Le tocó asumir en un periodo difícil del segundo gobierno de Michelle Bachellet. Pese a ello se generaron altas expectativas en la gestión del DC Mario Fernández en el Ministerio del Interior, particularmente en su propia tienda, donde un sector se siente decepcionado cuando se cumple un mes de gestión del tercer jefe de gabinete de la actual administración.
El pasado 8 de junio, el “Peta” como se lo conoce entre sus amigos más íntimos -y también en el ámbito político-, juraba ante la mandataria, quien dijo algo que ha marcado la aún corta gestión del jefe de gabinete falangista: “Su experiencia va a contribuir a la unidad de nuestra coalición”.
La sentencia presidencial se ha cumplido a rajatabla, lo que muchos valoran, no así un sector de la DC, cuya evaluación en privado es tanto o más dura que la de la oposición, cansada de esperar que los representantes falangistas en el gobierno impulsen un cambio de timón.
El lunes 4 de julio en la tarde, la bancada de diputados falangistas llegó hasta el gabinete del ministro. La agenda del ministro contemplaba una hora para sus visitantes, pero la cita se extendió por dos y media. Uno de los 13 legisladores presentes recuerda que el anfitrión tomó la palabra “muy relajado, contando anécdotas y en eso ocupó mucho del tiempo del que nos tenía destinado. Se cumplió la hora y habían hablado sólo cinco de los 13 que llegamos a la reunión”. En vista de eso, en un gesto revelador de su interés por escuchar, el Peta les dijo “les doy todo el tiempo que quieran” y así fue.
Sin embargo, según recuerda otro de los asistentes, lo que en realidad hizo el ministro fue “una arenga en la que nos impulsaba a apoyar al gobierno, más allá de los intereses partidarios. A hacernos a la idea de que somos parte de una coalición amplia y que no podemos quedarnos lloriqueando porque a los comunistas los pesquen más que a nosotros”. Por lo que se entendió que los reclamos expresados por la mayoría del grupo cayeron en saco roto. Como el hecho de que a juicio de la mayoría de la bancada la agenda del gobierno está dejando fuera temas que son relevantes para la ciudadanía como los de las isapres y las jubilaciones. Algunos están tan impactados que sostienen que el ministro “vino a jubilarse” a Interior.
Para uno de los vicepresidentes de la DC, el diputado Sergio Espejo, las expectativas que se pusieron en el arribo de Fernández a Interior “son muy elevadas y esa es una enorme exigencia. Su tarea es facilitar la articulación y coordinación en un gobierno que tiene severas dificultades en esa materia. Y esperamos que cuente con el respaldo indispensable y necesario de la Presidenta”, que es necesario -subraya el dirigente- “para que ordene, conduzca, para que ponga término a una forma de gobernar donde a ratos pareciera que cada uno se manda solo”.
Luces de su instalación
En otros sectores de la NM, la mirada es muy distinta y lo que va de la gestión del ministro muy bien valorada. Aunque el senador PPD Felipe Harboe cree que un mes no es suficiente para hacer evaluaciones, tiene la convicción de que el sucesor de Jorge Burgos “se instaló como un colaborador de la Presidenta, donde incluso planteó públicamente que estaba dispuesto a renunciar a sus valores propios en función del valor colectivo y lo ha hecho y eso es importante”. Similar análisis hace el senador PS Alfonso De Urresti, quien asegura que “lo he visto bien. Valoro su capacidad de diálogo y de articular entendimiento con todos los sectores”.
Según el senador independiente Pedro Araya, Fernández “comenzó bastante bien” y “ha sido fiel a su estilo, lo que está buscando es principalmente recomponer las relaciones al interior de la coalición”.
Desde la oposición, en cambio. el juicio es lapidario. Políticamente hablando, dice el RN Andrés Allamand, “hasta ahora su participación ha sido completamente inexistente. No ha marcado ningún rumbo, ningún hito. Incluso ha contribuido a errores de envergadura como no corregir la reformas laboral”. Mientras que el senador gremialista Juan Antonio Coloma plantea que “yo esperaba del ministro del Interior algún grado de contrapeso, pero él tuvo la honestidad, a mi juicio el error, de decir que iba a hacer lo que la Presidenta decida”.