Eslovaquia intensificó hoy sus esfuerzos
diplomáticos para tratar de habilitar dos vías de acceso al gas
ruso, a través del gasoducto Jamal y por medio del canje de
combustible con Ucrania.
Eslovaquia, que ha puesto en vigor un severo mecanismo de
regulación del consumo de dicho combustible, necesita urgentemente
asegurarse un suministro diario de 20 millones de metros cúbicos de
gas.
De lo contrario se aplicaría un ajuste mayor del consumo, que
supondría el cierre completo en las entregas de gas a grandes
empresas, y que las estaciones de generación de calor reduzcan su
capacidad al 70%, con lo que en los hogares las
temperaturas podrían situarse en la franja entre 15 y 18 grados,
según distintas estimaciones.
El primer ministro, Robert Fico, se desplazó a Praga en una
visita de carácter extraordinario para sondear si es posible
utilizar el gasoducto Jamal, que atraviesa Bielorrusia y Polonia, y
que suministra carburante a Alemania y Francia.
Esta vía, por la que fluyen 80 millones de metros cúbicos
diarios, requiere que Berlín y París cedan parte de sus suministros
de gas.
El presidente eslovaco, Ivan Gasparovic, trata hoy en Kiev con su
homólogo, Victor Yúschenko, de impulsar el proyecto eslovaco de
"canje".
Bratislava ha solicitado hoy en Kiev 22 millones de metros
cúbicos diarios de las reservas ucranianas, y a cambio la rusa
Gazprom suministraría esa misma cantidad a la red interna de la
gasística estatal Naftogaz.
Son los eslovacos los que deben garantizar a Ucrania ese
reabastecimiento de carburante.
"Hemos venido con un solo objetivo. Nuestra situación es
verdaderamente seria. El canje entre Rusia, Ucrania y Eslovaquia es
la única salida posible de esta negociación", indicó Gasparovic.
"No sólo Eslovaquia sino toda la Unión Europea valora la
aceptación de Ucrania de este plan eslovaco. Esta decisión puede ser
racional y provechosa para el futuro político de Ucrania en el
contexto de sus relaciones con la UE", añadió el presidente.