La economía de China creció a su ritmo más lento en seis años en el primer trimestre, frenada por la desaceleración de la construcción y la manufactura con el gobierno buscando reformular el modelo de crecimiento del país.
El crecimiento de China apuntaló a la economía mundial durante la crisis financiera, pero se ha ido ralentizando año tras año desde 2011, afectando a todo, desde el precio del mineral de hierro hasta las ventas globales de los artículos de lujo.
Para los mercados emergentes que dependen de la demanda china por sus commodities, la ralentización se suma a la tensión a medida que se preparan para el efecto de una subida de las tasas de interés de Estados Unidos prevista para este año.
El PIB de China creció 7% en los tres primeros meses de 2015 en comparación con el mismo período del año anterior, dijo la Oficina Nacional de Estadísticas, la expansión trimestral más débil desde el peak de la crisis financiera mundial a principios de 2009. La economía de China creció 7,3% en el cuarto trimestre de 2014.
Beijing había anunciado un objetivo de crecimiento de "alrededor de 7%" para 2015. "Tenemos la capacidad de mantener el funcionamiento económico dentro del rango adecuado", dijo el ministro Li Keqiang al Financial Times en una entrevista el mes pasado. "Esto no va a ser fácil, pero vamos a hacer todo lo posible y lo podemos hacer", agregó en su primera entrevista con un medio de comunicación occidental desde que asumió el cargo hace dos años.
Una desaceleración económica en China no sólo es vista como inevitable sino como necesaria en un país que trata de pasar de su tradicional dependencia de las industrias fabriles hacia el consumo y los servicios domésticos.
Sin embargo, los políticos quieren evitar una brusca desaceleración que podría causar que aumente el desempleo y desencadenar en incumplimientos que amenazarían la estabilidad financiera. El Banco Popular de China ha reducido las tasas de interés en dos ocasiones desde noviembre en un esfuerzo por estimular la inversión mediante la reducción de los costos de endeudamiento.
Otros reportes separados ayer se sumaron a la imagen de la desaceleración. La producción industrial e expandió 5,6% en marzo, un mínimo histórico y muy por debajo del piso anterior de 6,8% en enero y febrero.
Los analistas esperaban un avance de 7%. "La gran sorpresa es que la producción industrial es muy débil. Sin embargo, el sector de servicios se mantiene bastante bien", dijo Zhu Haibin, economista jefe para China de JPMorgan en Hong Kong. "Si nos fijamos en el lado positivo, esto demuestra que el reequilibrio continúa. Pero destaca el riesgo a corto plazo procedente de la manufactura y los bienes raíces".
La inversión en activos fijos, que incluye el gasto en infraestructura, equipamiento industrial y construcción, creció a un mínimo de catorce años de 13,5% en el año hasta marzo, frente al 13,9% de los dos primeros meses.
¿Cómo afecta al resto?
Las medidas de estímulo de China han detenido la apreciación del yuan y aumentado los temores de fuga de capitales, lo que agravaría las distorsiones ya causadas por los inversionistas inmobiliarios chinos.
Las ventas minoristas de marzo crecieron 10,2%, un mínimo de nueve años, sugiriendo más problemas para empresas como Prada y LVMH. Ambas ya se han visto afectadas por las campañas de austeridad y lucha contra la corrupción de Xi Jinping.
Mientras, las empresas mineras australianas luchan por la supervivencia cuando los precios de los commodities se desmoronan.