El presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), Patricio Crespo, fue uno de los invitados a la cuenta pública de la presidenta Michelle Bachelet que no llegó. Mientras transitaba el jueves por la ruta hacia Valparaíso, decidió restarse y regresar a Santiago. ¿Su razón? Dar una señal de protesta por los ataques sufridos por agricultores en la comuna de Lanco en la Región de Los Ríos.
De hecho, en el Congreso no hubo mención al conflicto en La Araucanía. Transcurridas 24 horas, el repudio se reflejó en una declaración de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC).
Para Crespo la violencia en el sur radicalizada por el conflicto en La Araucanía que se ha extendido a las regiones de Los Ríos y Los Lagos tiene sólo un culpable: el Estado.
- ¿Qué anuncio esperaba en el discurso en este tema?
- No no soy quién para decirle a la presidenta lo que tiene que decir. Lo que espero es que el Estado que ella encabeza, los actores relevantes en la vida nacional, pudieran tener o demostrar un mayor compromiso para hacerse cargo de la problemática de La Araucanía. Hace mucho tiempo dejé de tener esperanza, por eso ya cambié el tono... Nadie quiere hacerse cargo.
- ¿Y los políticos?
- En el ámbito político, los parlamentarios de la Nueva Mayoría parece que están contentos con esta conflictividad, porque se niegan sistemáticamente a constituir una comisión, una mesa de trabajo regional que todo el mundo la está esperando para buscar soluciones. Entonces, parece que hay sectores de la Nueva Mayoría que les interesa esta conflictividad, porque les sirve para sus ámbitos políticos-electorales.
- ¿En qué medida?
- Me he reunido con el Parlamento mapuche, me han dado a conocer sus inquietudes, están dispuestos a que se modifique la Ley Indígena, que lo único que contempla es que ellos son ciudadanos de segunda...Y parece que eso les interesa a algunos porque así están sometidos al poder político, son dependientes, no son libres. Más conviene a los políticos tenerlos controlados por el voto y dependientes que tenerlos libres.
- ¿Está de acuerdo con las demandas de las comunidades?
- Estoy de acuerdo con respetar al pueblo mapuche, con resolver los problemas de miseria. Y por eso es que me rebelo, contra todos, aquí hay una situación de miseria, de abandono, de postergación, de usar una causa noble como es la de hacerse cargo de la miseria de este pueblo, y más bien se le usa, se le dan esperanzas largas...
- ¿Quién es el verdadero culpable del conflicto?
- El culpable es el Estado de Chile, es la sociedad chilena, conducida históricamente por distintos presidentes y distintos Parlamentos, la que no aborda en forma sistemática, en forma seria, con una mirada larga.
- ¿Este es un momento crucial considerando su expansión a otras regiones?
- Evidente. La Conadi va y compra, si no encuentra tierras en Temuco, va a Osorno, a comprar a cualquier parte donde le vendan, y allá llegan las mismas personas, ellos entonces también comienzan a pedir tierras. Es un cáncer que se va expandiendo, porque como única solución que le dan a la gente es la tierra y le dicen 'tómese un potrero, párese ahí y diga que quiere ese potrero o ese campo'. El sistema está pensado especialmente para multiplicar el conflicto. Y eso a mí me tinca que es intencional.
-¿Qué acción debe adoptar el Estado?
- Lo primero que tiene que hacer es tomar la iniciativa. Lo que falta es determinación, decisión política. Hay un Estado de Derecho, pero no hay gestión política. Lo único que estoy pidiendo al Estado de Chile es que las personas involucradas en este conflicto sean escuchadas en una mesa donde se sienten todos a construir propuestas. El mundo privado está listo para cooperar.
- ¿Y los proyectos, como el Ministerio de Asuntos Indígenas, van en esa dirección?
-¿Para qué? En vez de atacar las causas, estamos atacando efectos. ¿Por qué los órganos públicos de este país, la Presidenta, el ministro del Interior, el intendente, no han constituido una mesa de diálogo en la Región para buscar una solución consensuada? Esa es la pregunta que hay que hacerse. La respuesta no está en un nuevo Ministerio. La respuesta está en dialogar, en respetar a los actores y a las comunidades.