Los ministros de Economía y Finanzas de la zona euro están debatiendo si las concesiones que el nuevo Gobierno griego realizó el jueves son suficientes para prorrogar el programa de rescate actual, que expira el 28 de febrero. Pero fuentes diplomáticas europeas aseguran que ya existe un principio de acuerdo entre Alemania y Grecia, respaldado también por el FMI, el BCE y la Comisión Europea. Ese acuerdo se ha puesto ahora a consulta del resto de socios del euro.
El comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, ha enviado un mensaje a la red social Twitter en el que asegura: "avanzamos, avanzamos, avanzamos".
Estas fuentes aseguran que el acuerdo será suficiente para prorrogar el rescate más allá del 28 de febrero, previa autorización de varios parlamentos nacionales, como Alemania, Finlandia y Holanda. Grecia deberá presentar el lunes un documento con las reformas estructurales que pretende realizar. Más adelante habría nuevas reuniones para cerrar el resto de discrepancias técnicas.
Si finalmente hay acuerdo, Grecia seguiría teniendo a su disposición la posibilidad de acceder a los siguientes desembolsos (préstamo de 1.800 millones de euros, pago de 1.800 millones de euros a cuenta del beneficio del BCE con la compra de bonos griegos y 10.900 millones en bonos del primer fondo de rescate europeo para recapitalizar la banca griega).
Negociación dura
Hasta ahora, los mensajes de la gran mayoría de Gobiernos confluyen en uno: Grecia está más cerca del acuerdo, pero no es suficiente, y va a ser difícil, aunque no imposible, lograr uno esta noche. Aunque el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, aseguró el lunes que hoy era el último día para lograr un pacto, si hay voluntad política, el ultimátum podría retrasarse un par de días.
Dijsselbloem afirmó que hay "motivos para algo de optimismo", pero reconoció que la tarea es "muy difícil". Por su parte, el comisario europeo de Asuntos Económicos y Financieros, Pierre Moscovici, se mostraba "convencido de que un acuerdo es posible", aunque este mediodía, un portavoz de Jean Claude Juncker emplazaba ese acuerdo a "un futuro próximo".
Grecia ha llegado a la reunión con la presión por las nubes. Sus bancos sufrieron una fuga de depósitos de 1.000 millones de euros en apenas dos días, y el BCE apenas subió en 3.300 millones de euros las líneas de liquidez de emergencia de la banca griega. Ademas, el ministro de Finanzas de Malta aseguró ayer en una entrevista que los grandes países del euro estarían dispuestos a dejar marchar a Grecia del euro. Por si fuera poco, cuatro de los cinco miembros del Consejo de Asesores del Gobierno alemán en asuntos económicos aseguraba ayer que la zona euro se vería reforzada si Grecia acababa saliendo de ella.
¿Qué separa a Grecia del Eurogrupo?
El problema es el siguiente: el Eurogrupo -con países como Alemania, Finlandia, Irlanda o Portugal en el núcleo duro- quiere un compromiso claro de Grecia con el programa de rescate actual y sus condiciones. Pero el Gobierno de Syriza, la coalición de izquierda radical que ganó las elecciones el 25 de enero, hizo campaña en contra de ese programa de rescate y se comprometió a no renovarlo y, por supuesto, a no cumplir sus condiciones.
Pero el jueves pasado el Gobierno griego claudicó y cruzó una de sus grandes líneas rojas: envió una carta solicitando una extensión de seis meses al Acuerdo Marco de Asistencia Financiera, que es el contrato por el que se rige el programa de rescate y sus condiciones. Si el lunes decía que era "intrínsecamente imposible" concluir exitosamente el programa de rescate actual, 72 horas más tarde ya lo consideraba posible, si se usaba la flexibilidad que incorpora el acuerdo vigente. Previamente, ya se había comprometido a devolver las deudas a todos sus acreedores, frente a las quitas del 50% que esgrimía en campaña electoral. Además, prometía no adoptar decisiones unilaterales.
Pero Alemania dijo 'nein'. No necesitó más que unas pocas horas para decidirlo y aseguró que era un "Caballo de Troya" para prorrogar el programa sin cumplirlo. Angela Merkel, la canciller alemana, ha sido algo más diplomática hoy, al decir que la carta griega necesitaba "mejoras sustanciales", pero la línea era la misma.
El problema fue básicamente la ambigüedad de algunas de las partes clave del comunicado. Por ejemplo, cuando Grecia reconocía que el acuerdo marco del programa de ayuda financier es vinculante, menciona específicamente sus cuestiones financieras y de procedimiento, dejando en el aire la duda de si hay otras cuestiones que no son vinculantes. O cuando promete abstenerse de decisiones unilaterales añade "que pongan en peligro la consolidación fiscal, la recuperación económica o la estabilidad del sistema financiero". ¿Qué ocurre si el Gobierno griego y el Eurogrupo discrepan de si una medida pone en peligro alguno de estos elementos? ¿Quién lo decide?.
Este tipo de ambigüedades son las que no gustan a Berlín y a otras capitales, y son las que los ministros de Finanzas del Eurogrupo van a intentar pulir.
El ministro de Economía español, Luis de Guindos, no se ha situado esta vez entre los más beligerantes. A su llegada a la reunión ha asegurado que "la carta griega es un paso en la buena dirección pero se puede perfeccionar". El belga, Johan Van Overtveldt, ha asegurado que la carte tiene buenas intenciones pero es poco concreta.
Otros han sido más duros. Michael Noonan, su homólogo irlandés, ha afirmado que la misiva es contradictoria e inconcreta y que el problema debe cerrarse exitosamente.