por A. England y J. Blas
El edificio sin descripción que alberga a la sudafricana Public Investment Corporation (PIC) en Pretoria da pocas indicaciones de su poder. Desde su interior, Elias Masilela controla cerca de
US$ 150.000 millones y está cada vez más orientado a las inversiones en toda África.
El Sovereign Wealth Fund Institute, una consultora estadounidense, publicó el año pasado una lista de los “ejecutivos inversionistas públicos más impactantes e importantes” del mundo. Ubicado entre ejecutivos petroleros de Noruega y Abu Dhabi estaban los de fondos estatales chinos y kuwaitíes. Pero había uno que destacaba: Masilela. El CEO de PIC se ubicó en el puesto 14 de 100.
El ascenso de PIC marcó la rápida alza de una entidad que en gran parte de sus 103 años de historia era poco conocida fuera de su país natal. Pero se ha convertido por lejos en el mayor administrador de activos de África y puede igualar el poder de fuego de los más conocidos fondos soberanos de Medio Oriente, como la Autoridad de Inversión de Qatar.
A diferencia de sus pares estadounidenses, que son vistos como firmas privadas manejando dinero de pensiones públicas, PIC a veces lucha para sacarse la percepción de que las consideraciones políticas como las financieras guían sus decisiones de inversión.
Hasta hace poco, había poco interés en PIC fuera de Sudáfrica, porque invertía todo su dinero en el mercado local. Pero el ente está demostrando su fuerza ahora, buscando particularmente oportunidades en África.
El cambio en el foco está siendo seguido de cerca por otros administradores de activos, banqueros y compañías. “Están viendo la región de África subsahariana como un gran blanco”, afirma Amadou Sy, socio de Brookings Institution. “África es apto para dinero paciente; tienen un horizonte a largo plazo”.
A medida que PIC expande su huella en esta zona, puede esperar un mayor escrutinio, en particular de los gobiernos vecinos, y probablemente más desafíos en una región donde pocas compañías transan y a los mercados les falta bastante liquidez.
Los retos significan que está tomando un enfoque gradual sobre su viaje foráneo, luego de una decisión de 2010 de alterar su mandato para invertir hasta 10% de sus activos fuera de Sudáfrica. La mitad de esos
US$ 15 mil millones está siendo desplegado en títulos y bonos globales con la ayuda de administradores como BlackRock. Pero es con la otra mitad que PIC pretende involucrarse, ya que apunta específicamente a inversiones en África subsahariana.
Hasta ahora, la presión más allá de sus fronteras ha sido modesta. Masilela asegura que el fondo ha invertido “cerca de 6,5% a 7%” de sus activos en el extranjero, muy por debajo de los niveles de incursión foránea de otros fondos de pensión pública y fondos soberanos. Pero con el tiempo la meta en el exterior podría crecer, permitiendo que el fondo despliegue más dólares fuera de su hogar.
“Tenemos un enorme apetito por el continente”, declaró Masilela.
Contribución a su país
PIC tiene un mandato de contribuir al desarrollo económico mientras el gobierno sudafricano busca corregir los enormes desequilibrios económicos creados por décadas de gobierno blanco y discriminación bajo el apartheid y el colonialismo.
En el cumplimiento de la última parte de su mandato, PIC ha invertido fuertemente en infraestructura. Es el mayor inversionista en la red de caminos del país y ha entregado variados fondos.
PIC ha llamado la atención con su postura activista provocando controversia, y, en algunas instancias, sus tomas de decisiones y motivos han sido cuestionados.
Brian Molefe, el predecesor de Masilela, se ganó su reputación por usar PIC como una plataforma para retar a las compañías sudafricanas por el lento ritmo de transformación racial.
Los inversionistas pueden estar seguros de que PIC no tendrá miedo en defender lo que considera que está dentro de los mejores intereses del país. Es una visión con la que Cynthia Carroll, la primera ejecutiva no sudafricana del grupo minero Anglo American, probablemente concordaría. Pocos han sentido la ira de PIC públicamente. Cuando anunció su renuncia bajo la presión de los inversionistas en 2012, PIC -el mayor accionista de la empresa minera- aprovechó la oportunidad para ofrecer una crítica pública y la devastante actuación de Carroll.
Hace poco causó controversia con la oposición en un intento por parte de CFR Pharmaceuticals, un grupo chileno, de adquirir Adcock Ingram, una empresa sudafricana que lucha, por 12.800 millones de rands
(US$ 1.200 millones), ayudando a echar por tierra el acuerdo.
Los defensores de la adquisición, dijeron que la resistencia de PIC envía un peligroso mensaje a otros posibles inversionistas extranjeros. PIC respondió que apoya la inversión extranjera siempre que tenga “beneficios predecibles a largo plazo para la economía sudafricana”, citando como ejemplos la adquisición del banco Absa de parte de Barclays y el acuerdo de Walmart para comprar una participación mayoritaria en Massmart, un minorista de Sudáfrica.