La embestida pública de Sebastián Piñera al gobierno de Michelle Bachelet no sólo ha confirmado la sensación ambiente de que el ex mandatario tiene serías intenciones de volver a La Moneda, para lo cual habría decidido asumir un mayor protagonismo en la contingencia nacional, sino también que pretende capitalizar los efectos del complejo escenario económico que enfrenta la mandataria y que desde el oficialismo hacen grandes esfuerzos por atribuirle a la administración anterior.
Dimes y diretes de los que algunos representantes de la Nueva Mayoría esperaban que la Presidenta se mantuviera al margen. Sin embargo, la última salida de Piñera indujo a la mandataria a responderle implícitamente, en el marco de una actividad en que se celebró el aniversario de La Serena: “el proceso de desaceleración económica no partió en este gobierno, partió en el año 2012, en el último semestre, y todos los datos de inversión así lo demuestran”, señaló Bachelet, aludiendo al tema en que Piñera ha centrado sus críticas.
El lunes pasado, este último había reiterado que, “el gobierno, en vez de enviar a cinco ministros a descalificar, debería aprender a escuchar y sobre todo a tomar medidas para recuperar nuestra economía, y no perjudicar a la clase media, a nuestras PYME y emprendedores. Eso es lo que yo espero de un gobierno que piensa en Chile”.
El ex presidente es el representante de la derecha mejor posicionado por lejos para el 2017 y, tal como lo perciben en su propio sector, estimaría que su silencio no le reporta electoralmente y que, en cambio, al enfrentarse con el gobierno, y con la Presidenta en particular, se posicionaría como el líder de la oposición. Y si bien algunos representantes de la Alianza le han dado su respaldo público, en privado no están de acuerdo con la postura que ha adoptado. Algo que sí han explicitado figuras como el ex senador de la UDI Pablo Longueira y el director ejecutivo de Adimark, Roberto Méndez.
En cambio, en el oficialismo sacan otros cálculos. En la misma línea del gobierno, algunos de sus máximos representantes optaron por ser quienes salgan a contener la arremetida comunicacional del ex mandatario, empañando su estrategia. Lo ideal y lo que se esperaba era que Bachelet no le respondiera y se mantuviera al margen de la polémica, porque estiman que sólo Piñera pierde al atacar directamente a la mandataria.
Partidos a la carga
Y aunque en la Nueva Mayoría afirman que no existe coordinación con el gobierno para que los partidos se adjudiquen la responsabilidad de responderle al ex mandatario, lo cierto es que el discurso parece estar perfectamente sincronizado. Los términos en que los timoneles del PS, diputado Osvaldo Andrade, y del PPD, senador Jaime Quintana, salieron este martes al paso de Piñera no hacen más que refrendar lo dicho antes que ellos, por el ministro del Interior Rodrigo Peñailillo, y ayer por la misma presidenta Bachelet.
Si bien representantes de la propia coalición oficialista han expresado su preocupación por el difícil escenario económico que se ha configurado estos últimos meses, dándole una dosis de razón a la crítica de Piñera, -en la misma línea de Bachelet- Andrade le atribuyó al ex mandatario la responsabilidad que le corresponde en ello, acusándolo en duros términos de que “él nos intentó engañar, cuando nos dejó un presupuesto con un 4,9 % de perspectiva de crecimiento, sabiendo que eso no era cierto” y advirtió que “el ex presidente tiene que hacerse cargo de su error”.
Y mientras el vocero de La Moneda, Álvaro Elizalde, intenta frenar esta aparente guerrilla de declaraciones que no parece tener fin, transmitiéndole al ex mandatario que “si Sebastián Piñera quiere pelear, que pelee solo. Nosotros estamos trabajando por resolver los problemas de los chilenos y no nos vamos a distraer de este esfuerzo”, el timonel del PPD atribuye su dura arremetida a que “el temor de ser olvidado puede más y eso es lo que lo hace salir a escena, criticar al gobierno”, añadiendo que la actitud del ex presidente “no es de un estadista, es de un comentarista”.
Longueira llama a "cuidar el lenguaje"
A pesar de que el ex candidato presidencial de la UDI Pablo Longueira, afirma que "no voy a prestarme para que mis opiniones aparezcan polemizando con el ex presidente Piñera o con el ministro Peñailillo", advierte que "hay que ser muy cuidadoso con el lenguaje". "Vengo advirtiendo hace mucho tiempo que me preocupa el clima político que se ha instalado en Chile porque nada bueno viene cuando se instalan esos lenguajes. No veo con buenos ojos que este clima siga profundizándose", enfatizó.
En esa lógica, aseguró que se debe hacer todo lo posible por construir acuerdos amplios, por lo que celebró el esfuerzo hecho por el Senado en la reforma tributaria, argumentando que era "impensado" que, "siendo una de las reformas estructurales más importantes de la administración de Bachelet", se aprobara sin una "mayoría muy significativa".
También sostiene que la reforma aprobada es "incomparablemente mejor" que la que originalmente presentó el gobierno. "Las reformas que son fruto de aplanadoras o de mayorías coyunturales no tienen legitimidad y no son los caminos que llevan al progreso. La reforma tributaria que se obtuvo dará estabilidad los próximos 20 ó 30 años y ojalá que la reforma educacional que se termine aprobando tenga el mismo nivel de consenso".
Por último, respecto de su retiro de la política, insistió en que no participará "en ninguna actividad partidista" para dar paso a que la nueva directiva y, con ella, a la nueva generación que se ha instalado en la UDI.