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Andrés Benítez: “Con un acuerdo en la reforma educacional saldría una cosa incluso más enredada que en la tributaria”

Según el académico y analista, Eyzaguirre está atrapado entre una presidenta que le exige cumplir el programa y una reforma que es imposible de llevar a la práctica.

Por: Valentina Fuentes J. | Publicado: Lunes 11 de agosto de 2014 a las 05:00 hrs.
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Como integrante del G8, que reune a rectores de universidades privadas, Andrés Benítez se ha posicionado como uno de los más críticos de la reforma educacional. Este ingeniero comercial de la UC, que además incursionó en el periodismo, se radicó en el mundo académico y, actualmente también es un analista de la contingencia política.

-La presidenta Bachelet dijo que se jugaría todo su capital político en sacar adelante la reforma educacional ¿Cree que tendrá éxito?

-A diferencia de la tributaria, que era sólo un instrumento para financiar otras cosas, la educacional es una reforma ideológica fundamental y es el centro de su programa, entonces no le queda otra que salir a defenderla y por eso, por primera vez bajó a terreno. Pero aunque se juegue su capital político, la reforma -más allá de que sea buena o mala- es imposible de implementar. Es una reforma que no va a despegar y nos vamos a enfrentar en una discusión eterna. El desgaste que sufrirá en esto la obligará a cambiar su programa.

-Y si Bachelet se dispusiera a cambiar su proyecto, ¿la derecha debiese tratar de llegar a acuerdo con la NM?

-Es muy difícil llegar a acuerdo en esta reforma porque no hay ningún punto de conexión entre lo que quiere el gobierno y lo que debiera defender la derecha. Pero en el caso de que pasara, en un acuerdo en reforma educacional perdemos todos, porque saldría una cosa incluso más enredada que la reforma tributaria. Cuando hay diferencias tan importantes, cualquier acuerdo resultaría pésimo, porque haría que la reforma se llene de excepciones, como hecha de pedacitos que se pegaron a la mala. Entonces al final, habría copago, pero en realidad no, estaría prohibida la selección pero no en todos los casos y así con todo.

-Entonces ¿qué debiese hacer la derecha?


-Tiene que apostar a que la NM seguirá dividida en el tema, quizás no era tan claro en la reforma tributaria, pero en este caso, no hay ningún acuerdo dentro del mismo oficialismo. Si el adversario está confundido, no hay que distraerlo, como dice el libro “El arte de la guerra”.

-¿Debería el gobierno remover a Eyzaguirre del cargo?

-Ser ministro de Educación es una responsabilidad muy difícil, pero él se ha encargado de hacerlo más difícil aún. El problema de Eyzaguirre es que él recibe un encargo, pero no recibe ningún proyecto. Es claro que la NM se dedicó a predicar una reforma sin proyecto. Veo muy difícil que Eyzaguirre termine el período, porque como la reforma es impracticable, alguien tiene que morir. Lo veo atrapado sin salida. Es una misión imposible: él sabe que es una ecuación que no se cumple, que no puede dar gratuidad en educación superior, ni comprar colegios, ni nada, y por otra parte, hay una presidenta diciéndole que hay que cumplir el compromiso.

-¿No se cumple la ecuación si se destina el 70% de los recursos a educación escolar y parvularia y 30% a superior, que fue lo que especificó Andrés Palma la semana pasada?

-Palma dice eso porque escucha que eso es lo que hay que hacer, pero no es que tenga un plan. Esa es una improvisación más. A estas alturas, las declaraciones no tienen efecto porque ya nadie le cree nada a nadie. La Presidenta plantea gratuidad universal y Palma dice que 2/3 de la plata se irá a la educación escolar, lo que significa que no habrá gratuidad total en las universidades; el ministro dice que el plazo del copago es indefinido y que durará hasta que tengan la plata para terminarlo y la subsecretaria dice que será un tiempo definido… esto ya es puro juego de palabras.

-En términos políticos, ¿qué consecuencias tiene que las declaraciones dejen de tener efecto?

-Su efecto más grande es que la reforma pierde credibilidad todos los días porque en realidad no existe una reforma. Estas improvisaciones desprestigian a todos los actores, y ahora se empieza a desprestigiar también el gobierno y la Presidenta, lo vemos en las encuestas.

La Nueva Derecha


-Usted ha afirmado que el gobierno y la Nueva Mayoría han sufrido un desgaste, ¿cuáles serían las causas de esto?

-Se produce porque sus ambiciosas reformas tienen deficiencias que han hecho que sus proyectos sean imposibles de aprobar y que además no sean entendidos por la calle. En el caso de la tributaria se llegó a un acuerdo donde se cambió el espíritu del proyecto.

-Ha dicho que la derecha no está aprovechando este mal momento del gobierno y que debe cambiar de estrategia, ¿cómo debiese hacerlo?

-Este gobierno partió con toda la fuerza y a toda velocidad, pero se desgastó muy rápido. Esto pilló a la derecha muy desprevenida, que venía recién parándose de una derrota electoral tremenda. Ahora la Alianza tiene una oportunidad, pero es un ejército desmembrado.La estrategia de destruir los proyectos del gobierno es una primera etapa que puede ser efectiva, pero tú no ganas votos así, sólo desgastas al otro. Así nadie gana, nadie capitaliza. Cuando vemos al senador Allamand y a otros haciendo giras por el país, está bien, pero es una gira para destruir el proyecto del gobierno, no una gira para proponer alternativas. Se echa de menos la propuesta.

-¿Y tienen la capacidad para institucionalizarse y ofrecer una propuesta?

-Aquí hay que recordar lo siguiente: la derecha, ni unida gana. Por naturaleza son menos. Entonces si no se unen, no hay nada que hacer. Para ganar una elección, tienen que conquistar otros sectores, volver a tener hambre de poder y sentir que no es imposible volver, porque el gobierno lo está haciendo mal. Ahora, no se puede apostar a que el gobierno lo siga haciendo mal, pueden reaccionar, entonces ahora es cuando hay que meterse unidos.

-En esa línea, ¿qué papel debería jugar Sebastián Piñera?

-Piñera tiene experiencia e ideas como para ordenar a la Alianza, pero lo primero que tiene que hacer es llegar a acuerdo con su partido y volver a RN. Él debiera hacer un gesto de reconciliación. Es difícil, porque quedaron heridas, pero en política, si existe la Nueva Mayoría –con Ignacio Walker que pelea todo el día con el PC y los socialistas y sin embargo son gobierno-, no veo porqué no puede haber una Nueva Darecha. Si no son capaces de hacer eso, entonces no se puede esperar nada. Por el otro lado, la derecha también tiene que ir a buscarlo a él, porque hoy lo necesitan, es el único candidato que tienen. O sea, acá nada de uno ir a golpear la puerta del otro.

-¿Es la única carta que tiene la derecha?

-Piñera es claramente su primera carta, pero es evidente que hay otros que van a querer serlo, entonces él tiene que actuar como uno más, porque no puede pretender ser el único.

"El acuerdo tributario dejó como herencia un sistema muy malo"
-¿Cree que la reforma tributaria es una de las causas de este mal momento económico?
-Me sorprende que la Presidenta diga que no hay relación entre una cosa y otra, de ser así, todos los países subirían sus impuestos. Los efectos de esta reforma ya se están sintiendo. Este Imacec fue el más bajo desde el terremoto de marzo de 2010. Y hoy ella tiene un segundo tsunami económico. Es una mala opción apostar porque esto será transitorio. El gobierno debiera tomar nota y bajar la intensidad de sus proyectos, porque no está el ambiente para tanta convulsión. Si siguen anunciando reformas, esto ya se va a enredar infinito. Entonces, lo correcto es ordenar la casa y después seguir. Ella tiene que frenar su programa de reformas porque evidentemente le están haciendo daño a la economía, no es renunciar a ello. A ella le tocó un ciclo malo, pero además lo acentuó.
-¿Es partícipe de que la derecha haya llegado acuerdo en materia tributaria?
-Nuevamente, "cuando tu enemigo está confundido, no lo distraigas". O sea, la reforma tributaria estaba en un punto muerto. Se debió esperar para que se anunciara otra cosa. Además, con el acuerdo, la reforma puede que haya quedado incluso peor. La herencia de ese acuerdo es un sistema tributario muy malo, con un enredo que lo único que logra es que haya más elusión. Acá el gran culpable es el gobierno y el ministro Arenas que planteó una reforma que no tiene pies ni cabeza. Probablemente ni recaude lo que dicen que va a recaudar, pero además vamos a quedar atrapados en un sistema tributario insólito. Los empresarios están más felices, porque hay mayores formas de eludir. Si cuando hay confusión... este va a ser el reino de los abogados, ellos son los más contentos.

"La gratuidad universal es una locura"
-¿Cuál sería el mayor problema de la gratuidad en educación superior?
-Que es imposible, son US$5 mil millones al año. Segundo, si me dicen que mi universidad será gratis y que me darán los mismos recursos -que no está contemplado- yo igual quedo capturado por el Estado y esta fundación no se pensó para ser estatal. Tenemos un proyecto propio y no queremos que el Estado nos diga qué enseñar.
-¿Cómo se debiese acotar la gratuidad?
-No creo en la gratuidad universal, me parece una locura porque la universidad genera beneficios propios. El programa habla de que en su mandato habrá gratuidad para el 70%. Entonces no promete gratuidad total y puede zafar por ahí. Finalmente este gobierno optará por intentar reemplazar las becas y los créditos para ese 70% de jóvenes más vulnerables de la educación superior. Así, lo veo bien focalizado.
-¿Cómo ve este debate?
-Para el gobierno es más importante la inclusión que la calidad, no importa dónde entremos, pero que todos entremos. Eso es nivelar para abajo. Todo lo que me preguntan es si quiero ser gratis, pero nunca me han preguntado cuál es mi proyecto para ser la mejor escuela de negocios del mundo, porque no les interesa eso.

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