Otro 21 de mayo: un libreto conocido
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Existían altas expectativas respecto de esta cuenta pública. Los empresarios esperaban anuncios asociados a la reactivación de la economía y la reforma laboral. Los partidarios del gobierno insinuaban la necesidad de especificar la hoja de ruta constitucional. La oposición insistía en temas de "interés ciudadano" como la delincuencia y el empleo.
El libreto para cada actor estaba predefinido por lo que la rutina del 21 de Mayo siguió su esquema tradicional: la Presidenta apegada a un libreto donde rindió cuentas y entrega algunos anuncios relevantes en materia social. En tanto, la oposición le criticó la falta de anuncios en materia de seguridad pública, empleo y reactivación de la economía; mientras la izquierda le criticó la falta de concreción en lo referido al ya mencionado proceso constituyente.
Y como telón de fondo, se repitieron las protestas en las afueras del Congreso haciéndonos preguntar por qué las autoridades encargadas de la seguridad pública no anticipan aquellos eventos y desarrollan un plan algo más proactivo para evitar este tipo de vandalismo. Otro 21 de mayo con un libreto pre-establecido.
Analicemos brevemente lo dicho. De acuerdo a un informe de la ONG Ciudadano Inteligente, los principales temas abordados en el discurso de la Presidenta Bachelet fueron educación (10%), democracia (8%), reconstrucción (6%), salud (6%), vivienda (4%) y economía (4%). En comparación con el gobierno de Piñera en su segundo año, la Presidenta Bachelet habló más de economía, de fortalecimiento de las instituciones democráticas y de educación. Esperables prioridades dado el contexto.
Entre los anuncios más emblemáticos se destacan el fin de los contratos a honorarios en la administración central, la gratuidad completa para el 60% de los sectores más vulnerables que accedan a formación técnica y a universidades del Consejo de Rectores, la eliminación del pago del 5% de cotización de salud para pensionados mayores de 65 años, la creación de un canal de televisión cultural y gratuito, y una reforma para igualar las diferencias territoriales existentes para el pago de electricidad en los hogares del país.
Claramente el énfasis estuvo en dar a conocer propuestas concretas en materia principalmente social y que afectaran a las grandes mayorías.
La presidenta no quiso insistir en el mea culpa institucional (ya lo había realizado en dos ocasiones en las últimas semanas). Tampoco dio luces de la ruta constitucional, seguramente esperanzada en el paso del tiempo vaya fraguando un acuerdo político en este importante tema. Lo que hizo este 21 de mayo fue tratar de esquivar la discusión de boletas y facturas, abriendo una ventana para recordarnos que las políticas públicas han seguido funcionando. Por suerte, este discurso no tuvo la intención de inaugurar un nuevo momento. Tampoco tuvo la intención de ser un punto de quiebre de la gestión gubernamental. Nada de eso.
Se trató de un discurso pausado, plagado de datos y hechos, con una frase final donde se nos invita a creer en un contexto donde la credibilidad prácticamente se ha perdido.