Grecia solicitó ayer formalmente un nuevo rescate por tres años del fondo de rescate de la zona euro y prometió implementar reformas de pensiones y tributaria tan pronto como la próxima semana a medida que buscaba convencer a los acreedores de que es serio sobre un acuerdo.
Después de que los líderes del bloque le dijeran que tenía que alcanzar un acuerdo a fines del domingo o enfrentar la salida del euro, Atenas afirmó que hoy presentará en detalle “una agenda de reformas extensa y específica”.
Funcionarios senior de todos los ministerios de Finanzas de la región que conforman el poderoso “grupo de trabajo del euro” discutieron la solicitud en una conferencia telefónica ayer por la noche, según funcionarios.
Alexis Tsipras, el primer ministro griego, les aseguró a los legisladores de la UE que él buscaría un compromiso con los acreedores de Atenas antes del fin de semana, pero advirtió que cualquier pacto no debe añadir más dificultades económicas al país.
Tsipras sostuvo ante el Parlamento Europeo que ambas partes en las negociaciones han “recibido un llamado a producir un compromiso justo”. Pero él argumentó que un acuerdo sin un respaldo público dentro de Grecia sería inútil.
“Mi país ha sido transformado en un laboratorio de austeridad. Este experimento no ha sido un éxito”, declaró. “Exigimos un acuerdo con nuestros vecinos, uno que nos dé una señal de que estamos saliendo de la crisis que demostrará la luz al final del túnel”.
El discurso medido, pero firme, de Tsipras llegó a medida que el futuro del sistema bancario de la nación se mantenía en riesgo.
El Banco Central Europeo mantuvo su salvavidas de liquidez para los bancos griegos justo por debajo de 89 mil millones de euros ayer en la tarde.
Pero Christian Noyer, jefe del Banco de Francia y un reconocido moderado en el consejo gobernador del BCE, dio la advertencia más explícita hasta ahora de que los banqueros centrales estaban preparados para cortar los préstamos de emergencia a los bancos griegos si no se logra una solución el fin de semana.
Sin los préstamos de emergencia del banco central, los cerrados bancos griegos colapsarán, obligando a Atenas a imprimir una nueva divisa para reabrirlos.
“La economía griega está al borde de la catástrofe, absolutamente necesitamos un acuerdo el domingo”, aseveró Noyer a la radio francesa ayer en la mañana. “Es la última fecha límite, después de eso será muy tarde”.