El primer ministro de Italia Matteo Renzi ha logrado sacar adelante una serie de resistidas reformas económicas en el congreso, pero este fin de semana afrontará uno de sus mayores desafíos, con elecciones en siete regiones y más de mil municipios. Inevitablemente, el reciente ejemplo de España, donde los grandes partidos tradicionales sufrieron un fuerte retroceso, se está sintiendo en el ambiente.
Su Partido Democrático (PD) de centro izquierda enfrenta a una centro derecha dividida, donde una nueva generación está luchando por ocupar el vacío de poder que dejó la caída en desgracia del ex primer ministro Silvio Berlusconi. Los analistas esperan por eso que los candidatos de Renzi, que actualmente controla cinco de las siete regiones, se impongan en la mayoría de ellas.
Pero al igual que sus vecinos de la península ibérica, Renzi ha apostado sus fichas a las señales de una naciente recuperación económica, y tal como en el caso de España, los electores italianos podrían concentrarse, en cambio, en los casos de corrupción que han sacudido a su partido. Los escándalos han afectado a varios candidatos, incluyendo a Vincenzo De Luca, que está postulando a la presidencia de Campania, la región que rodea a Nápoles, ciudad donde se concentra el crimen organizado. De Luca está apelando a una condena por abuso de poder en la asignación de un contrato en 2008, cuando era alcalde de Salerno, y al igual que varios otros candidatos en Campania formaría parte de una lista de 17 "impresentabili", que estarían impedidos de postular, y que será publicada hoy por un comité anti mafia del congreso.
De Luca sin embargo ha combatido las críticas y reducido la ventaja en las encuestas del actual presidente regional, Stefano Caldoro, de la centro derecha.
Pero incluso si gana el domingo, podría verse forzado a renunciar si un juez resuelve que no es elegible para el cargo bajo las leyes anti corrupción.
Partido anti austeridad
Alentado por el éxito del partido anti austeridad Podemos en España, su similar italiano Movimiento Cinco Estrellas espera atraer a los electores desencantados con los políticos tradicionales y que aún no están viendo los beneficios de la recuperación, con la economía recién saliendo de cuatro años de recesión.
Por otra parte, el propio PD del primer ministro está dividido, con los sectores más de izquierda molestos por la reforma laboral y los cambios a las normas electorales que, dicen, debilita la independencia del congreso.