogaron las llamadas regulaciones de neutralidad de la red impuestas por la administración de Obama.
Liderada por Ajit Pai, designado por Trump, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, su sigla en inglés), estableció el mes pasado las bases para derogar oficialmente las reglas de 2015. Ayer, la comisión de la FFC, constituida por cinco personas, aprobó la orden en una votación partidista de tres contra dos, terminando con las regulaciones destinadas a asegurar que todos los servicios de Internet fueran tratados de manera igualitaria.
Pai dijo que derogar las reglas de neutralidad de redes devolvería a Internet a las “regulaciones ligeras” que existían antes de 2015. “No matará a la democracia”, agregó.
Algunos de los mayores operadores de redes han vertido agua fría a las advertencias de que la desregulación llevará a algunos servicios de Internet a ser bloqueados o degradados, y han prometido no tomar ninguna acción drástica que dañe a los servicios online que funcionan dentro de sus redes. Sin embargo, mantuvieron el silencio sobre otros cambios que los críticos dicen que indirectamente socavarían el Internet abierto de hoy.
Comcast, la mayor empresa de cable, reiteró el miércoles una promesa de no bloquear o ralentizar el tráfico en sus redes, y atacó lo que llamó la “desinformación de que es el ‘fin del mundo como lo conocemos’ para Internet”.
Eso fue repetido por AT&T, que dijo a fines del mes pasado que “los reportes sobre la inminente muerte de Internet son exagerados”.
Falta de respuestas
Junto con otras empresas, sin embargo, ambas no descartaron otros arreglos que los críticos dicen podrían tener cambios profundos en la manera en que operan las redes de alta velocidad, y convertir al Internet abierto en algo más, como un sistema de cable donde los consumidores pagan por un paquete particular de canales.
Las empresas hasta ahora han dejado el camino despejado para crear nuevas “vías rápidas” de Internet, que les permitiría dar un tratamiento preferencial a los dueños del contenido, quienes pagan más por un nivel de servicio más alto.
Los opositores argumentan que esta práctica, conocida como “preferencia pagada”, llevaría a una subinversión en las vías lentas a que otros servicios de Internet están consignados, y en particular dañaría a las start-ups disruptivas que no pueden permitirse pagar tarifas mayores. Las empresas de banda ancha también fueron incapaces de responder la pregunta de si darán prioridad a sus servicios internos de videos, una práctica conocida como “preferencia al afiliado”.
Bajo el nuevo régimen desarrollado por Pai, las compañías de banda ancha sólo serán obligadas a publicar sus políticas de redes. Según Pai, eso dará a los consumidores la oportunidad de cambiarse a un proveedor diferente si no están felices, y dejar a la Comisión Federal de Comercio supervisar el comportamiento anticompetitivo.
Sin embargo, una falta de competencia en muchas partes de EEUU, particularmente en áreas menos pobladas, ha dejado a muchos consumidores con pocas opciones.
Cerca de 50 millones de hogares estadounidenses tienen acceso a sólo una empresa de banda ancha que ofrece servicio de alta velocidad. También los críticos advierten que las leyes antimonopolistas son un reemplazo débil para regulaciones específicas, particularmente porque estas se invocan sólo cuando el consumidor haya sido dañado.
La opción de “tómalo o déjalo” que enfrenta la mayoría de los clientes les deja poca ventaja sobre sus proveedores de banda ancha, dijo Allen Hammond, profesor de derecho de Santa Clara University.
Como resultado, las propuestas de la FCC han generado advertencias de que las empresas de redes usarán las nuevas libertades para acelerar su transición desde redes de comunicaciones abiertas a proveedores de entretenimiento integrado.
La FCC argumentó que la desregulación generará una mayor inversión en redes, mejorando los servicios de banda ancha. Pero Roger Ison, residente de Colorado, prevé que las nuevas libertades para priorizar el tráfico hagan que las empresas inviertan en servicios de contenidos premium en áreas acaudaladas, en lugar de asegurar un amplio acceso a un Internet totalmente abierto.