Chile apuesta porque
Latinoamérica y el Caribe cuenten con voz propia frente a Europa y
Estados Unidos, en la reestructuración del sistema internacional,
mientras la región estrecha los vínculos comerciales con Asia, dijo
hoy el canciller, Alejandro Foxley.
Foxley repasó hoy la marcha de las relaciones exteriores
del país y destacó que Santiago, los días 18 y 19 de marzo próximo
será la sede de una reunión de ministros latinoamericanos,
coordinada por Chile, para supervisar los efectos de la crisis
financiera internacional.
"América Latina tiene que aspirar a tener una sola voz, más
fuerte, en momentos en que se está reestructurando el sistema
internacional", dijo Foxley, para quien el mayor reto en 2009 será
impedir que la crisis financiera impacte sobre la economía real.
Durante la Cumbre de América Latina y el Caribe, que se celebró
en el balneario brasileño de Costa de Sauípe, los 33 países de la
región decidieron crear un grupo de trabajo de alto nivel para
elaborar propuestas conjuntas destinadas a hacer frente a la crisis
internacional.
Según explicó el canciller chileno, Argentina, Brasil y México se
han comprometido a plantear en la cumbre del G-20, que se celebrará
en abril en Gran Bretaña, las propuestas que surjan de ese encuentro
regional.
Para Foxley, la respuesta a la crisis pasa por respuestas
fiscales a nivel nacional y por asegurar en la región flujos de
financiación suficientes para compensar la reducción del crédito de
los bancos privados de los países desarrollados.
Sobre la Unión Europa, citó la asociación para el desarrollo
firmada hace un mes con Chile, en la que destacan las iniciativas en
energías renovables, e hizo mención a las "expectativas muy
positivas" que despierta el presidente electo de Estados Unidos,
Barack Obama.
Según el secretario de Estado, Chile está interesado en participar
"activamente" tanto en instituciones latinoamericanas, como Unasur,
como en instancias que incluyan también a Estados Unidos y Canadá,
como la Organización de Estados Americanos (OEA).
El país andino busca también proyectarse hacia Asia a través del
Arco del Pacífico Latinoamericano (ARCO), compuesto por once países,
y del Acuerdo Transpacífico de Integración, fundado como P-4 por
Chile, Singapur, Nueva Zelanda y Brunei.