Por Sam Fleming
A comienzos de 2011, sólo semanas después de que comenzara un trabajo en Washington, Nemat Shafik vio en televisión a su jefe esposado después de ser detenido en un vuelo de Air France.
El jefe en cuestión era Dominique Strauss-Kahn, el entonces director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI). Su arresto por acusaciones de abuso sexual catapultaron a Shafik al centro de la crisis de la eurozona cuando se vio forzada a reemplazar al francés en reuniones de alto riesgo en la cúspide de las negociaciones de la crisis de deuda.
Los colegas dicen que Shafik, -conocida por el apodo Minouche- aguantó su bautizo de fuego como vice directora gerente del FMI gracias a su capacidad para asumir con la velocidad del rayo un temple frío ante las crisis.
Ella necesitará de esas cualidades en abundancia a fines de este año, cuando cambie Washington por Londres y se una al Banco de Inglaterra (BoE), una institución de 300 años que está en medio de su propio período de turbulencia.
En el recién creado puesto de gobernador para mercados y banca, Shafik será responsable de abordar un escándalo de tipo de cambio, el que ha gatillado una investigación interna por reclamos de que las autoridades monetarias inglesas hicieron la vista gorda a la manipulación del mercado. Shafik, quien nació en Alejandría y tiene nacionalidad egipcia, estadounidense y británica, será la primera mujer en ocupar un puesto senior desde que la vice gobernadora Rachel Lomax dejó el banco hace seis años.
“Será un trabajo duro en el BoE, pero ella tiene la capacidad de análisis y la personalidad para manejarlo de manera brillante”, dijo Alessandro Leipold, una ex autoridad del FMI.
El rol de Shafik en el corazón del centro financiero de Europa marcará un cambio en la dirección para una mujer que pasó gran parte de su carrera luchando contra la pobreza en el campo de la economía del desarrollo, primero en el Banco Mundial como la vicepresidenta más joven de la historia y luego en el departamento de desarrollo internacional (Dfid) del Reino Unido, donde llegó a ser la oficial de más alto rango en 2008. Con poca experiencia en mercados financieros, enfrenta una empinada curva de aprendizaje.
Mujer de acero
Pero quienes la conocen dicen que Shafik combina encanto y una fuerte ambición. En palabras de Sir Suma Chakrabarti, su ex jefe en Dfid y ahora titular del Banco Europeo para la Reconstrucción y Desarrollo, “hay acero dentro del guante de terciopelo”.
El nombramiento de otra autoridad no nacida en Reino Unido en un alto cargo (el gobernador del BoE, Mark Carney, es canadiense) es prueba del poder de empuje global de la City, incluso cuando la xenofobia está creciendo en la política del país.
Su padre -un científico- y su madre viajaron de Egipto a Estados Unidos en los años ‘60 durante la ola de nacionalizaciones del general Gamal Abdel Nasser, y la familia volvió cuando ella era una adolescente. Aunque escogió estudiar su primeros cursos política y economía en Estados Unidos, sus antecedentes egipcios fueron formativos. “Cuando vives en un país pobre, estás rodeado de pobreza, el interés natural en por qué algunas personas tienen y otras no siempre está presente”, señaló Shafik.
Su carrera profesional y académica la ha llevado a cruzar el Atlántico. Pero sus amigos indican que ella da la impresión de ser más europea que estadounidense, y que su movida en el BoE fue en parte una respuesta al deseo de su familia de volver al Reino Unido. En el FMI a ella le gustaba mantenerse en contacto con el Reino Unido, escuchando programas de la BBC todas las mañanas.
Los estudios de postgrado de Shafik en el Reino Unido en los años ‘80 -primero en la London School of Economics y luego en la Universidad de Oxford- la llevaron formar parte de una red de futuras personas exitosas como Sir Suma, Sir Jeremy Heywood, ahora secretario del gabinete, y Jonathan Portes, ahora director del Instituto Nacional de Investigación Social y Económica.
En 1990, Shafik se unió al Banco Mundial en Washington donde ella conoció a su primer marido, Mohamed El-Erian, que formaba parte del FMI. Ella y El-Erian, que hasta enero era considerado el más probable sucesor de Bill Gross en Pimco, fueron parte del grupo de moda en la capital.
Una persona que los conoció bien comentó que, como Bill Clinton, ella era capaz de hacer sentir a alguien que era la persona más importante en el lugar.
Shafik se casó con Raffael Jovine en 2002. La pareja tuvo gemelos y es madrastra de otros tres niños. En 2004 ella volvió a Reino Unido para trabajar bajo las órdenes de Sir Suma en el Dfid. El departamento, cuyo presupuesto fue radicalmente expandido bajo la administración del laborista Tony Blair, fue un imán para atraer a empleados públicos jóvenes y brillantes que estaban ansiosos por hacer un aporte.
Portes destaca que para Shafik el paso desde la cultura informal de Dfif -donde los guardias de seguridad se llamaban por el primer nombre con las altas autoridades- al más jerárquico FMI fue una sacudida. “Cuando ella llegó al FMI, tuvo una terrible lucha para tratar que la gente la llamara Minouche en vez de señora Shafik”.
Junto con Christine Lagarde, quien reemplazó a Strauss-Kahn, ha jugado un rol en el intento de reformar una institución con una reputación de rígida y dominada por los hombres. Esto le sirvió en los salones de mármol en el BoE, donde Carney ha descrito la escasez de mujeres en altos cargos en comités clave como “sorprendente”. Ella será la primera miembro mujer del comité que integrará por cuatro años y sólo la segunda en servir como vice gobernadora.
Una persona cercana a Shafik se pregunta si los jefes del BoE se dan cuenta de la “formidable operadora” que están a punto de tener. Carney quizá sólo lleve sólo ocho meses de su período de cinco años, pero no será mucho tiempo antes de que comience la batalla por el próximo gobernador.