Por Francisca Orellana
Tras los azotes del virus ISA, hoy la industria salmonera se enfrenta a dos problemas que pueden poner en riesgo la sustentabilidad del sector: SRS y Caligus o piojo de mar. Cifras conservadoras hablan que estas dos enfermedades, que están afectando con fuerza al salmón atlántico y la trucha, están generando pérdidas por US$ 160 millones a la industria y, de hecho, el 72% de las mortalidades por causa infecciosa del recurso, se debe precisamente por SRS.
Vacunas, antibióticos y antiparasitarios son los tratamientos que el sector está utilizando para combatirlos. Pero ahora se buscará apelar a la genética para encontrar respuestas.
El nuevo consorcio tecnológico acuícola Blue Genomics, apoyado por Corfo gracias a su reciente convocatoria “Consorcios Tecnológicos para la Innovación, apuntará a fortalecer la industria buscando patrones o marcadores comunes en salmones y truchas que son resistentes a las enfermedades ya mencionadas. Busca desarrollar productos de alta tecnología, como proteínas, vacunas o aditivos alimenticios, incentiven mecanismos de defensa en los peces y así disminuir, además, el uso de medicamentos.
En la iniciativa, que tiene un presupuesto de US$ 17 millones por ocho años, participan como socios las filiales chilena y noruega de Aqua Gen, firma mundial de selección genética y productor de ovas con una facturación
US$ 45 millones (US$ 8 en Chile); Vaxxinova, especialista en salud animal (vacunas, por ejemplo) para aves, cerdos y peces, y la noruega Biobank, que posee un banco de información genética de peces, animales y plantas. Colaborarán la U. de Chile, Ciencias de la Vida de Noruega, de Victoria (Canadá), ADL Diagnostic Chile y el INTA.
“La genómica (que analiza el DNA) de SRS y Caligus no se ha abordado en ninguna parte del mundo. Estamos ante una revolución tecnológica, con baja de costos y tiempos enormes: Chile, Canadá y Noruega financiaron en 2009 la investigación para secuenciar el salmón, que será la estructura básica para conocer su DNA; eso, más las herramientas tecnológicas que hemos desarrollado, y la experiencia en marcadores genéticos para detectar enfermedades en humanos, podemos avanzar sustancialmente y contribuir a una mejor industria”, indica Patrick Dempster, gerente general de Aqua Gen Chile, mismo cargo que ocupará en el consorcio.
Dempster agrega que es primordial apuntar a estos dos focos, puesto que cuando se “tienen poblaciones muy grandes de seres vivos enfermos puede aparecer cualquier otra cosa”. Por ello, indica que a medida que vayan descubriendo los genes que están involucrados en la resistencia, “aprenderemos sobre estas enfermedades y también de otras”.
Para Conrad Von Igel, gerente de Innovación de Corfo, estas enfermedades son clave en el sector, “por lo que tenemos bastantes expectativas en sus resultados. Da esperanzas de que las problemáticas que se están enfrentando se puedan resolver, a partir de las mejores prácticas en esta materia de países que están mucho más avanzados que nosotros en investigación aplicada”.
Baja preocupación nacional
En este consorcio no están participando las empresas de la industria salmonera.
Dempster explica que “no lo necesitan” ya que abordarán estudios de alto riesgo, debido a que sus resultados van a depender de la cantidad de genes encontrados. “Si la contribución de genes es muy alto, será dificil tener productos porque se tendrá que monitorear mucho. Sin embargo, hay algunas empresas interesadas en tener un rol en el proceso de validación de los productos”, indica.
Sin embargo, Von Igel da una voz de alerta por la no participación del sector en programas como los consorcios tecnológicos para la innovación que, a través de la I+D, buscan dar valor al mercado. “Nos extraña la poca capacidad de la industria de tener una mirada de mediano y largo plazo, de asociarse y enfrentar problemas que muchas veces son producto de la falta de coordinación asociativa (...), que es donde uno más la echa de menos y se pregunta “por qué, después de todo lo que han enfrentado, aún no aprenden la lección”, dice.
2.0 de Vinos de Chile y Naturalis
Además del consorcio acuícola, también se escogieron a otras dos entidades 2.0. Una de ellas es "I+D Vinos de Chile", que reemplazará al anterior consorcio Vinnova/Tecnovid de la industria. Con un presupuesto por diez años de $ 10.350 millones, el sector se centrará en mejoramiento genético de viñedos y sustentabilidad, para posicionar al rubro como proveedor de vinos premium, sustentables y diversos.
"Naturalis", especializado en productos para la industria alimentaria, farmacéutica y cosmética, se formó en 2008 por Härting, Campos de la Unión, YT Ingeniería y el núcleo de biotecnología Curauma. Creó dos spin-off, como Golden Omega (ligado a Copec). Ahora van por su segundo período, enfocándose en el área de lípidos, mientras maduran comercialmente emprendimientos industriales en curso. Esta vez, buscarán desarrollo de productos aplicables a la nutrición clínica humana y farmacéutica. Cuentan con $ 7.600 millones por ocho años.