El impacto medioambiental que deja la producción de drogas ilícitas
Solo la cocaína emite igual cantidad de carbono que 1,9 millones de automóviles al año a nivel global.
- T+
- T-
Mucho se habla de los efectos que provocan algunas actividades productivas en los ecosistemas, pero también existe una huella oculta en las industrias ilícitas que impacta en el cambio climático. La producción de drogas ilegales, por ejemplo, es una actividad altamente contaminante.
Las cifras son elocuentes. Se estima que la fabricación de cocaína genera alrededor de 8,9 millones de toneladas de dióxido de carbono, lo que equivale a lo emitido por más de 1,9 millones de automóviles a gasolina al año. Y es que para producir apenas 1 kilo de dicha droga se requiere más de 300 litros de petróleo.
Además, todos los desechos químicos que derivan del proceso terminan vertiéndose en los suelos y aguas de zonas verdes.
La industria produce lo mismo que emitiría la población de Viena, Austria, si cada persona se transportara en auto en un año. A nivel local, el mismo ejemplo sería aplicable a toda la región de Valparaíso.
Así lo evidencia el último informe anual de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) publicado en marzo de este año. Este órgano independiente de Naciones Unidas, encargado de monitorear la fiscalización de drogas, invita a poner la mirada especialmente sobre la selva amazónica, localidad donde los carteles latinoamericanos se instalan a fabricar toneladas de cocaína aprovechando su carácter inhóspito y las condiciones climáticas favorables para el procesamiento.
Esta selva -también conocida como “el pulmón del mundo” por tener la cantidad de vegetación suficiente para proporcionar el 20% del oxígeno que recibe el planeta- está siendo deforestada con la finalidad de utilizar el terreno para plantar coca y luego, procesarla. De hecho, en 2022, 354.936 hectáreas de territorio fueron destinadas a plantaciones de dicho arbusto.
Por otro lado, datos del Informe mundial sobre las drogas de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc, por su sigla en inglés) mostraron un aumento en la producción. En 2022 se alcanzó una cifra récord de 2.757 toneladas de cocaína, lo que refleja un alza de 20% respecto al año previo, que totalizó 2.304 toneladas.
El producto luego es enviado desde “la región andina hacia otros países de las Américas y hacia Europa occidental y central, el segundo mercado más grande de cocaína después de América del Norte, aunque la cocaína llega a todas las regiones del mundo”, detalló el documento.
Huella hídrica y de carbono
“Las plantaciones de cocaína lógicamente van reemplazando al ecosistema natural”, señaló a DF Patricio Navarro, comisario y jefe de la Brigada de Investigación de Sustancias Químicas Controladas (Brisuq) de la Policía de Investigaciones (PDI) . “Y las sustancias químicas que se utilizan para su fumigación van quedando en la tierra y los cursos de agua”, agregó.
Ácido sulfúrico, ácido clorhídrico, gasolina, petróleo y permanganato de potasio son algunos de los elementos a los que hace referencia el comisario.
Es precisamente en este punto que el doctor en Química y profesor de la Facultad de Química de la Universidad Católica, Ricardo Salazar, pone la lupa.
“Las drogas que requieren procesos químicos para llegar al producto final, por supuesto que van a generar mucha contaminación porque es muy difícil que de A se obtenga B sin varios pasos que impliquen una huella de carbono”, explicó el doctor, apuntando precisamente a la quema de combustibles que forma parte del proceso. Pero, por otro lado, considera que también es alarmante desde el punto de vista de la denominada huella hídrica.
Al haber escasez de este recurso, las aguas contaminadas durante estos procesos provocan cambios en los ecosistemas. Esto, según Salazar, se relaciona justamente con el aumento de las temperaturas de la hidrósfera que, finalmente, altera los patrones de precipitación y todo el ciclo del agua.
Impacto equivalente
Utilizando como referencia el dato proporcionado por la JIFE sobre las 8,9 millones de toneladas de CO2 anuales que produce esta industria, es correcto afirmar que las emisiones que derivan de este proceso son equivalentes a las emisiones de más de 1,9 millones de automóviles a gasolina en el mismo período.
Esto, considerando que según la Agencia de Protección Ambiental de EEUU (EPA, por su sigla en inglés), un vehículo de pasajeros típico emite aproximadamente 4,6 toneladas de CO2 al año.
Es decir, la industria produce lo mismo que emitiría la población de Viena, Austria -de acuerdo a datos del censo de 2021-, si cada persona se transportara en auto en un año. A nivel local, el mismo ejemplo sería aplicable a toda la región de Valparaíso, según cifras del último censo.
Dilema económico
Los números demuestran que el problema está lejos de ser solamente ecológico o social, sino que repercute fuertemente en la economía de los países productores de drogas.
De hecho, según comentó a DF el economista de Bloomberg, Felipe Hernández, la cocaína está muy cerca de convertirse en el principal producto de exportación en Colombia.
“Estimamos que los ingresos por exportaciones de cocaína aumentaron a US$ 18.200 millones en 2022, no muy lejos de las exportaciones de petróleo por US$ 19.100 millones del año pasado”, advirtió.