Directores de Endeavor: cruzar las fronteras es clave para el éxito de los emprendedores

Francisca Orellana Lazo 


Hacer negocios con proyección internacional y que trasciendan las fronteras, apoyarse con alianzas estratégicas y motivar y atraer los talentos son las condiciones esenciales a la hora de emprender exitosamente. Esa es la receta de los directores de Endeavor: Salvador Said, José Luis del Río y Christoph Schiess, quienes con una destacada trayectoria empresarial, han conocido de cerca las barreras y dificultades que existen a la hora de innovar con nuevos negocios. 
A la cabeza de Endeavor, junto a Soledad Saieh, Enrique Cueto, Jean Paul Luksic, Jorge Errázuriz y Sven Von Appen, estos empresarios han podido tomar el pulso al desarrollo de negocios de alto potencial que permitirán a Chile alcanzar el desarrollo. Sin embargo, el diagnóstico es claro: hay que acelerar los esfuerzos públicos y privados para fomentarlos. 
“El emprendimiento innovador es el motor de las sociedades y de las personas en cualquier actividad que desarrollen. Chile ha avanzado en forma creciente en las últimas décadas, pero hemos llegado a un techo donde el desafío es mayor para cruzar la frontera del desarrollo”, explica Salvador Said, presidente de Endeavor Chile y empresario ligado a firmas como Parque Arauco, Embotelladora Andina, Edelpa, entre otras. 
Si bien indica que el sistema de emprendimiento del país es uno de los más sofisticados de América Latina, “aún nos falta integrar de mejor forma a cada uno de los actores y mejorar la excelencia de cada una de las acciones que llevamos a cabo. Chile requiere potenciar la creación de empresas en base al conocimiento e insertarse de mejor forma en el concierto internacional”, señala. 
Opinión que comparte José Luis del Río. “Hay que pensar en grande y en el mundo como mercado. Chile es demasiado chico para que la mayoría de los negocios tengan el potencial de escalar”, explica el empresario ligado a Derco, Friosur, Sodimac y Falabella. 
Pero el apoyo no debe venir únicamente cuando existe la idea o se está ejecutado un negocio, sino que debe transformarse en una cultura que debe partir desde la educación básica. “A nivel cultural, el emprendimiento dinámico aún no se valida como un modelo legítimo e indispensable para el crecimiento. Para ello, Chile requiere trabajar a nivel escolar, en forma sistemática los valores del emprendimiento y mostrar a la comunidad lo relevante que son los emprendedores en el tejido social”, explica Christoph Schiess, ligado a Transoceánica, que agrupa a Termas de Puyehue, Alto Atacama, y a otras firmas del sector inmobiliario y hotelero.



Rol de los privados 


Pero el sector público no es el único encargado de fomentar el emprendimiento. Para estos empresarios, los privados tienen la “obligación” de innovar e incentivar nuevos negocios. Lo ejemplifican a través de Endeavor, donde han apoyado más de 50 emprendimientos de alto impacto en el país (tras analizar más de tres mil casos), los que “facturan cerca de US$ 300 millones, han levantado US$ 100 millones de parte de inversionistas y dan cerca de 10 mil empleos”, explica Alan Farcas, director ejecutivo de la entidad. Agrega que según estudios realizados en base a datos del Servicio de Impuestos Internos, en Chile no habría más de 500 empresas gacelas (o de alto potencial de crecimiento). 
Por ello es que Schiess explica que los “privados deben involucrarse en todo el ecosistema del emprendimiento, y vincularse fuertemente con el sector público y académico. Los empresarios deben apoyar el diseño de políticas públicas, y aportar con su experiencia en el diseño de instrumentos y programas de fomento al emprendimiento”.

En ese sentido, el “dar de vuelta” es una obligación moral de los privados, “especialmente los que hemos tenido la suerte de tener algunos éxitos”, explica Said. 
Por ello, estos tres directores de la entidad hacen un llamado y le piden a los “emprendedores, que desde sus inicios, apoyen a otros y que sean ejemplos de “dar de vuelta” a la sociedad”, señala, como una manera de transmitir sus experiencias y articular redes. 
Pero no basta con sólo apoyar a los emprendedores, sino también hay que fomentar la innovación interna, explica del Río. “Los privados tienen la obligación de estar constantemente innovado y generando valor a través de elementos diferenciadores. Esta es la única vía para que las organizaciones perduren. Si las empresas quieren crecer en forma sistemática deben resolver problemas relevantes de sus clientes y generar modelos de negocio sustentables”, concluye.