POR PAULA PEÑALOZA
Convertirse en una plataforma de apoyo para emprendedores y articular nuevos procesos de manufactura o fabricación para posibilitar la llegada de nuevos productos al mercado, es la meta de Fab Lab (Fabrication Laboratory) de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI).
Se trata de un espacio de producción de objetos físicos, prototipos y productos, que agrupa a numerosas máquinas controladas por computadores, y que proyecta invertir cerca de
US$ 1 millón para aumentar su capacidad tecnológica y crear un nuevo laboratorio de biomateriales.
“En un lado hay máquinas y robots, y en otro, queremos que se encuentre el área científica y biológica que trabaje con bacterias y células. La idea es que se integren en paralelo”, explica Sergio Araya, director de Fab Lab UAI, añadiendo que para este nuevo desafío contarán con el apoyo de científicos del Massachusetts Institute of Technology (MIT), con los que ya han realizado varios proyectos pilotos a través del programa MISTI.
El modelo de Fab Lab nació hace más de diez años en universidades internacionales como MIT y Harvard University, inspirados en el concepto:“How to make almost anything” (cómo crear casi cualquier cosa). Actualmente, existen cerca de 120 Fab Lab en el mundo, constituyendo una red mundial de investigación avanzada.
En Chile, este concepto llegó a fines de 2011 vinculado a Design Lab de la UAI, y a sus áreas asociadas: Centro de Inteligencia Territorial, Diseño Arquitectónico y Materiales de Fabricación; Electrónica y Robótica; y Medio ambiente, Sustentabilidad y Paisaje.
“Este laboratorio es el tercero en Sudamérica, además, de los que se encuentran en Lima (Perú) y Medellín (Colombia), y ha sido reconocido a nivel regional por contar con tecnología de punta como el brazo robótico, impresoras 3D, scanner 3D, y otras máquinas de prototipado rápido y fabricación digital”, indica Araya.
Añade, que de esta manera, es posible traspasar las herramientas más avanzadas tecnológicamente a cualquier persona con creatividad, y no sólo a expertos altamente capacitados.
Modelo participativo
Actualmente, el laboratorio de prototipos, que contó con una inversión inicial de
US$ 1 millón y que hasta el momento sólo había trabajado con alumnos de diferentes carreras de la UAI y algunos proyectos semilla, espera embarcarse en un nuevo proyecto:“workshops”, el cual espera abrir las puertas a estudiantes de educación básica y media de colegios.
“Creemos interesante que un alumno, que quizás este más cercano a las manualidades de un colegio logre ocupar un cortador láser o cualquier maquina que tenemos en nuestro taller, y probar que es posible fabricar un automóvil o un repuesto dañado de una bicicleta”, dice Araya.