La crisis
hundió el año pasado los resultados de Renault, que perdió US$ 4.286 millones después de haber ganado US$ 783 millones en el ejercicio precedente, según las
cifras presentadas hoy por el presidente de la compañía, Carlos Ghosn.
El
presidente de Renault añadió que, ante las malas perspectivas en su mercado
doméstico europeo en 2010, se ha fijado como objetivo declarado reducir su
deuda.
"2009
fue un año difícil para la industria automovilística", explicó al
presentar estas cifras el presidente de Renault, Carlos Ghosn, que en sus
comentarios sobre 2010 no pudo, sino constatar que "será un año
difícil" para su empresa, teniendo en cuenta que sus principales mercados
están en Europa, y el Viejo Continente sufrirá un descenso de ventas del orden
del 10%.
Casi la
mitad de las pérdidas del pasado año (US$ 2.141 millones) fueron imputables a sus participaciones en los otros tres
fabricantes con los que está asociado: Nissan (US$ 1.237 millones), AvtoVaz (US$ 507 millones) y Volvo (US$ 413 millones).
Pero más
allá de esas alianzas, lo cierto es que la rentabilidad de sus propias
actividades, en forma de resultado de explotación, sufrió un descalabro
mayúsculo, con una pérdida de US$ 1.310 millones, tras los US$ 160 millones también negativos de 2008, y sobre todo
muy lejos de los US$ 1.698 millones positivos de 2007.
La facturación se redujo en un 10,8% hasta US$ 46.246 millones, por el descenso del 3,1% de sus ventas mundiales de coches
(2.308.626), pero también por una reducción del precio medio de los
automóviles (eso tuvo un impacto negativo de 2,8 puntos sobre el
volumen de negocios de la actividad automovilística), la disminución
de las ventas de componentes (4,8 puntos menos) y por la fortaleza
del euro frente a otras divisas (-2,5 puntos).