Ex vicepresidente de Costa Rica: “Hay un riesgo de que se repita en lo político el escenario que se produjo tras la Gran Depresión”
No sólo será en Chile. La pandemia generará cambios políticos y constitucionales a lo largo de Latinoamérica. La duda es si los políticos estarán a la altura.
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La pandemia generará cambios drásticos. Es lo que proyectan todos los analistas. También en el ámbito político y especialmente en Latinoamérica, afirma Kevin Casas-Zamora, ex vicepresidente de Costa Rica y presidente del Instituto para la Democracia y la Asistencia Electoral.
El desafío, advierte en esta entrevista, es que los países aprovechen las crecientes presiones por cambios institucionales y constitucionales para hacer las reformas necesarias.
-¿Cuáles son los riesgos en materia de gobernabilidad derivados de la pandemia?
-Pienso que hay tres grupos de riesgos. El primero tiene que ver con los poderes de emergencia que han invocado los gobiernos en todo el mundo para lidiar con una situación excepcional. Hasta ahora, en la mayoría de los casos se han invocado de formas compatibles con la democracia. Pero en algunos casos estamos viendo intentos de usar estos poderes para limitar la libertad de prensa, la capacidad de la sociedad civil para movilizarse. Más allá de casos problemáticos, como El Salvador, lo que me preocupa es que nos acostumbremos a ellos y se conviertan en la nueva normalidad de los sistemas democráticos.
-Con Estados autoritarios…
-No sólo porque haya líderes con vocación autoritaria, sino porque una ciudadanía atemorizada lo consienta. Que nos acostumbremos a un papel más invasivo del Estado, en nuestra privacidad, por ejemplo.
-¿Cuáles son los otros tipos de riesgo?
-El segundo riesgo es la dislocación que la pandemia está produciendo en los calendarios electorales. Y en algunos casos, y en esto Chile es interesante, los procesos electorales son la única válvula para liberar la presión política que puede tener un sistema con altos niveles de estrés. Si se cierra esa vía, también puede generar problemas graves. Si se pospone una elección, hay que tener alguna claridad de cuándo se va a celebrar y en qué condiciones. Esas decisiones, además, tienen que estar amparadas en un amplio consenso político.
Pero a mí me preocupan, particularmente, las consecuencias políticas derivadas de la crisis económica. Estas consecuencias aún no se están manifestando todavía, porque la crisis económica recién está empezando, pero van a llegar. Tengo la sensación de que en muchísimos países, el año 2021 va a ser terrible. Habrá consecuencias en términos de inestabilidad política y, en muchos casos, un problema creciente de orden público.
-¿Está la democracia en peligro en la región debido a las consecuencias que provocará la recesión?
-Es muy temprano para decirlo. Esto es lo mismo que el Covid, depende de si había condiciones preexistentes o no. A países donde el Estado de derecho ya era muy débil, con grados de representatividad precarios, esta crisis les va a pegar durísimo. En los años 30, la crisis económica brutal que generó la Gran Depresión tuvo consecuencias políticas para América Latina muy serias. Desde la Gran Depresión no veíamos algo como esto.
Las constituciones de la pandemia
-Entre otras áreas, en IDEA trabajan asesorando procesos de reforma constitucional. ¿Esperan ver un aumento de reformas, cambios constitucionales?
-Hay casos en los que la propia magnitud de la crisis obligará a algunos países a renegociar su contrato social. Si algo está mostrando esta crisis son las fracturas sociales, económicas y políticas que están comiéndose por dentro nuestra sociedad. La propia magnitud de la crisis puede activar procesos de diálogos, que lleven a salidas de nuevas constituciones, nuevos pactos sociales, nuevos pactos fiscales.
Aunque en el caso de Chile el proceso fue generado previo a la pandemia, el país tiene una oportunidad para replantear la carga entre grupos, la relación entre Estado, sociedad y mercado. Tienen una oportunidad extraordinaria. Ojalá que la disrupción del calendario electoral no haga que se pierda esta oportunidad de encontrar una salida política, institucional.
-Ya estamos viendo “tensiones constitucionales”, no sólo en Chile, producto de la pandemia. ¿Qué rol cumplen las constituciones en estos procesos de crisis?
-Más importante es qué rol cumplen las cortes constitucionales. Estos serán actores que jugarán un rol crucial en las crisis en América Latina. Son un actor político al que hay que ponerle atención en lo que viene.
-¿Qué arriesgan los países que no aprovechen esta crisis para esa renegociación?
-La oscuridad, la violencia, la posibilidad del regreso del autoritarismo. En América Latina, de esto hay antecedentes históricos. Grandes crisis pueden conducir a saltos cualitativos importantes en un mejor equilibrio político, social y económico. Pero hay un riesgo de que se repita el escenario que se produjo tras la Gran Depresión, de inestabilidad, de violencia y autoritarismo. Los dos escenarios son posibles, y creo que los veremos a los dos.
-Hay autores como Martin Wolf que apuntan a la necesidad de revivir el concepto de ciudadanía y de la relación entre Estado y ciudadanos. ¿Está de acuerdo?
-Así es. Creo que una de las grandes discusiones que se vienen es la capacidad del Estado. No es ni siquiera qué tipo de gobierno tiene un país, sino cuánto gobierno tiene, cuánta eficacia tienen sus instituciones públicas para enfrentarse a una emergencia como esta. Esa eficacia depende de temas de diseño institucional, de la robustez fiscal, de la calidad de la administración pública y de cuánta confianza tenga la ciudadanía en las instituciones. Esa es la agenda que tenemos que tomar como prioritaria.