Hace diez años, un equipo multidisciplinario de la Universidad Católica de Chile (UC), compuesto por Jorge Ramos, académico de la Facultad de Ingeniería y Alex Vargas, de la Facultad de Medicina, iniciaron un trabajo conjunto para aprovechar los beneficios de la impresión 3D, poniéndola al servicio del sector salud, mediante la impresión de bio modelos óseos.
Para conseguirlo, transforman los archivos digitales de un scanner médico a un formato que la impresora 3D pueda leer. Una vez que las imágenes son limpias, imprimen piezas a escala 1:1, usadas en la enseñanza de anatomía, la preparación de cirugías y prótesis para pacientes, entre otros. A la fecha, han impreso más de 250, desde un fémur hasta un cráneo completo.
“Cuando nos conocimos, Jorge venía llegando de Estados Unidos, donde se perfeccionó en impresión láser y 3D, y yo necesitaba bio modelos para trabajar en mi especialidad médica”, comenta Alex Vargas, cirujano maxilofacial.
En 2006 se adjudicaron un Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico, Fondef por $ 220 millones y compraron las impresoras. A poco andar, lograron una mezcla de polímeros cuyo comportamiento resultó ser similar al de un hueso real, pues sus características biomecánicas -resistencia y dureza- permiten emular con mayor facilidad un procedimiento quirúrgico.
“Con este material podemos adelantar la creación de prótesis y probarlas previamente. De este modo, reducimos las tasas de errores, los insumos médicos, las horas en pabellón disminuyen un 25% y con ello, el costo total en intervenciones”, explica Vargas. Agrega que el valor de estos bio modelos no supera los $ 500 mil y su fabricación tarda dos días.
Lo que viene
Hoy el nuevo material está en proceso de patentamiento y ha sido probado centenares de veces, incluyendo en el Hospital del Salvador.
Dado el impacto que los prototipos podrían generar, los académicos apuestan por incluirlos en el catálogo de prestaciones de Fonasa. Para ello realizan un estudio que permita verificar con exactitud los costos y tiempos que reducirían.
También buscan expandir su cartera de clientes y comercializar estos bio modelos de manera independiente. Para conseguirlo, se adjudicaron un proyecto Acelerador UC, por $ 40 millones, con el cual financian el estudio y la creación de un sitio web -que estará operativo durante el último trimestre del año- donde clientes e inversionistas interesados en comprar el servicio, puedan ubicarlos con mayor facilidad.
“Una vez que logremos expandirnos, en máximo de cinco años, la meta es alcanzar ventas mínimas de US$ 1 millón en Chile y abrir el mercado hacia Latinoamérica”, comenta Ramos.