Biotecnología: gran potencial, pero lento avance
La falta de capital privado y la coordinación de los actores del ecosistema se alzan como los principales desafíos del sector.
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Desde principios de la década de 2000, en Chile se están ejecutando iniciativas para aumentar los desarrollos biotecnológicos, un esfuerzo que aunque lento, ha tenido resultados: en 11 años, el número de empresas ha aumentado en 200%, a una tasa de 14% anual, según Corfo.
Un incremento que se explica, dice Paola Cañón, asesora sectorial en Biotecnología de Corfo, porque en Chile y la región existen problemas que se pueden resolver mediante biotech, en áreas como ciencias médicas, minería y alimentación.
"Hoy el país cuenta con más profesionales capacitados y los costos de tecnología e insumos han bajado, haciendo más accesible su operación", afirma.
Además, de los US$ 400 millones que el Estado invierte en Investigación y Desarrollo (I+D), 50% se destina a productos y servicios vinculados con biotecnología; un 25% de las solicitudes de patente involucran al rubro, ocupando el segundo lugar en las concedidas en el extranjero. Y se estima que hay 37 centros de investigación en torno a este campo y que las ventas ascienden a $ 42 mil millones al año, por lo que se trata un sector con "potencial".
¿Pendientes? aumentar la especialización: "Estamos trabajando en esa dirección", dice Cañón.
Desafíos y barreras
Desde la Asociación Chilena de Empresas de Biotecnología, Asembio, su presidente Juan Rivadeneira apunta que las principales barreras para el desarrollo son el financiamiento privado y la coordinación de los actores del ecosistema.
"La industria ha crecido lenta en los últimos años por varias razones. Una es la deuda con los doctores que se especializan en el extranjero, que cuando vuelven a Chile tienen poca oportunidad para insertarse en la industria", sostiene.
Por ello, varios profesionales han optado por emprender y hay ocho incubadoras que apoyan proyectos biotech con recursos de Corfo.
Otra de las causas de la lentitud del desarrollo de la biotecnología, indica, está en las oportunidades que perdió Chile al prohibir las pruebas médicas en humanos, situación que ralentiza los proyectos nacionales.
Pese a ello, reconoce el esfuerzo público-privado con la Plataforma Nacional de Biotecnología que lanzó Corfo el año pasado, una instancia que si bien no cuenta con recursos, busca agrupar a las empresas y coordinar a los actores del ecosistema.
Patricio Flores, Jefe de Transferencia en Biomedicina de la UC, señala que esta plataforma ha sido eficiente en generar un diagnóstico de las brechas más importantes entre los actores clave, pero aún debe generar herramientas que permitan disminuirlas.
"Esto se debe traducir en fondos específicos que reconozcan las particularidades de este tipo de investigación, con requerimientos de desarrollo extensos y de financiamiento especiales", plantea el académico.
Respecto de los desafíos, indica que se necesita generar un idioma común que permita que las universidades, la industria y sector público, puedan comunicarse mejor.
Comenta que en el caso de la UC la investigación en biotecnología ha aumentado, en el "mayor entendimiento del uso de esta área como una herramienta impulsora de la economía de Chile, a través de la generación de desarrollos en farmacológica, medicina y la agroindustria, entre otras".
Respecto de los recursos, explica que la UC se apoya en fondos concursables públicos, pero que también se ha abierto a capitales de inversionistas y a la generación de spin off.
"El financiamiento es y seguirá siendo un factor clave, convirtiéndose en un riesgo en la potencialidad de salida al mercado de tecnologías que impacten", afirma.
Fondos
Hasta hace algunos años, sólo pocos fondos invertían en proyectos biotech en Chile. Uno de ellos es Aurus Bios, que con nueve proyectos en el área, hoy sólo mantienen seis, entre ellos Levita Magnetics. No obstante, han surgido otros de apoyo a etapas tempranas, como el Fondo Alerce, de Endurance Investments y la UC, apalancado por Corfo, que también incorpora biotecnología a su portafolio.
Pablo Fernández, gerente del fondo, afirma que las mayores apuestas de los inversionistas ya no son las aplicaciones o el market place, sino sectores que aporten más al desarrollo del país.
"Tenemos buenos científicos, tecnología, e industrias donde se hacen obvias estas aplicaciones, como alimentos, minería, agricultura. Si no los apoyamos, estaremos perdiendo oportunidades", afirma.