Por Banyeliz Munoz A.
Con el propósito de instalar en Chile una plataforma para el desarrollo de alimentos a base de cereales más saludables, nace en 2008 el Consorcio de Cereales Funcionales (CCF), integrado por Granotec Chile (empresa desarrolladora de soluciones nutricionales) e instituciones canadienses con amplio conocimiento tecnológico en alimentos funcionales a partir de cereales.
Ximena López, gerente técnico de Granotec, comenta que la entidad se orienta a generar soluciones tecnológicas innovadoras en base a granos para la industria procesadora de cereales, mediante nuevas formulaciones funcionales.
En ese marco, señala que tienen dos proyectos importantes con quinoa y avena.
En 2010 concursaron a fondos de InnovaChile de Corfo, para desarrollar la industria del betaglucano (fibra soluble de la avena) en Chile, que fueron adjudicados el cuarto trimestre, iniciando así sus investigaciones en diciembre del mismo año. “La inversión inicial del proyecto fue de unos US$ 2 millones, de los cuáles, más de la mitad, lo aportaron los socios del CCF y lo restante InnovaChile”.
Pruebas clínicas
El proyecto, acota López, lleva dos años de investigación, y ya se ha superado la primera fase correspondiente a la selección de aquellas variedades con mejor rendimiento.
“Hemos seleccionado el proceso de extracción en seco de betaglucano”, comenta.
Actualmente están en etapa de desarrollo, “iniciando todas las pruebas clínicas que tienen relación con cómo insertamos el betaglucano en las barras de cereal, pastas, productos horneados, jugos o néctares, de tal manera de poder evaluar su eficacia a través del consumo de estos productos, ya que sabemos que el elemento reduce el colesterol, baja la glicemia y aumenta la saciedad. Estamos en proceso de evaluación en el desarrollo de todas estas pruebas clínicas para demostrar estos beneficios en la salud”, afirma la ejecutiva.
López concluye que la meta es entregar recetas y formulaciones para la industria, diversificar la producción y sustituir, por ejemplo, a las harinas tradicionales de trigo por estos nuevos tipos de granos de tal manera de contribuir “de forma mucho más importante” a la prevención de enfermedades crónicas no transmisibles. “La calidad de las fibras y de las proteínas contenidas en la avena y la quínoa, son trascendentales y de una categoría muy importante para producir estos alimentos más saludables”, afirma.