Inundaciones dejan pérdidas en torno a US$ 290 millones en el sector agrícola
Al impacto del arrastre de las inundaciones en las siembras en la zona centro-sur del país se suma el efecto de las infecciones por patógenos en distintos cultivos y el daño a la infraestructura de riego.
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Tras el duro sistema frontal que afectó a la zona centro-sur del país hasta la semana pasada, los expertos están entregando diagnósticos más profundos del impacto que tuvo esta emergencia en el agro. Este es el caso de Colliers, que estimó que las inundaciones dejaron pérdidas que podrían alcanzar a US$ 290 millones en el sector agrícola, de acuerdo a una estimación preliminar.
El análisis pone el foco de que junto al efecto de las lluvias en el arrastre de los distintos cultivos bajos, frutales y siembras anuales, se suman las consecuencias de las inundaciones de amplias zonas productivas durante días, lo que ha provocado la pudrición ocasionada por la infección de patógenos como la Phytophthora y procesos de asfixia a nivel de las raíces. “Esto causó la pérdida total de la producción y la muerte de las plantaciones en el mediano o largo plazo en el peor de los casos”, señaló Rodrigo Gil, líder del área de corretaje de Campos Agrícolas de Colliers.
Además de las pérdidas en cultivos y plantaciones, el estudio también ponderó los impactos del temporal en la infraestructura de riego -como tranques y pozos- así como en la maquinaria agrícola como bombas de extracción y sistemas de riego tecnificado.
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Análisis regional
La región más afectada por las inundaciones fue el Maule, especialmente en las comunas de Curepto y Licantén, con pérdidas que alcanzarían los US$ 150 millones repartidos en daños a cultivos anuales, hortalizas y a especies frutales como los cerezos y manzanos.
A esta región le sigue O´Higgins con daños en suelos destinados a hortalizas y en plantaciones de cerezos o de ciruelos, estimados en cerca de US$ 75 millones, afectando principalmente las comunas de Coltauco, Doñihue y San Vicente.
Por su parte, en la Región Metropolitana se estiman pérdidas de alrededor de US$ 30 millones con Talagante y El Monte como las comunas que vieron más cultivos dañados, tanto hortalizas como plantaciones de cítricos, que fueron arrastradas por la crecida del Río Mapocho.
En la Región de Ñuble, los daños podrían ascender a cerca de US$ 18 millones, escenario en el cual las comunas de San Ignacio y Coihueco figuran entre las que más daños agrícolas en cultivos como cerezos, manzanos o peras recibieron. Luego, en la Región del Biobío se estiman pérdidas por unos US$ 12 millones, principalmente en las comunas de Alto Biobío, Antuco, Arauco, Cabrero y Cañete en siembras de maíz, trigo y alfalfa.
Por último, en la Región de Valparaíso se reportan daños importantes tanto en cultivos anuales, hortalizas y plantaciones en las comunas de San Antonio y Quillota, con un perjuicio total estimado en unos US$ 5 millones a nivel preliminar.
Suelos saturados
Además, el informe señala que en las distintas regiones afectadas el suelo está completamente saturado por el agua, por lo que la maquinaria no puede entrar en estas zonas debido a la calidad del terreno, retrasando las labores agrícolas que ayudarían a mitigar el problema desde el punto de vista productivo y económico.
Como sugerencia, el experto cree que es recomendable realizar un análisis de suelo para descartar cambios en su contenido de salinidad, materias orgánicas y nutrientes. Respecto a las plantaciones con camellones (técnica agrícola que amontona la tierra en líneas para brindar mejores condiciones a las plantas) el ingeniero agrónomo recalcó que se deberá recuperar su altura debido al arrastre de tierra que provocó el caudal de agua.
También destacó que se tendrán que ajustar programas para el control de Phytophthora, y en relación a las hortalizas y los cultivos anuales, afirmó que se deberían escoger variedades vigorosas y de ciclo corto, de manera de obtener producción en el menor tiempo posible para así tener retorno económico y alimento para el ganado lo antes posible.
“Estas acciones requerirán de apoyo a pequeños agricultores para la compra de semillas, agroquímicos y reinstalación de sistemas de riego”, concluyó Rodrigo Gil.