Existe una fuerza dominante en China con tentáculos que llegan profundamente a la vida de todos. Esa fuerza no es el Partido Comunista, cuya influencia en los asuntos diarios de la gente –aunque muy real– ha declinado y puede parecer casi invisible para aquellos que no buscan ir en contra del sistema.
La fuerza más disruptiva en estos días está encarnada por los tres grandes grupos de Internet: Baidu, Alibaba y Tencent, conocidos colectivamente como BAT, que han puesto de cabeza a gran parte de China en sólo un par de años. Ant Financial es un buen ejemplo. La semana pasada, completó una recaudación de fondos que valoró a la compañía en entre US$ 45 mil millones y US$ 50 mil millones. La firma opera Alipay, un sistema de pagos online que maneja cerca de US$ 800 mil millones en transacciones electrónicas al año, tres veces más que Paypal, su equivalente estadounidense.
Ese sistema, una parte esencial de la arquitectura financiera y de retail del país y algo familiar para casi todos los chinos, no es creación del PC. Fue inventado por Jack Ma, el fundador de Alibaba. Ma estableció el sistema hace una década como la columna vertebral de Taobao, su negocio consumidor a consumidor. El nombre significa literalmente “buscando tesoros”, algo que Ma, uno de los hombres más ricos de China, claramente ha encontrado.
Alibaba maneja 80% del e-commerce de China, según iResearch, una consultora de Beijing. Esa es una posición monopolística con la que incluso el PC, con sus 87 millones de miembros de una población de 1.300 millones, sólo puede soñar.
Cierto, el PC aún regula dónde vive la gente (en la ciudad o el campo), qué publican (aunque menos qué dicen) y cuántos niños tienen (aunque la política de hijo único se está desvaneciendo rápidamente).
Las compañías de Internet de China, por otro lado, tienen más influencia sobre cómo la gente compra, invierte, viaja, se entretiene e interactúa socialmente.
Las firmas BAT, que dominan la búsqueda, el e-commerce y los medios sociales y juegos, junto con otros advenedizos, como Xiaomi, una empresa fundada hace cinco años que ha sido pionera en el smart-
phone de US$ 50, están cambiando drásticamente cómo vive la gente.
Cuando se piensa en la Internet china, se tiende a pensar en la influencia arrogante del Estado a través de la censura. Sin embargo, Internet también es una fuerza liberalizadora que está desatando la energía emprendedora, aplicando las fuerzas del mercado en diversas esquinas de la economía y expandiendo el rol del sector privado a costa de las arraigadas compañías estatales. En la economía nominalmente controlada de China, el sector privado superó hace tiempo al Estado como el motor de crecimiento. Según Edward Tse, consultor de administración y autor de China’s Disruptors, esto ha resultado en la “aparición de un nuevo grupo de líderes empresariales emprendedores... la mayoría operando con poca influencia o apoyo directo del gobierno, y todos transformando sus industrias”. Él estima que las firmas privadas representan tres cuartos del PIB nacional. En 2013, China tenía cerca de 12 millones de empresas privadas y 42 millones de compañías familiares frente a 2,3 millones de firmas estatales.
En la vanguardia están las empresas tecnológicas en general y las de Internet en particular. Como en todas partes, en China los mundos online y offline están chocando.
Aplicaciones de taxi como Didi Dache, respaldada por Alibaba y Tencent, han aplicado las fuerzas del mercado donde los precios eran previamente fijados por el Estado. Están amenazando lucrativos monopolios locales de taxis, provocando medidas severas y protestas por parte de los conductores en varias ciudades.
En finanzas, donde las tasas de depósitos son reguladas por el Estado, las compañías BAT y otras están ofreciendo productos de ahorro e inversión con tasas mucho mejores. Yue Bao (“tesoro de sobras”), un fondo de money-market distribuido por Alibaba en Alipay, ha acumulado activos de casi 600 mil millones de yuanes en menos de dos años. Beijing, que quiere liberalizar la banca gradualmente, está permitiendo que estas empresas catalicen el cambio.
Las autoridades no siempre están seguras de cómo regular a estas poderosas nuevas compañías. Pero uno debe asumir que, si la cosa se pone seria, ellas podrían paralizar incluso a la firma privada más grande. Sin embargo, Alibaba y Baidu están tan incrustadas en la vida de las personas que incluso el poderoso PC podría tener que pensarlo mucho.