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Gina Rippon, neurocientífica: “Hay disciplinas que deben preguntarse qué hace desistir a las mujeres”

La experta será la encargada de cerrar el Congreso Futuro 2022, evento que se inicia hoy y contará con más de 80 expositores.

Por: Martín Baeza | Publicado: Lunes 17 de enero de 2022 a las 04:00 hrs.
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No hay una distinción entre cerebros masculinos y femeninos y la neurociencia está “desesperadamente tratando de que la gente lo sepa”, dice Gina Rippon, neurocientífica reconocida por plantarse en contra de los estereotipos de género y el “neurosexismo”, ideas que plasmó en su libro “The gendered brain”.

Este viernes, la investigadora honoraria de la Asociación Científica Británica y miembro de la Red de Igualdad de Género de la Unión Europea, cerrará el Congreso Futuro 2022, organizado por el Ministerio de Ciencia, el Senado y la Fundación Encuentros del Futuro (FEF), que tendrá foco en la transformación mundial generada por la pandemia.

En la cita participarán más de 80 expositores de 20 países, entre los que destacan la Premio Nobel de Economía Esther Duflo; el asesor del gobierno de EEUU en la lucha contra el Covid-19, Anthony Fauci; la economista Mariana Mazucatto; y el filósofo político Michael Sandel.

La última jornada estará dedicada a analizar la participación de las mujeres en los espacios de tecnología y conocimiento, a través del panel “Digitalizadas: Hackear lo binario”.

Rippon, que con su charla terminará la undécima edición del congreso, dice que los falsos estereotipos de género generan el peligro de excluir a las mujeres del desarrollo de las nuevas tecnologías, “como si la sociedad estuviese programada y destinada a ser así”.

- ¿En qué aspectos se hace visible la brecha tecnológica de género?

- Tristemente, en las tecnologías del futuro -como la robótica y la informática- la subrepresentación de las mujeres parece crecer y eso tiene implicaciones profundas.

Por ejemplo, en la Inteligencia Artificial (IA), es importante que tengas un grupo representativo de personas produciendo los datos y algoritmos con que se desarrolla, para que no haya un sesgo. Y no solo de género, también minorías étnicas o discapacidades.

- ¿Y cómo pueden contribuir la tecnología y la neurociencia a superar esta brecha?

- Se cree que las mujeres tienen cerebros diferentes a los hombres y no es así, por eso escribí “The gendered brain”. Esa narrativa dominaba a la educación y determinaba las aspiraciones de hombres y mujeres.

La neurociencia y la tecnología tienen que desafiar esto y entender que no hay soluciones únicas para los problemas que se están abordando y mirar las diferencias de cada individuo dentro de la población.

- Ha dicho que la “mala ciencia” es la base de la desigualdad de género. ¿A qué se refiere con esto?

- Esto es el neurosexismo. Hay que comprender las implicancias de que los cerebros sean diferentes. La ciencia primitiva asume que saber el sexo de los participantes es suficiente y se hacen grandes estudios con muchas personas y técnicas avanzadas e investigan la diferencia entre hombres y mujeres en cuanto a la resolución de problemas o la comprensión emocional. No se fijan en su educación, ni ocupación, ni aficiones, ni influencias externas. A eso llamo mala ciencia.

Rol del Estado

- ¿Hay políticas de Estado que puedan reducir la brecha?

- He participado en estudios de los efectos de los estereotipos de género en la educación de los primeros años, que ahí es donde radican los problemas. Una política educativa puede abordar eso, que hay habilidades que hemos asumido como masculinas, como las finanzas, pero son entrenables.

Lo otro es la inclusión. El cerebro humano necesita sentir pertenencia. Esto es para todas las organizaciones, pero a veces las tecnologías se caracterizan por ser menos conscientes de estas cuestiones.

- El próximo Presidente de Chile tendrá un gabinete con paridad de género, ¿qué importancia tiene?

- Debería decir que es absolutamente correcto. Los modelos a seguir son muy importantes, sobre todo para las jóvenes, pero me preocupa la suposición de que las mujeres aportarán habilidades particulares.Por ejemplo, no todas las mujeres del mundo son naturalmente empáticas, así que hay que tener cuidado con lo que esperamos de esta paridad. No hay que separar entre políticos hombres y mujeres, todo el mundo puede ser político y contribuir. Pero en cuanto a modelos de conducta, que haya igualdad numérica, es un mensaje muy importante.

- ¿La transformación digital es una oportunidad para la inclusión de las mujeres?

- La tecnología es tan nueva que podríamos dejar todo el bagaje existente atrás, pero hay que superar los estereotipos. El número de mujeres que eligen la informática o la física es ínfimo. Esas disciplinas deben preguntarse qué es lo que hace desistir a las mujeres, porque si vemos sus capacidades es evidente que podrían hacerlo muy bien. Hay que analizar la cultura, si las acogen o si tal vez los problema que intentan resolver no interesan a toda la población. Y las mujeres tienen que plantarse y decir: podemos y deberíamos hacer esto.

 

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