Supermercados ingleses estudian medidas por denuncias contra productores chilenos de palta
El Consorcio Británico del Retail está contactando a proveedores locales para investigar reclamos de vecinos de Petorca, que aseguran que el riego ilegal de plantaciones está agotando las fuentes de agua y provocando una crisis sanitaria.
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Desde hace algunos años, la fiebre de la palta se viene expandiendo por el mundo. Antes relegada a un simple acompañamiento de guacamole en los restaurantes de comida mexicana, este fruto está obsesionando a los mejores chef del planeta, que se esfuerzan por incorporarlo en distintas versiones a sus menús, mientras que los clientes no se cansan de pedirlo en las formas más variadas.
Entre los más fervorosos consumidores se encuentran los ingleses, donde la demanda por paltas ha aumentado en 27%, y las principales cadenas de supermercados del país, como Tesco, Aldi y Lidl, se aseguran de contar con un suministro continuo para calmar el apetito de sus clientes.
La mayor parte de estos productos tiene un origen común: Chile, y específicamente Petorca, en la V Región, es la principal fuente de abastecimiento para los distribuidores minoristas ingleses.
Sin embargo, los consumidores británicos, cada vez más preocupados con las políticas económicas sustentables, están comenzando a prestar atención a los efectos que sus hábitos alimenticios están generando en el pequeño proveedor sudamericano.
El tema fue abordado en una reciente edición del periódico The Guardian, que dedicó un extenso reportaje a los reclamos de los habitantes de Petorca ante la severa sequía que estaría provocando en el sector el aumento en la producción de paltas.
Según las denuncias citadas por este medio, muchas plantaciones instalan ductos y pozos ilegales para desviar el agua de los ríos para irrigar sus árboles, secando las cuencas y las napas subterráneas. Los pobladores señalan que la severa sequía los ha obligado a utilizar agua contaminada, provocando una crisis sanitaria.
Veronica Vilches, una activista y vecina de Petorca, se queja de que “la gente se está enfermando debido a la sequía. Nos vemos obligados a escoger entre cocinar o lavarnos, ir al baño en hoyos en la tierra o bolsas plásticas, mientras los grandes negocios agrícolas ganan más y más”.
Según datos reproducidos por el medio inglés, una investigación satelital realizada por las autoridades chilenas en 2011 descubrió al menos 65 canales subterráneos conectados a plantaciones privadas.
Al tanto de los reclamos
El Consorcio Británico del Retail, que representa a las mayores cadenas de supermercados del país, está tomando nota de las denuncias y ahora podría tomar medidas. “Nuestros miembros están al tanto de los reclamos respecto de las prácticas productivas de paltas en el sector de Petorca, en Chile. Los retailers van a trabajar junto con sus proveedores para investigarlas”, dijo un vocero del gremio a The Guardian.
“Salvaguardar el bienestar de las personas y las comunidades en las cadenas de suministro es fundamental para nuestras prácticas de abastecimiento como una industria responsable”.
Lidl dijo que la mayor parte de sus paltas provienen de un proveedor en cuyas prácticas confían pero de todos modos se comprometió a investigar si parte de sus productos provienen de Petorca.
Si los consumidores ingleses toman medidas contra sus proveedores en Chile, la medida podría tener un fuerte impacto en los productores locales, que están enfrentando creciente competencia en los mercados internacionales, particularmente de una creciente industria en Perú.
Reino Unido importó más de 17 mil toneladas de palta desde Chile en 2016, y cerca de 67% del total fue enviado desde la V Región.
Para producir un solo kilo de paltas se requieren dos mil litros de agua, cuatro veces más que en el caso de las naranjas y diez veces más que en el los tomates, según cifras de Water Footprint Network citadas por el diario inglés.
Pero en el caso de Petorca, debido a que se trata de una zona seca, los requisitos de agua serían incluso mayores, con 100 mil litros de agua diarios por cada hectárea cultivada, suficiente para cubrir las necesidades diarias de 1.000 personas.
Dirigentes como Vilches y Rodrigo Mundaca dijeron a The Guardian que su batalla por defender el recurso los ha expuesto a amenazas de muerte e intimidación. Amnestía Internacional habría tomado cartas en el tema y estaría impulsando iniciativas para apoyarlos, asegura el medio.