Desde que la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA en inglés) reconoció mundialmente al cobre como el metal bactericida más efectivo del mundo a principios de 2008, diversos actores se han ido sumando a la investigación de nuevas aplicaciones a partir del metal rojo. Sin embargo, hay algunos visionarios que partieron antes, como es el caso del ingeniero químico Luis Améstica, quien fundó Copper Andino en 2007 y desarrolló una innovadora tecnología en base a cobre y zinc que será lanzada mañana para Chile y el mundo bajo la marca Copptech.
Respaldada por Codelco y administrada por ICC Biotech -cuyo accionista mayoritario es IGS Group, firma ligada a los empresarios Eduardo Elberg y Federico Silberberg-, la tecnología se basa en una mezcla de micropartículas metálicas que alcanza hasta un 99% de efectividad antibacteriana y fungicida en diversas aplicaciones y materialidades (entre ellas, textiles, resinas, gomas, polyester, polímeros, nylon y PVC), las cuales están certificadas por la Universidad de Chile y por la firma francesa SGS (Societé Genérale de Surveilance).
"Para todas las aplicaciones que vemos hoy hemos invertido cerca de US$ 1 millón, y seguiremos invirtiendo aún más para lograr nuevos desarrollos y optimizar los ya logrados. Esta es una labor que no tiene fin", señala Améstica, gerente general de Copper Andino, quien apunta a mantener a su firma en la cúspide del desarrollo tecnológico "no sólo en Chile, sino que a nivel mundial".
Plan de expansión
A pesar de que la tecnología desarrollada por Copper Andino dio su primer gran paso hacia la internacionalización cuando ingresó al mercado chino -donde ya opera con diversas firmas- en 2014, este año se ha consolidado su salida al mundo. Recientemente, se han cerrado acuerdos con representantes de Australia, Nueva Zelanda, Perú y Brasil para la expansión de Copptech en sus mercados, y se encuentran en conversaciones para llegar también a Estados Unidos, Rusia, Finlandia, Colombia y España de la mano de diversos fondos de inversión de aquellos países.
"El modelo de negocios consiste en buscar distribuidores exclusivos en distintas partes del mundo que ofrezcan la tecnología a marcas de diferentes rubros y se encarguen de articular la incorporación de Copptech a sus productos", explica Silberberg, quien es general de IGS Group y director de ICC Biotech.
El empresario señala que la meta es finalizar 2015 con acuerdos para distribuir la tecnología en ocho países y alcanzar una facturación superior a US$ 5 millones, para lo que ya cuentan con contratos con 19 clientes en Chile y Perú -los mercados donde IGS Group es el distribuidor oficial de Copptech- para desarrollar más de 70 productos.
En el caso de Chile, Silberberg comenta que están trabajando con Bash, Lourdes (toallas), Vicsa, Belsport, Sodimac, SYN (electrónica), Hunter Douglas, Ansaldo, Meditech (ropa medica), Bamers, Bertonati (ambulancias), Cusmetics (cosmética) y De Vicente Plásticos, cuyos productos se pueden adquirir en los puntos de venta tradicionales. Por ejemplo, las toallas Lourdes están en Sodimac, los productos Bash en Easy, la línea de Belsport en sus propias tiendas, y la línea electrónica SYN estará en Jumbo prontamente.
"Chile es un país muy pequeño donde no existen muchos productores locales para incorporar tecnología. Por eso es clave forjar alianzas con grandes empresas de productos terminados a nivel mundial para seguir creciendo", enfatiza Améstica, explicando que este es un proceso lento y difícil, pues implica realizar pruebas y testeos que toman mucho tiempo y que requieren altas sumas de dinero. Sin embargo, en Chile hay numerosas nuevas firmas que se han incorporado a este rubro, algunas de las cuales tienen potencial suficiente para llegar a mercados globales.