Últimamente, la dramaturga Moira Buffini ha estado jugando muchos videojuegos. Las horas pasadas dominando la consola son parte de la investigación. Junto con el músico y compositor Damon Albarn, Buffini escribió wonder.land, un nuevo musical inspirado en Las Aventuras de Alicia en el País de las Maravillas que encabeza el Festival Internacional de Manchester este año. En su versión, dirigida por Rufus Norris, director artístico de National Theatre, el País de las Maravillas se convierte en un juego en línea. Es una acción, explica Buffini, que actualiza el misterioso clásico de Lewis Carroll (que celebra su aniversario 150 este año) a la era digital: “el hoyo de conejo en el que desaparecen los niños hoy es Internet”.
Ciertamente es un encaje acertado. Como el País de las Maravillas, el mundo virtual está habitado por criaturas fantásticas. La identidad puede ser fluida, los juegos en línea siguen reglas elaboradas y nada es lo que parece. Y el tema calza con una de las preguntas más profundas de la historia: ¿dónde queda exactamente el País de las Maravillas?
Recientemente de Tim Price exploró el mundo del hackeo en línea en Teh Internet is Serious Business, James Graham examinó las actitudes cambiantes sobre qué es personal y qué es público en la era digital en Privacy y Jennifer Haley investigó el impacto que el comportamiento “sin consecuencias” en un ambiente virtual puede tener en el razonamiento moral con The Nether. Cada uno demostró que la fricción entre lo virtual y lo físico puede ser muy reveladora. El teatro, como un foro común, es un excelente lugar para discutir los nuevos desafíos que enfrentamos y explorar lo que podríamos llamar moralidad virtual.
Buffini dice que wonder.land abordará algunos de los aspectos más preocupantes de Internet para niños, pero no es un show negativo. En vez de eso, busca evocar y celebrar la maravilla de este invento volátil: las oportunidades de evadirse, ingenio, diversión y creatividad y la facilidad con que los jóvenes se deslizan entre aviones reales y virtuales.