Una nota de preocupación puso el Índice Mensual de Actividad Económica (Imacec) de junio, que se expandió 0,8% respecto a igual mes del año anterior, mientras que la serie desestacionalizada cayó 0,8% respecto del mes precedente. Se trata del Imacec más bajo registrado desde marzo de 2010, cuando este creció 0,2% anual producto del terremoto del 27F. Sin embargo, la comparación histórica de los últimos ciclos económicos indica que sólo se han registrado crecimientos así de bajos en períodos de desaceleración de la economía internacional, como por ejemplo en el año 1997 con la crisis asiática, en el 2001 con la crisis en Estados Unidos, o más recientemente en el 2008 con la crisis financiera internacional.
Así, vale la pena revisar qué está pasando con los fundamentos de la economía chilena desde el punto de vista de la economía internacional. Lo primero es el crecimiento de nuestros socios comerciales, que este año muestran tasas de expansión en torno a 3,6%, en comparación con un 3,3% registrado durante el 2013. En este sentido, si ellos crecen más, aumentan su riqueza y, por lo tanto su consumo, aumentando así la demanda por nuestros bienes. Respecto de los términos de intercambio, en tanto, si bien se espera que estos registren una caída marginal de menos 0,5% respecto de 2013, estos seguirán en niveles altos. Por último, en términos de financiamiento externo, las tasas de interés y spreads de Chile siguen bajos y los flujos de capitales están volviendo a las economías emergentes, por lo que hoy tenemos acceso a un financiamiento abundante y barato.
Desde el punto de vista de las políticas de estabilización, por otra parte, se observa una expansión del gasto público en relación al año anterior con una tasa de crecimiento anual de 5,8% durante los primeros cinco meses de este año, mientras que la tasa de política monetaria ha bajado más de 100 puntos base desde el cuarto trimestre de 2013, por lo que, desde el punto de vista de las políticas estabilizadoras, hay mayor gasto fiscal y menores tasas de interés.
Así, las bajas cifras de Imacec hablan esta vez inexorablemente de un pesimismo en el sector privado que, a diferencia de la economía mundial, aún no se ha recuperado. En efecto, el Informe de Percepciones de Negocios de agosto de este año, que publica el Banco Central, señala que “sigue la negativa percepción de los consultados respecto de la evolución de las actividades ligadas a la inversión”, los que señalan que entre los principales factores que están afectando sus decisiones se encuentran “las dudas que perciben respecto de la estabilidad de las fuentes laborales y el efecto de los cambios tributarios en discusión”. El Indicador Mensual de Confianza Empresarial (IMCE), a su vez, alcanzó en junio un nivel de 43,7 puntos, 3,6 puntos por debajo al del mes pasado, ubicando a las expectativas empresariales globales en un nivel pesimista.
En este contexto, se torna urgente resolver de manera oportuna los temas regulatorios relacionados con la reforma laboral, la reforma tributaria y la reforma educacional. De lo contrario, la confianza empresarial no se restituirá, la inversión no se recuperará y la economía no logrará el anhelado repunte.