¿Qué es lo único bueno acerca de la pobre confianza del consumidor mexicano? Que debe ayudar a evitar que el debilitamiento del peso del país alimente la inflación.
En este momento, todos los ojos están puestos en el peso, después de que las autoridades monetarias iniciaron el miércoles un nuevo programa de intervención para tratar de calmar la volatilidad y garantizar la liquidez conforme el dólar estadounidense se fortalece más y más.
Luis Videgaray, ministro de Hacienda, señaló que el peso recientemente ha estado cayendo constantemente, y se ha hundido un 4.8 por ciento desde el inicio de este año y 1.7 por ciento solamente desde el 6 de marzo. Sin embargo, se apresuró a señalar que las caídas del peso son mucho más pequeñas que las del euro, y que el peso se ha fortalecido frente a otras monedas.
Es un hecho que los mexicanos no están acostumbrados a que un dólar estadounidense cueste cerca de 16 pesos, y hay expectativas de nuevas caídas antes de que la Reserva Federal de EEUU suba las tasas de interés – lo cual se espera en los próximos meses. Pero hasta ahora, la debilidad del peso no ha afectado demasiado los precios.
Los precios al consumidor en febrero cayeron a su mínimo histórico en nueve años, lo cual refleja los costos más bajos de las telecomunicaciones y la energía, consecuencia de las reformas estratégicas que el gobierno ha impulsado. Hasta el momento, el impacto de las importaciones más caras como resultado de la depreciación del peso no ha elevado la inflación.
Y parece que los mexicanos no sienten muchas ganas de abrir sus billeteras y comenzar a gastar dinero – lo cual podría ser bueno en estos momentos. Los datos de confianza del consumidor publicados la semana pasada mostraron una ligera mejora en febrero, pero las grandes caídas en enero y diciembre siguen señalando un panorama mixto.
Como escribió en su momento Alberto Ramos, de Goldman Sachs, la confianza del consumidor sigue estando por debajo de su pico de enero de 2013.
¿Entonces todo está bajo control? Quizás por ahora, pero hay riesgos, como Daniela Ruíz Zárate, de Monex, le dijo al Financial Times. Sin dudas la debilidad de la moneda se ha dejado sentir en los precios de las mercancías importadas, dijo, y señaló que "en los dos últimos conjuntos de cifras, ha sido casi el doble del nivel esperado", pero los menores costos de la energía y las telecomunicaciones han mantenido las cosas bajo control.
El peso debe prepararse para un viaje agitado durante algún tiempo más, aunque algunos economistas creen que el Banco de México no debería permanecer tranquilo y esperar a que la Reserva Federal aumente los intereses, sino que debe actuar y subir las tasas del mínimo histórico del 3 por ciento en que se encuentran.
Como escribió Alfredo Coutiño, director para América Latina de Moody's Analytics, en una nota de investigación: "El aumento inminente de las tasas en EEUU está generando presiones sobre las tasas en México. Si México no aumenta las tasas de antemano, el mercado interno de bonos perderá competitividad y generará una más intensa fuga de capital".