Europa debilitada: Alemania roza la recesión y BCE admite necesidad de estímulos
Autoridad monetaria dio señales de que las tasas no comenzarán a normalizarse este año, como había adelantado en diciembre.
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Apenas un mes después de declarar el fin a la era del alivio cuantitativo, el Banco Central Europeo reconoció ayer que la debilidad de la economía de la zona euro obligará a mantener los estímulos monetarios, ante el riesgo de que la desaceleración se prolongue durante más tiempo del esperado.
Así lo reconoció ayer el presidente de la entidad, Mario Draghi, en su discurso anual ante el Parlamento Europeo, donde asumió que el desempeño reciente de la economía ha sido peor a lo esperado.
“Todavía se necesita una cantidad significativa de estímulos monetarios para respaldar una mayor acumulación de presiones en los precios internos y la evolución de la inflación general a mediano plazo”, manifestó la autoridad.
El banco anunció en diciembre que pondría fin a cuatro años de compra de bonos para estimular la actividad, una política no convencional que implementó en respuesta a la debacle que generó la crisis financiera.
Si en esa reunión apuntó a que las tasas de interés de referencia se mantendrían sin cambios al menos hasta el verano (boreal) de este año, el creciente pesimismo hizo que ayer Draghi pareciera menos seguro sobre el momento en que comenzarán a normalizarse los tipos, que se han mantenido en sus mínimos históricos desde 2011.
“Nuestra orientación a futuro sobre las tasas de interés clave del BCE, reforzada por las reinversiones del importante inventario de activos que hemos adquirido, continúa brindando el grado necesario de ajuste monetario”, sostuvo Draghi.
La actividad económica de la región se ha visto golpeada por las crecientes incertidumbres comerciales -en medio de la negociación entre China y Estados Unidos para poner fin a una guerra arancelaria de más de seis meses- que han afectado la demanda externa. No obstante, el mercado laboral se ha mantenido estable, con crecimiento de empleos y salarios.
Los comentarios del jefe del BCE golpearon al euro, que llegó a caer 0,7% tras su discurso, ubicándose cerca de sus mínimos de la jornada.
Alemania se salva
La mayor economía de la zona euro, Alemania, alimentó ayer el pesimismo, al reportar que el Producto Interno Bruto creció apenas 1,5% en 2018 a su menor ritmo en cinco años. En 2017, la cifra había sido de 2,2%.
El reporte de la Oficina Federal de Estadísticas del país, no obstante, aplacó los temores de que el país entrara en una recesión técnica, luego de haber reportado una contracción en el tercer trimestre. De acuerdo con cálculos de Commerzbank, la expansión informada apunta a un crecimiento trimestral de, al menos, 0,3%.
Los malos resultados de la economía más dependiente del comercio en la zona euro siguen a un desplome de la producción industrial durante octubre y noviembre, en medio de la incertidumbre sobre las perspectivas para la economía global.
Mirada a futuro
Frente al crecimiento del pesimismo, Draghi descartó ayer que la pérdida del ritmo regional encamine a la eurozona hacia una recesión.
“La pregunta que deberíamos hacernos es: ¿Es un tropiezo, o nos estamos encaminando a una recesión?”, manifestó en Estrasburgo. “La respuesta que damos es: no, es una desaceleración, pero no va en camino a una recesión. Sí podría ser más larga de lo esperado”.
El jefe del BCE agregó que “el consumo sigue creciendo, con relativa fuerza, la inversión aún crece, impulsada por nuestra política monetaria, el crecimiento de las exportaciones sigue siendo bueno y el mercado laboral se mantiene muy fuerte (…) Todo esto está pasando con tasas de crecimiento cada vez más bajas”.
Por su parte, los analistas apuntan a que la debilidad de los datos podría obligar a la entidad a repensar su estrategia.
“Por ahora, no hay evidencia de un rebote importante en los datos duros o en las encuestas a empresas, y la confianza ha caído en general”, escribió Jamie Murray, de Bloomberg Economics, en un informe. “Una desaceleración persistente a 0,2% por trimestre sería una fuente mayor de preocupación para el BCE y podría generar un retraso importante para la alza de tasas”, sentenció.