El Banco Central Europeo
(BCE) mantendrá mañana los tipos de interés, actualmente en el 4,25%, según los analistas, aunque los mercados reclamen a los
principales bancos centrales del mundo una reducción concertada para
atajar la crisis.
El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, insistió anoche en un
discurso pronunciado al recibir el premio "Banquero del año 2007" en
Fráncfort que el banco emisor europeo hace una clara distinción
entre política monetaria y liquidez, es decir entre coyuntura e
inflación y crisis financiera.
La reunión mañana del consejo de BCE va precedida de dos datos
significativos.
Según el cálculo preliminar publicado hoy por Eurostat, la
oficina estadística europea, la tasa de inflación interanual de la
zona del euro disminuyó dos décimas en septiembre hasta el 3,6 por
ciento, desde el 3,8 por ciento en agosto.
Por otra parte, el desempleo de la eurozona aumentó en agosto
hasta el 7,5% de la población activa, frente al 7,4% de julio.
Los analistas consideran que sigue habiendo un potencial
inflacionario en la zona euro y en consecuencia, el BCE no regalará
a los mercados una reducción de los tipos.
No obstante, "una bajada coordinada de los tipos de interés a
nivel mundial, digamos de medio punto, sería una medida acertada en
las circunstancias actuales", declaró Brian Bethune, jefe de
Economía y Finanzas de la asesora estadounidense Global Insight.
Pese al recrudecimiento de la crisis financiera global, la Cámara
de Representantes estadounidense rechazó el lunes el plan de rescate
del sistema financiero impulsado por Washington.
El rechazo del plan, que preveía medidas por valor de 700.000
millones de dólares, golpeó los mercados de valores y aumentó las
tensiones en el mercado monetario, sediento de liquidez, en dólares.
Tal es la situación que los seis principales bancos centrales del
mundo, entre ellos el BCE, acordaron a mediados de mes actuar de
forma coordinada en el marco de los acuerdos de intercambio de
divisas con la Reserva Federal estadounidense (Fed).
Ese acuerdo "swap" se amplió el lunes hasta los 240.000 millones
de dólares, el doble de lo acordado previamente.
"La situación actual es extraordinaria y requiere acciones
extraordinarias, también de la parte del BCE", opinó Peter Hooper,
analista de Deutsche Bank.
"El BCE ha combatido con gran éxito la inflación, pero su empeño
en esa batalla le está haciendo perder el contacto con la realidad",
agregó Hooper, que exhortó a los gobiernos, BCE y otros bancos
centrales europeos, a actuar con decisión pues "estamos ante una
crisis global que requiere respuestas globales".
Las miradas están puestas en el BCE pues a diferencia de la Fed,
que rebajó los tipos al 2 por ciento, y la mayor parte de los
principales bancos centrales del mundo, con la excepción del
japonés, el BCE tiene más margen de maniobra al tener las más altas
tasas de interés, según Deutsche Bank.
En declaraciones al diario económico "Handelsblatt", el jefe para
Europa del Royal Bank of Scotland, Jacques Cailloux, aventuró que el
BCE se sumaría a una bajada coordinada de tipos rectores si la
inicia la Fed, aunque esa es una posibilidad lejana.
Cailloux, como muchos de sus colegas, no espera que el BCE baje
mañana los tipos, pero sí que durante la rueda de prensa que
ofrecerá Trichet tras la reunión del consejo subraye los actuales
riesgos coyunturales y deje la puerta abierta a un recorte ulterior.
La crisis bancaria ha salpicado a Europa y los datos económicos
de la eurozona han empeorado drásticamente.
"La economía de la eurozona tiene un pie en la recesión, lo que
aumenta la presión al BCE para que proceda a una bajada", afirmó
Christoph Weil, de Commerzbank.
Con unos tipos más bajos los bancos pueden conseguir efectivo del
BCE más barato, lo que facilita la inversión y el consumo privado.
"La baja de tipos estará pronto en la agenda", pronosticaron
expertos de Citigroup que añadieron que esto se producirá tras los
intentos de estabilización que ahora realizan los bancos emisores
con sus recurrentes inyecciones de liquidez.
Para el analista jefe de Dresdner Bank/Allianz, el recorte de
tipos que defienden muchos de sus colegas es sin embargo
cuestionable, pues "no está claro que un recorte de tipos aporte
mucho. La crisis a la que estamos asistiendo es de confianza".