La farmacéutica canadiense Valeant dijo ayer que su presidente ejecutivo renunciará y culpó al ex director de finanzas de las irregularidades contables en un momento en que lucha para detener el default de la deuda en medio de amargas luchas internas.
La salida de Michael Pearson llegó después del colapso de las ya golpeadas acciones en la última semana, cuando los inversionistas hundieron los títulos después de que se elevara la posibilidad de incumplimiento de sus más de US$ 30 mil millones de deuda y el lanzamiento de una chapucera proyección de ingresos.
Pearson llegó a Valeant en 2012, cuando era una pequeña farmacéutica, y la convirtió en una de las mayores fuerzas a nivel global a través de una serie de adquisiciones alimentadas por deuda. Pero la compañía ha ido de crisis en crisis desde que el año pasado los vendedores en corto le acusaron de fraude y los políticos afirmaron que estaban desplumando a los clientes.
El ejecutivo mantendrá el cargo hasta que el grupo le encuentre un sucesor, mientras que el gestor de fondos de cobertura Bill Ackman, uno de los principales inversionistas, se suma al directorio.
Valeant tomó el inusual camino de culpar al ex director de finanzas Howard Schiller de dar información correcta al auditor, PwC, lo que ha derivado en el envío de información errónea al regulador estadounidense.
Schiller, que sigue siendo director de la firma, devolvió el golpe enviando una agresiva declaración y comprometiéndose a seguir en la compañía aunque se le ha pedido que renuncie. "En ningún momento realicé ninguna conducta impropia que se relaciones con cualquier replantamiento de los ingresos que la compañía esté considerando".
Los analistas definen ya la situación como un "pelotón circular de fusilamiento" y subrayan la falta de liderazgo.Las acciones subieron 8,5% ayer en Nueva York, impulsando el valor de la compañía a US$ 9 mil millones, un décimo de lo que la farmacéutica llegó a valer en el máximo alcanzado en el verano (boreal).