El fabricante sueco de automóviles Saab
presentó hoy la declaración de insolvencia, equivalente a una
suspensión de pagos, con lo que confirma la grave crisis de su casa
matriz, la estadounidense General Motors, que amenaza a otras
filiales como Opel.
El consejo de control de Saab, empresa fabricante de automóviles
de gama alta, anunció su práctica quiebra tras una reunión a primera
hora de la mañana, aunque comunicó que continuará con la producción
en su planta de Trollhättan, al sur del país y cerca de Gotemburgo.
Poco después de la declaración, General Motors anunciaba mediante un comunicado desde
Detroit que daba vía libre al fabricante sueco para buscar un futuro
independiente.
Saab presentó hoy concretamente ante un tribunal sueco una
solicitud de reestructuración y de protección ante sus acreedores
ante la falta de fondos para hacer frente a sus demandas.
"Hemos estudiado todas las opciones posibles y seguiremos
haciendo todo lo necesario para garantizar la financiación o incluso
vender Saab", señaló en un comunicado el director gerente de Saab,
Jan-Ake Jonsson.
Jonsson añadió que "hemos decidido que la reorganización es la
mejor vía para crear una unidad independiente, atractiva para
posibles inversores".
Reestructuración
Los medios de comunicación suecos coinciden en comentar hoy en
ese sentido que la supervivencia de Saab podría estar ligada a una
alianza con el fabricante Opel, igualmente filial de General Motors
y con problemas financieros que amenazan su futuro.
En venta desde 2008 y deficitaria desde hace años, la firma Saab
pasará a partir de ahora a ser gestionada por un administrador de
insolvencias elegido por un tribunal.
El nuevo responsable de la empresa se encargará de supervisar su
reestructuración, que será financiada con fondos públicos y
privados.
La dirección de Saab subrayó que es intención de la empresa
mantener en Suecia las áreas de diseño e ingeniería, así como la
fabricación de los vehículos.
Fuentes de Saab señalaron que la supervivencia del segundo
fabricante sueco de automóviles tras Volvo podría estar en su unión
al fabricante alemán Opel, filial igualmente de General Motor y
también en situación crítica.
Rechazo a nacionalización
El Gobierno de Suecia reiteró esta semana su rechazo a la
nacionalización del fabricante de automóviles Saab para evitar su
quiebra, pese al riesgo de desaparición de la histórica marca, que
busca comprador desde hace un año.
La ministra sueca de Industria, Maud Olofsson, señaló que su
Gobierno estaría dispuesto a avalar un eventual crédito del Banco
Europeo de Inversiones para intentar salvar a Saab, pero descartó la
compra del fabricante sueco u otro tipo de ayudas reclamadas también
por General Motors.
"El Gobierno ha cerrado la puerta a la posibilidad de adquirir
fábricas de automóviles. No es nuestro plan ni nuestra estrategia de
negocio, y creemos que no sería una alternativa realista", declaró
la ministra.
Además, la titular sueca de Industria afirmó que se siente "muy
decepcionada" con GM y criticó duramente la manera como el mayor
grupo mundial de automoción pretende deshacerse de Saab después de
dos décadas como propietario mayoritario.
"No han tomado ninguna responsabilidad como dueños de Saab y
ahora pretenden trasladar esa responsabilidad a los contribuyentes
suecos", declaró Olofsson.
Saab, que el pasado año produjo unos 94.000 vehículos, da empleo
a unos 4.100 trabajadores en Suecia, la gran mayoría en la fábrica
de Trollhättan, al suroeste del país.
Saab vendió el año pasado en torno a los 93.000 vehículos, lo que
significó una baja del 25%.