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La rentabilidad está matizada por los riesgos en los países "MINT"

México, Indonesia, Nigeria y Turquía tienen sus problemas, pero aún pueden emocionar a los inversionistas.

Por: Gideon Rachman | Publicado: Martes 27 de septiembre de 2016 a las 04:00 hrs.
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En 2014, cuando se popularizó por primera vez la idea de los países "MINT", el acrónimo parecía una ingeniosa manera de atraer capital internacional. Los inversionistas de mercados emergentes estaban familiarizados con los "BRICS": Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Las naciones MINT: México, Indonesia, Nigeria y Turquía compartían muchas de las características que habían generado primeramente interés en los BRICS: rápido crecimiento económico, grandes poblaciones y grandes clases medias emergentes.

Los escépticos señalaban que había diferencias significativas entre los países MINT. México y Turquía, con un PIB per cápita de más de US$ 10.000 este año, según el Banco Mundial, son mucho más ricos que Indonesia y Nigeria, donde la cifra es de menos de US$ 4.000. No obstante, la propuesta central — que los países MINT eran importantes mercados con gran potencial — fue muy creíble hace dos años.

Sin embargo, este año los países MINT parecen menos atractivos y las características comunes que los vinculan parecen más problemas que oportunidades. México, Indonesia y Nigeria son todos importantes productores de petróleo en una época de bajos precios del petróleo. La violencia y la inestabilidad política son también titulares en todos los países MINT. Nigeria, Turquía e Indonesia han padecido ataques terroristas islamistas. México también ha sufrido la violencia, pero, en su caso, relacionada con las drogas en lugar del terrorismo. Los dirigentes políticos de las naciones también han sido motivo de crítica.

Sin embargo, hay una seria diferencia en la magnitud de los problemas involucrados. Los indonesios se vieron sorprendidos al inicio del año por un ataque yihadista del Estado Islámico en Yakarta que cobró la vida de ocho personas, incluyendo la de cuatro presuntos atacantes. Pero Turquía, que está sufriendo la secuela de la guerra civil de Siria, tiene problemas de terrorismo más graves. Desde junio de 2015, se han producido 15 ataques importantes en todo el país — de los cuales se ha culpado al Estado Islámico y a militantes de los grupos kurdos — que han matado a más de 330 personas. Algunos han afectado lugares muy conocidos, como el ataque en el aeropuerto de Estambul en junio.

En Nigeria, se estima que Boko Haram ha cobrado más de 400 vidas en 2016 en la guerra y los ataques terroristas. Se considera que casi 250 mil niños sufren de malnutrición en las zonas donde Boko Haram ha perturbado el comercio.

Mientras tanto, la tasa de homicidios en las guerras de las drogas en México también ha aumentado este año y se cree que es de más de 50 muertes al día. Este tipo de estadísticas ha socavado la posición pública del presidente de México, Enrique Peña Nieto, quien ha introducido importantes reformas en los sectores de la electricidad y el petróleo, pero ha ganado muy poca popularidad duradera como resultado de ello. Sus índices de aprobación han caído a niveles mínimos históricos.

En el mes de agosto, en un esfuerzo inoportuno por revivir su popularidad, Peña Nieto organizó una reunión con Donald Trump, el candidato presidencial estadounidense famoso por su retórica antimexicana. La reacción contra la visita del Trump provocó la dimisión de Luis Videgaray, el ministro de Hacienda mexicano, a quien se culpó de hacer la invitación. La posibilidad de una presidencia Trump y la crisis que podría provocar en las relaciones mexicano-estadounidenses ensombrecerán cualquier otro tema en México este año.

Los presidentes de Indonesia y Nigeria también han sido criticados. Existen ciertas similitudes entre Joko Widodo (conocido como Jokowi) de Indonesia y Muhammadu Buhari de Nigeria. Ambos llegaron al poder con una reputación de políticos honestos en países corruptos. Ambos han mantenido su reputación de honestidad, pero también han sido acusados de ser administradores mediocres y tímidos reformadores económicos.

El caso aislado en este grupo de presidentes de países MINT es Recep Tayyip Erdogan de Turquía. A simple vista, parece ser el líder más amenazado. Este verano, su gobierno a duras penas sobrevivió a un intento de golpe de estado en el que murieron más de 250 personas. Sin embargo, una vez que el golpe hubo fracasado, y hubo desatado una feroz represión contra sus oponentes, la estatura política nacional de Erdogan mejoró, al menos inicialmente.

Sin embargo, aunque todo este drama político ha atraído la atención mundial sobre Erdogan y Turquía, también presenta una imagen de inestabilidad que puede interesar a los inversionistas. La importantísima industria turística de Turquía ha sido dañada por el terrorismo y el deterioro de las relaciones con Rusia.

En Indonesia, en cambio, los problemas con el yihadismo no han mellado el comercio turístico y la violencia relacionada con las drogas en México en gran medida ocurre lejos de las zonas turísticas.

Nunca se pensó que la inestabilidad política fuera uno de los argumentos de ventas de los países MINT. Pero es importante recordar las diferencias en las situaciones de las cuatro naciones. La leve decepción que los indonesios sienten actualmente por el lento ritmo de las reformas de Jokowi es completamente diferente al pánico en que está sumida Nigeria conforme la economía sufre los bajos precios del petróleo.

De los países MINT, Nigeria es excepcionalmente vulnerable a las fluctuaciones de los mercados energéticos mundiales. En los últimos años, los ingresos petroleros han representado hasta el 70 por ciento de los ingresos del gobierno. En cambio, México se ha diversificado y el petróleo ahora representa aproximadamente 20% de los ingresos del gobierno central.

La economía nigeriana, que creció 10% en 2010, entró en su primera recesión en 25 años este año. La situación económica de los otros países MINT luce mucho más segura. Se espera que todos registren un crecimiento económico positivo, con un 5 por ciento para Indonesia, aproximadamente 3,4% para Turquía y poco más de 2% para México. Estas cifras aún pueden motivar el interés de los inversionistas que buscan rentabilidad en un mundo de bajo crecimiento.

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