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El desánimo empresarial se instaló con más fuerza entre los agricultores y los industriales en 2022

Medición del CEEN-UDD mostró un persistente deterioro de la confianza empresarial respecto a 2021 y más bien se volvió al escenario pesimista del primer año de la pandemia, o sea, 2020.

Por: Rossana Lucero / Gráfico: María C. Arvelo | Publicado: Jueves 5 de enero de 2023 a las 13:00 hrs.
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Sólo un paréntesis pareció ser 2021 para un repunte del humor en el mundo de los negocios. El Índice de Confianza Empresarial (ICE) que elabora mensualmente el Centro de Estudios en Economía y Negocios (CEEN) de la Universidad del Desarrollo cerró 2022 en un estado de moderado pesimismo, distante de lo ocurrido hacia fines del año anterior e, incluso, del mismo 2020, período marcado por la incertidumbre que introdujo la pandemia que desató el Covid-19.

No hubo sector de los seis que considera el ICE que escapara al deterioro del ánimo, aunque el comercio logró resistir estoico en la casilla neutral, es decir, donde las perspectivas no son ni buenas ni malas. De todas formas, atrás dejó el optimismo de los dos años anteriores, alentados por el alto consumo -del orden de 20% en 2021- en que se tradujo la creciente liquidez en que se tradujeron las ayudas estatales ante la crisis sanitaria y los cuantiosos retiros de fondos previsionales. El año pasado se estima que dicha variable se habría ajustado a niveles de 3%.

Lo anterior, en un contexto en que la inflación escaló hasta 14% en algún momento, una cifra no vistas en décadas en el país y que dista de la meta de 3% a la que aspira el Banco Central. De ahí que las condiciones crediticias se encarecieran ante el alza de la tasa de interés de política monetaria hasta 11,25%.

En el otro extremo, el estado más deprimente el ejercicio que acaba de terminar se lo adjudicó el sector agrícola, donde suelen predominar aires de inquietud. Solo en diciembre algo logró repuntar sin dejar el pesimismo gracias visiones menos negativas sobre la situación de la economía, el negocio, la contratación de trabajadores e inversión proyectada.

La industria, cuya confianza se deterioró la mayor parte del segundo semestre, culminó en un estado “muy pesimista” principalmente por expectativas de menor contratación de trabajadores y de mayor costo laboral. Fue de las áreas medidas por el ICE que mayor derrumbe mostró respecto a lo acontecido el ejercicio previo.

La construcción, pese a enfrentar un diciembre menos pesimista, se sumió con notoria fuerza desde el último trimestre de 2021 en el desánimo, arrastrado por malas expectativas sobre el costo de los insumos, menor demanda y créditos más caros. De hecho, el año pasado se conoció el quiebre de varias empresas de este segmento.

Otro rubro que exhibió cierta moderación en su desánimo al cierre de 2022 fue el financiero, protagonista de una trayectoria volátil a lo largo de los últimos 24 meses, precisamente moviéndose al ritmo de las expectativas de la demanda por préstamos y el mayor costo del crédito, lo que ha golpeado las expectativas sobre los resultados del sector.  

La minería, con algunos vaivenes, también se unió al cuadro negativo con una caída anual del ICE cercano a 10 puntos porcentuales. Esto se condice con un precio del cobre que también descendió en 2022, de orden de 13%, hasta valores de US$ 3,8 la libra. Con este resultado, el metal rojo puso freno a tres años seguidos de ganancias, después de que en 2018 registró una caída anual de 16,66%.

En este contexto, la visión de los empresarios sobre la situación del negocio en los últimos meses, relativa a la que habían esperado, avanzó dos niveles en diciembre, desde “muy pesimista” hasta “moderadamente pesimista”, su mejor nivel desde julio pasado.

Aires de recesión

El comportamiento de las seis percepciones que mide el ICE, 2022 fue sinónimo de las preocupaciones del país. Así, la perspectiva sobre la situación económica se llevó la peor parte y, más complejo, no muy distinto de lo que ya se presumía a fine de 2021. Claro que las cifras son distintas, pues el año pasado el Producto Interno Bruto (PIB) habría terminado con un alza de 2,5%, mientras que para este periodo se estima un descenso entre 0,5% y 2,5%.

Coherente con el alza de la inflación, persistió la preocupación por precio de los insumos, factor que presionó los distintos ámbitos de negocios del país y de la misma vida diaria de los chilenos.

Pero si este tema ya estaba presente a fines de 2021, el deterioro fue evidente en la proyección sobre contratación de trabajadores, nivel de inventarios y la demanda nacional.

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