El presidente Barack Obama firmó el lunes una orden y notificó al Congreso que declaró a Venezuela como una amenaza para la seguridad de Estados Unidos, dejando al país latinoamericano como su principal adversario ideológico en la región, tras los avances en las relaciones con Cuba. Obama aplicó además sancionó a siete funcionarios venezolanos, advirtiendo que las relaciones bilaterales empeorarán en caso de que el gobierno de Nicolás Maduro continúe acosando a la oposición.
Las sanciones van dirigidas a los responsables de la violación a los derechos humanos, la restricción a la libertad de prensa y el uso de violencia y/o arresto injustificado en las manifestantes sociales. Entre los funcionarios incluidos se encuentran el director del servicio de inteligencia, Gustavo González, y el director de la Policía Nacional, Manuel Pérez.
La sanción tiene como objetivo congelar los bienes en Estados Unidos de aquellos mencionados en la orden. Además se les negará el ingreso al país y tienen prohibición de hacer negocios con estadounidenses.
"Los funcionarios que ahora y antes han violado los derechos humanos de ciudadanos venezolanos y se han involucrado en actos de corrupción no serán bienvenidos, y ahora tenemos herramientas para bloquear sus activos y el uso que hacen del sistema financiero de Estados Unidos", dijo en una declaración Josh Earnest, portavoz de la Casa Blanca.
Además, por medio de un comunicado difundido por correo electrónico, el secretario del Tesoro estadounidense, Jacob Lew, declaró que "estamos comprometidos con la defensa de los derechos humanos y la promoción de la gobernabilidad democrática a través del uso de sanciones financieras".
Según un funcionario de la Casa Blanca la medida no perjudicará a quienes no hayan sido incluido en la lista.
Falta de seriedad
El gobierno de Obama además pidió que los presos políticos sean liberados, demostrando una "profunda preocupación por los esfuerzos venezolanos por aumentar la intimidación sobre los adversarios políticos".
Earnest declaró que "hemos visto muchas veces que el Gobierno venezolano trata de distraer de sus propias acciones culpando a EEUU o a otros países por eventos que suceden en Venezuela", agregando que tales esfuerzos muestran "falta de seriedad para manejar la grave situación que enfrentan".
La Canciller venezolana, Delcy Rodríguez, aseguró que "pronto" responderán a las acciones de la Casa Blanca.