Pese a lo sorpresiva que fue para muchos la renuncia de Laurence
Golborne a la gerencia general de Cencosud, el ejecutivo ya había
manifestado su deseo de salir del holding hace al menos cuatro meses.
Cuatro
meses que culminaron con una videoconferencia en la cual Golborne,
desde Bogotá, se despidió de la prensa de los cinco países en que opera
Cencosud, y dio paso a una etapa de transición que culminará el próximo
31 de enero, cuando se aleje definitivamente de la compañía.
Pero
el camino que le toca por recorrer a Golborne hasta enero será, quizás,
menos accidentado que los últimos meses, período en el cual se gatilló
su decisión de romper con la premiada dupla Paulmann-Golborne.
Según
un ex colaborador reciente de Cencosud, en los últimos meses se notó un
comportamiento distinto no en la relación entre el accionista
mayoritario y el ejecutivo, sino en cómo Paulmann tomaba parte de las
decisiones de la compañía.
Y es que, como asegura la fuente,
hasta fines de 2007, año récord en el crecimiento del holding, el
empresario de origen alemán se mantuvo circunscrito a su rol de
presidente del directorio y con alta participación en la división
inmobiliaria. Pero una vez concretadas las compras, para las cuales
Cencosud debió recurrir a endeudamiento, Paulmann comenzó a tener más
presencia en la gestión diaria del grupo, lo cual se tomó como un
retroceso en el proceso de profesionalización de la compañía que se
inició en 2001, con la llegada de Golborne.
Este nuevo papel -
entendible según algunos, dado que él y su familia tienen el 62,5% de
la propiedad del holding-, no sólo habría llevado a Golborne a pensar
en su salida de Cencosud, sino también habría motivado a otros
gerentes, como Andrés Osorio o Thomas Keller, a aceptar nuevos
horizontes lejos del conglomerado minorista.
Costanera Center, el mayor choque
Corría
el verano de 2006 y Horst Paulmann junto al entonces Presidente Ricardo
Lagos, ponían la primera piedra de lo que sería la torre más alta de
Sudamérica.
Pero al poco andar no sólo sería la más grande,
sino además, vendría con otras tres torres de oficinas, que en su
conjunto aportarían más de 200 mil metros cuadrados para arriendos al
mercado inmobiliario capitalino. Todo de una sola vez. "Una locura"
-catalogaron algunos en el holding- si se considera que Santiago
consume 70.000 m2 por año.
Las dimensiones del proyecto, las
obras de impacto vial y el financiamiento del mismo habrían llevado a
la dupla Paulmann-Golborne a tener varios roces. Diferencias que como
el mismo Paulmann ha dicho en más de una oportunidad son normales como
en los matrimonios.
Estos roces eran inevitables. Tanto por la
creciente participación que ha tenido Paulmann en los negocios del día
a día, como por el rol protagónico que ha manifestado históricamente en
el área inmobiliaria. De hecho, es tal su ritmo de trabajo que es en
esta división donde hay más rotación de ejecutivos. "Les cuesta
seguirle el ritmo", comenta una fuente en Cencosud.
Nombres como
Thorald Muschen, Enrique Elsaca, Jaime Arias, Gonzalo Castro y Álvaro
Valdés son algunos de los hombres que han pasado por el área
constructora del grupo.
Fue en este contexto, más el análisis de
otros rumbos de manera independiente, lo que llevó a Golborne a pensar
en su salida de Cencosud. Una salida que fue analizada por varios
meses, y que fue postergada por el anuncio que harían con Paulmann en
que Cencosud se comprometería a realizar un aumento de capital y, lo
más significativo, a la paralización de algunas inversiones.
Transcurrido
esto, Golborne y Paulmann comenzaron a ajustar sus agendas para hacer
coincidir su presencia en Santiago. Viajes a Buenos Aires, Miami y Lima
no hicieron posible la renuncia dos semanas atrás, cuando estaba
programada inicialmente, por lo cual la administración del grupo optó
por la videoconferencia del pasado jueves 4.
Pese a las
diferencias de opinión entre Golborne y Paulmann, la salida del primero
se hizo en buenos términos, al punto que el empresario no le impuso
cláusula alguna que le impida irse a la competencia. Quienes conocen a
Golborne creen que los destinos del ejecutivo no pasan por trabajar en
el retail, sino en algún directorio o en algo donde obtener parte de
las utilidades de esa sociedad. Difícilmente, como comentan, volverá a
ser un ejecutivo.
Si bien no ha tomado alguna decisión al
respecto, a su despacho en Cencosud ya han llegado varios ofrecimientos
de trabajo para el ejecutivo, y también de oficinas para que él se
instale por un tiempo una vez que abandone el grupo minorista.
La sucesión y el rol que tendrá Manfred
Lo
que pase después del 31 de enero ya es motivo de apuestas en el
mercado. ¿Quién reemplazará al interino Daniel Rodríguez en la gerencia
general? Desde Pablo Castillo hasta Pablo Turner han sonado como
alternativas, pero probablemente ninguno de ellos asuma ese cargo.
La
respuesta a ello estaría en el propio primogénito de Paulmann. Según
comentaron al interior de la matriz de Jumbo, Manfred poco a poco irá,
desde la vicepresidencia ejecutiva, tomando las atribuciones que tenía
Laurence Golborne, compartiendo ese rol con Rodríguez, quien seguiría
monitoreando lo que ocurra en la gerencia de finanzas.
Esta
decisión, como relatan, fue tomada en pocos meses, sin ayuda de agentes
externos. Sin embargo, es el resultado de un proceso.
Desde
mediados de los noventa que el presidente de Cencosud introdujo a
Manfred en la corporación, precisamente en la gerencia de Easy. Cuando
llegó el minunto de profesionalizar la compañía (en la era de Fernando
Prat), donde se permitió el ingreso de ejecutivos externos (etapa en la
cual llegó Golborne), Manfred y sus hermanos pasaron al directorio.
Pero
Horst Paulmann nunca dejó de pensar en su sucesión y participaron todos
los herederos (Manfred, Peter y Heike) en el Centro de Empresas
Familiares de la Universidad de los Andes, aunque como comentan en el
holding, académicos de esta institución no tuvieron nada que ver en el
diseño final de la sucesión que hoy inicia el mayor retailer chileno,
con miras a los próximos 50 años, tal como declaró el primogénito de
Paulmann.