En una semana particularmente convulsionada para la política brasileña, la presidenta Dilma Rousseff salió ayer a calmar a los inversionistas. La mandataria dijo que Brasil no atraviesa una "crisis que paralice al país" y que sus fundamentos económicos se mantienen sólidos. Sin embargo, al apoyo para las protestas del domingo sigue creciendo, lo que contrasta con la confianza de la presidenta.
Rousseff reconoció que el país enfrenta una desaceleración, pero destacó que el panorama va a mejorar. "No dejen que las incertidumbres coyunturales determinen su visión del futuro de Brasil", dijo la presidenta a una audiencia de empresarios al participar en la apertura del Salón Internacional de la Construcción, en Sao Paulo.
"La economía tiene fundamentos sólidos y tenemos todas las condiciones para pasar a una nueva etapa. Vamos a hacer todo el esfuerzo para que las señales de recuperación comiencen a aparecer a fin de año", aseguró, en declaraciones reproducidas por el periódico Valor Económico.
La mandataria defendió las medidas de ajuste fiscal y pidió el apoyo de los empresas. "Tenemos que contar con ustedes. Solos no conseguiremos enfrentar ese proceso".
En el evento, el presidente de la Asociación Brasileña de Materiales de Construcción, Walter Cover, aseguró que el país vive un "momento delicado, pero argumentó que el sector productivo quiere "mantener el proceso democrático".
Se encienden los ánimos
Pero mientras Rousseff intenta entregar señales de calma, los ánimos se encienden en Brasil. En el evento de ayer la presidenta fue recibida con varios gritos de "fuera". De hecho, se tuvo que cambiar el lugar por donde pasaría, alejándola de las personas que estaban gritando en su contra, relató Valor. El domingo, mientras realizaba una cadena nacional de radio y televisión explicando las medidas de ajuste fiscal, se produjeron cacerolazos en varias ciudades del país.
Además, en redes sociales aumenta la convocatoria a participar en la marcha del domingo 15 de marzo, con la que se busca presionar por la destitución de la presidenta y manifestar el rechazo a las medidas de austeridad y a la corrupción.
Más de 250 mil personas se han inscrito en los medios sociales y ya son 32 las ciudades de Brasil donde se han confirmado protestas, además de Boston (Estados Unidos) y Sidney (Australia). Los organizadores del evento, Movimento Brasil Livre y Vem Para Rua, no coinciden en su apoyo a la impugnación, pero sí comparten su rechazo a la gestión de la mandataria.
A pocos meses de empezar su segundo mandato, la popularidad de Rousseff está en niveles mínimos, golpeada por el escándalo de corrupción en Petrobras, que involucra a políticos de altos cargos y a cercanos de la presidenta.
En un intento por buscar una salida a la crisis, la mandataria se reunió ayer con su antecesor, el ex presidente Luiz Inácio Lula Da Silva.
Sin embargo, recibió un nuevo golpe en la tarde cuando un ex gerente de la petrolera estatal involucró al gobernante Partido de los Trabajadores (PT) en los casos de corrupción, diciendo que la colectividad pudo haber recibido hasta US$ 200 millones. Pedro Barusco, ex ejecutivo del departamento de Servicios de la empresa y detenido por su implicancia en el caso, compareció ante el Congreso y afirmó que el tesorero del PT, João Vaccari Neto, negociaba la comisión que el partido recibía. "Había una reserva de comisión para el PT" en cada uno de los contratos que Petrobras firmaba con otras empresas, afirmó Barusco. Según sus cálculos, el partido recibió entre "US$ 150 millones y US$ 200 millones" de la red de corrupción.
Migración a renta fija
La bolsa también se ha contagiado de pesimismo. El Bovespa cerró su quinto día consecutivo de caídas con un descenso de 1,8%. El real, por su parte, llegó a 3,17 por dólar (frente a 3,12 el día anterior), pero se fue fortaleciendo durante la jornada.
Según los operadores consultados por Valor, se está produciendo una venta fuerte de acciones por parte de extranjeros, pero los fondos no están dejando el país. El movimiento sugiere que los recursos están migrando hacia la renta fija.
El mercado está incorporando un aumento de al menos 0,75 punto porcentual de la tasa de interés de referencia en la próxima reunión del banco central, ¿para qué entonces correr riesgos en la bolsa o el dólar con esa volatilidad si hay instrumentos que rentan más de 13% al año? Se preguntan.
Pese a que ayer tuvo un respiro, el real ha caído 15% frente al dólar en lo que va del año, golpeado por los temores de que el gobierno no tenga la fortaleza política para lograr que el Congreso apruebe el ajuste fiscal. Es probable que la brusca depreciación impulse aún más la inflación, que ya se ubica en un 7,7% anual, muy por encima de la meta oficial de 4,5%.