Venezuela vivió ayer una de las jornadas más confusas de su historia reciente. Un país prácticamente paralizado, no sólo por el decreto de día no laborable, sino por la incertidumbre de cómo se aplicarán los anuncios que hizo el viernes el presidente Nicolás Maduro y de cómo impactarán a la ya colapsada economía.
La entrada en vigencia de una nueva moneda, como la primera de un grupo de acciones de un cuestionado plan de reformas del Ejecutivo para hacer frente a la crisis que ha forzado a millones a abandonar el país, puso en vilo a la nación.
El llamado “bolívar soberano” -que resta cinco ceros al bolívar fuerte que creó el fallecido presidente, Hugo Chávez, en 2007 cuando implementó la primera reconversión monetaria- se traduce en la mayor devaluación del mundo con una caída del 95% del valor de la divisa. “Maduro decretó una ‘maxidevaluación’, un aumento de la tasa del impuesto sobre la renta (IVA) en 4 puntos porcentuales y el incremento del salario en un 3.000%. Eso llevó a un alza de precios muy fuerte y lo que esperamos es que sigan subiendo en los próximos días”, dijo a DF el economista venezolano José Guerra.
Histórica devaluación
Para Maduro, éste es el punto de partida para un “gran cambio”; sin embargo, para el diputado Guerra es más bien el catalizador de la hiperinflación y una pérdida de dinero para el país. “La emisión de los billetes está alrededor de US$ 500 millones, que están siendo prácticamente tirados a la basura porque pronto también perderán su valor en cuanto a poder de compra se refiere”, aseguró.
Y es que la medida llega apenas 20 meses después de que el Ejecutivo lanzara billetes de alta denominación, diluidos por la inflación y la acelerada devaluación.
Ayer, los precios de bienes y servicios, del transporte público, de los arriendos y de los salarios empezaban a ajustarse, pero muchos de los comercios prefirieron cerrar sus puertas hasta determinar las consecuencias. Los ciudadanos, por su parte, corrían contrarreloj para adquirir alimentos a precios viejos, batallando entre la escasez, los altos costos y la falta de efectivo.
En tanto, los bancos modificaban sus operaciones, restaban los ceros de las cuentas de los clientes y sólo unos pocos cajeros automáticos tenían “soberanos” disponibles.
Nuevo salario mínimo
Además de la reconversión, el gobierno recortará los subsidios al combustible y aumentará el salario mínimo en 35 veces.
Desde septiembre, cada trabajador ganará 1.800 bolívares soberanos -unos US$ 30 o 15 mil pesos chilenos al cambio de ayer utilizado por venezolanos en Santiago-, lo que supone una enorme carga para las empresas, que luchan por mantenerse a flote en medio de estrictos controles de precios y de cambio.
Y es que aunque Maduro fue enfático en pedir que no hubiese alza de precios, productos como la bencina -cuyo valor es tan bajo que no se puede pagar con la nueva moneda- han experimentado un aumento de facto. “La cuenta la van a pagar los trabajadores venezolanos que verán su nuevo sueldo volverse sal y agua”, consideró el economista.
Por su parte, la federación de empresarios, Fedecámaras, alertó que “el aparato productivo está en grave riesgo de quebrar” a raíz de las “improvisadas” y confusas medidas.
Para hoy, la oposición convocó una huelga general contra el “paquetazo económico”, recordando que anuncios similares en el año ‘89 desembocaron en una revuelta popular contra el gobierno.