Jack Lew, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, declaró ayer la victoria de la campaña de Washington para que las economías más importantes del mundo adopten estímulos fiscales, al asegurar que habían cedido a los reiterados argumentos de EEUU para priorizar el crecimiento por sobre la austeridad.
En su discurso, previo a la última cumbre del G20 del presidente Barack Obama en China a fines de esta semana, Lew dijo que el “consenso” se había formado alrededor de la posición estadounidense sobre la necesidad de que los países “utilizaran todos los instrumentos” incluyendo reformas monetarias, fiscales y estructurales.
Eso, dijo, se ha venido reflejando en las medidas que se han tomado en el transcurso de este año en Canadá, China, Corea del Sur, Japón y partes de Europa donde gobiernos estaban impulsando el gasto o retrasando los aumentos de impuestos.
“El G20 ya no está discutiendo crecimiento frente a la austeridad, sino más bien cómo emplear mejor la política fiscal para apoyar nuestras economías, y cada vez más sobre la forma de asegurarse que los beneficios del crecimiento se distribuyan de manera más amplia, sin dejar de centrarse en políticas fiscales sostenibles a largo plazo”, dijo ayer.
Pero en la cumbre del G20 en Hangzhou, Obama también presionará a sus homólogos a hacer más y a dar seguimiento a los compromisos que se hicieron a principios del verano (boreal) por parte de los jefes de Finanzas.
“Es necesario hacer más, pero hemos tenido un progreso real”, dijo Lew.
Discusión de larga data
La discusión sobre la política fiscal ha sido una característica habitual de las cumbres del G20 en los últimos años, con Alemania en particular resistiéndose a la presión de EEUU y del Fondo Monetario Internacional (FMI) para gastar más con el fin de impulsar el crecimiento.
Un llamado de atención a principios de año por parte del FMI, para acciones más coordinadas del G20 con el propósito de inyectar más vida a una economía mundial en retroceso, fue rápidamente anulada por Wolfgang Schäuble, el ministro de Finanzas alemán, quien argumentó que el “modelo de crecimiento financiado con deuda ha llegado a su límite”.
Efecto Brexit
Lew reconoció que muchos de los miembros del G20 aún no estaban dispuestos a unirse a la tendencia de la necesidad de medidas fiscales para impulsar el crecimiento. Pero sus acciones apuntaron a un cambio, dijo, citando como ejemplo la decisión del Reino Unido de abandonar las restricciones fiscales tras el voto en junio a favor del Brexit.
El G20, aseguró, había demostrado su eficacia tras los efectos de la consulta con su respuesta coordinada para ayudar a calmar los mercados financieros. También apuntó que EEUU continúa confiado en que China estaba cumpliendo con su compromiso de permitir que las fuerzas del mercado jueguen un papel importante en la determinación del valor de su moneda, el yuan.
La tensa relación económica de EEUU con China y los alegatos de que Beijing ha manipulado con el tiempo su moneda para ganar ventaja económica, han sido una característica de la campaña presidencial.
Las presiones del mercado ahora están haciendo caer el valor del yuan, dijo Lew, y EEUU necesita aceptar eso.
Sin embargo, la prueba real del compromiso de Beijing todavía queda por delante, y sólo llegará cuando los mercados presionen hacia el otro lado y provoquen una apreciación de la moneda china, dijo.