por sebastián valdenegro toro
La reforma tributaria continúa avanzando hacia su promulgación. La semana pasada el Senado despachó a la Cámara las indicaciones consensuadas entre el oficialismo y la oposición, proceso en el cual tuvo un rol clave Carolina Fuensalida.
La ex coordinadora de Política Tributaria de Hacienda y hoy socia de Fuensalida & Del Valle Abogados, está agotada después de las maratónicas jornadas de análisis de las indicaciones junto a los técnicos de Hacienda y de la Alianza, pero no esconde su satisfacción por el resultado final, aunque este no sea el más perfecto.
“Me quedo con la sensación de que hice todo lo humanamente posible para tratar de representar de mejor manera al senador Juan Antonio Coloma, a quien yo representaba en la comisión, y para que saliera el mejor proyecto posible. Creo que peleé con mucha pasión varios puntos, pero siempre con respeto. Y creo que eso es lo que primó en la comisión: el respeto más allá de las diferencias”.
- ¿Con qué sensación se queda del trabajo hecho en la comisión técnica?
- Personalmente, mantengo mi opinión que la reforma tributaria sigue siendo una reforma que dista de ser lo perfecta que uno hubiera querido o que hubiésemos apoyado si fuéramos gobierno. Todavía tiene muchas falencias, carencias y complejidades que me hubiera gustado que no estuvieran.
No obstante aquello, y sabiendo que no teníamos los votos en el Congreso para oponernos a la reforma original, tiendo a pensar que estamos en una mejor posición porque logramos rescates esenciales que hizo el senador Coloma en las negociaciones finales, como que no se deroge el DL 600, sino que hasta la fecha que haya una nueva institucionalidad pro inversión extranjera vigente, que no se pierda el DL 600.
- ¿Cuáles son los puntos que podrían generar problemas o complejidades?
- Hay temas que quedaron impecablemente mejor que el proyecto inicial. Por ejemplo, en la norma antielusión desde el primer día planteamos que se estaba cometiendo un error con la nueva relación que se establecía entre el SII y el contribuyente. Eso quedó más claro y equilibrado, restituyendo principios como el de debido proceso, respeto a las garantías del contribuyente.
Sin embargo, creo que donde se pueden generar mayores problemas es en la interacción y la convivencia jurídica y legal entre los dos sistemas tributarios tan distintos, como el parcialmente integrado y el de renta atribuida. El hacer convivir en el día a día estos sistemas en estructuras societarias que se componen de más de una sociedad, el hecho de que un inversionista invierta en un sistema atribuido y otro en parcialmente integrado, va a generar mayores complejidades para el mundo privado y el mundo público. El SII deberá lograr generar los mecanismos necesarios para que estos mundos convivan.
- Entenderlo ya de por sí es complicado.
- Claro, eso también es una labor titánica. Todavía el mundo privado, el mundo de los contribuyentes más simples y los más sofisticados, aún no entienden mucho cómo quedó el sistema tributario en Chile.
- Se ha planteado que la convivencia de los dos sistemas podría generar tensiones a nivel de accionistas de las sociedades anónimas, aumentando eventualmente la judicialización.
- Claro, esa es una materia que eventualmente se tendrá que analizar con detalle. Por suerte aún hay tiempo porque esto comienza a operar el 1 de enero de 2017. Pero uno de los temas que se podría analizar es que eventualmente sería conveniente que los accionistas de sociedades anónimas cerradas pudieran ejercer el derecho a retiro, dado el impacto que podría tener en los accionistas la decisión que tome el controlador para proponer un sistema tributario. En las SA abiertas sucede esto cuando los accionistas se sienten perjudicados con decisiones de los controladores. Quizá esta es una materia que el Ejecutivo tendrá que evaluar.
- De sus palabras se infiere que la reforma deberá sufrir modificaciones en la marcha.
- Sí, sobre todo porque en algunas materias más sustantivas todavía quedan un par de años de margen. Tal como ha ocurrido en otras reformas tributarias en Chile, siempre ha habido adecuaciones que hacer. Porque cuando se habla de una reforma de la envergadura de la actual, es imposible que haya quedado todo perfecto, todo regulado y todas las situaciones previstas. Hacerlo era imposible en una primera instancia.
- ¿Hubo demasiada premura en llegar a un acuerdo lo más rápido posible?
- Me hubiera gustado muchísimo que este mismo trabajo que se hizo en tres semanas, se hubiera hecho a través de una comisión que sesionara durante seis meses, incluso un año, para que hubiera quedado un mejor sistema, con la debida profundidad que requiere una modificación de esta envergadura.
- ¿No se agotó completamente el debate de la reforma?
- No, en ningún caso se agota porque además el sector privado-público no logra dimensionar cómo queda el proyecto. ¡Fue muy poco tiempo! Las indicaciones ingresaron el 9 de agosto, ya están votadas en el Senado y la gente yo creo que no ha alcanzado a leerlas todas. Por lo tanto, esto todavía va a generar una discusión para muchos meses.
Por lo tanto, creo que esto será objeto de nuevas modificaciones y planteamientos y espero de verdad que éste no sea un tema cerrado.
- Se ha dicho que el tema será clave en la próxima campaña presidencial.
- Es probable que vuelva a ser un tema clave. Que a mí me gusta que sea así, no lo sé, porque también es complejo cuando el país cada cuatro años vuelve a poner la reforma tributaria como un tema clave. Es peligroso también. Desde mi mirada, evidentemente creo que nosotros -aspirando a ser gobierno- tenemos que replantear otra reforma tributaria. Esta no fue la mejor reforma tributaria. Si nosotros hubiésemos sido gobierno, no hubiera sido este el enfoque que hubiéramos tenido.
"El DL 600 es una institucionalidad que no se debe desmerecer"
Hace un par de semanas, el gobierno convocó a un grupo de expertos para analizar la nueva institucionalidad en materia de promoción de la inversión extranjera en Chile ante la eliminación del Decreto Ley (DL) 600. Carolina Fuensalida es parte de ese grupo y anticipa que las modificaciones a la institucionalidad deben apuntar hacia modernizar los entes encargados de la promoción de inversiones en el país.
- ¿Hacia dónde debiera apuntar la nueva institucionalidad para la inversión extranjera en Chile?
- Yo tuve la suerte de participar en la comisión Gallagher citada en el anterior gobierno que estuvo a cargo de analizar el estado del DL 600 en ese minuto, donde se encontraron varios aspectos importantes que se podían rescatar. Yo creo que el DL 600 es una institucionalidad hoy en día muy sólida y que ha sido muy bien mirada por los inversionistas extranjeras.
- ¿Como cuáles?
- Como la posibilidad de que un inversionista extranjero venga a Chile a suscribir un contrato con el Estado de Chile, es una institucionalidad que no se debe desmerecer ni perder. Eso es clave. Además, el
DL 600 contempla una serie de elementos que son muy positivos y que van más allá de lo tributario, como algunos temas de carácter cambiario que no están recogidos en ninguna institucionalidad aparte del
DL 600.
- Pero se ha señalado que el DL 600 es un mecanismo "exótico" para un país con una institucionalidad consolidada como Chile.
- Eso sí, yo creo que Chile tiene todavía mucho más que ofrecer a los inversionistas extranjeros, tiene mucho más que mostrarle a los inversionistas y creo que una nueva institucionalidad de promoción de inversiones tiene que ajustarse a los nuevos tiempos. Creo que la parte jurídica en el DL 600 está muy bien recogida en cuanto a las garantías que se le ofrecen a los inversionistas. Yo creo que en cuanto a las instituciones que las ofrecen, hay que generar nuevas modernizaciones, hay que ofrecer mucha más apertura, darse a conocer fuera de Chile, mostrar que no es sólo un país minero, sino que hay múltiples proyectos que pueden llegar al país en energía, industrias, etc.. Y ahí se requiere una nueva entidad promotora de la inversión extranjera más potente de lo que es hoy el Comité de Inversiones Extranjeras (CIE). Ahí hay que meterse de manera más modernizadora y mucho más potente para mostrar a Chile como una plataforma.
- Entonces, ¿la modificación no debiera ser por el lado jurídico?
- No, yo no creo en grandes modificaciones al tema jurídico. Me gusta la institucionalidad y los elementos jurídicos vigentes, como el acceso al mercado cambiario formal para poder repatriar utilidades, las libertades que da el DL 600 para traer capital, deuda, bienes y tecnología, etc.