¿Palabras de buena crianza o compromiso de fondo? Desde que Donald Trump volvió a la Casa Blanca, los inversionistas, empleados y consumidores se están cuestionando si las grandes empresas estadounidenses habían adoptado la diversidad, equidad e inclusión (DEI) por moda o porque realmente era parte de su propósito.
Multinacionales como McDonald’s, Disney y Walmart han eliminado o reducido rápidamente sus políticas DEI, para alinearse con la postura del líder republicano, o para no quedarse fuera de los contratos con el gobierno federal.
“Yo creo que es muy importante distinguir entre la causa de fondo y determinadas iniciativas, movimientos, incluso nomenclaturas, que surgen en determinados contextos. Y esto no solo aplica para DEI, también aplica para ESG, que está sufriendo los mismos impactos, en términos a lo menos de marca”, dijo en entrevista con DF el director de compliance de Albagli Zaliasnik (az), Yoab Bitran.
Uno de los desafíos más importantes que tienen hoy día los líderes de empresas es “balancear los intereses y las voces de sus distintos stakeholders y no solamente de aquellos que son más ruidosos. Y eso también pasa respecto a los colaboradores”.
El abogado recordó el caso del director ejecutivo de Blackrock, Larry Fink, quien en sus primeras cartas a los CEO de sus fondos, planteó abiertamente que dejaría de usar el acrónimo ESG, porque estaba manipulado y politizado, por lo que se estaba dañando la causa de fondo.
Volviendo a la contingencia y el impacto del regreso de Trump al poder, aseguró que en el fondo, “tanto respecto de sostenibilidad en términos amplios como si nos enfocamos en materia de diversidad, equidad e inclusión, es muy difícil que una persona pueda justificar razonablemente por qué se opone. Hoy hay suficiente evidencia de las externalidades positivas que trae una empresa, un directorio o un equipo más diverso en términos de innovación, creatividad y una serie de aspectos. Diversidad bien hecha, hecha en serio”.
Asimismo, desde un punto de vista de gobierno corporativo, planteó que “mal podría alguien oponerse a tener un proceso de reclutamiento, contratación o ascenso más objetivo, basado en hechos y méritos”.
Y agregó: “Lo que está detrás de iniciativas, nomenclaturas, simbologías, es difícil que retrocedamos en eso. Hay ciertos consensos y mínimos comunes alcanzados. Dicho esto, cuando nos metemos en iniciativas concretas, en declaraciones, en programas particulares, ahí sí creo que, lamentablemente, ha sido víctimas de la polarización política”.
Eso ha pasado en Estados Unidos, pero “sin duda en muchos otros países. El nuestro no está ajeno”, afirmó.
“Hay legislaciones que estando muy bien intencionadas, en su aplicación o ejecución pueden dañar la causa de la equidad de género y el acceso de más mujeres a posiciones de poder. Eso sí me preocupa”.
Presión de los stakeholders
Bitran explicó que muchos de los movimientos que hoy se están replegando surgen con la muerte del afroamericano George Floyd a manos de la policía en 2020 en EEUU. Esto generó que “muchas empresas rápidamente primero levantaran la voz, hicieran declaraciones”, para luego adoptar “iniciativas muchas muy basadas en símbolos más que en hechos concretos, por eso se produce un poco lo que estamos viendo ahora”.
Lo que ha pasado es que “distintos stakeholders han empezado a ver cierta disonancia entre lo que la empresa dice y lo que la empresa hace. Cuando no se ha hecho mucho, es muy fácil echar atrás y retroceder, y eso es lo que está retrocediendo, esas carcasas, símbolos, declaraciones”.
Para el profesional, uno de los desafíos más importantes que tienen hoy día los líderes de empresas es “balancear los intereses y las voces de sus distintos stakeholders y no solamente de aquellos que son más ruidosos, por decirlo así. Y eso también pasa respecto a los colaboradores”.
“La causa de fondo no solamente tiene consensos mínimos, sino que tiene evidencia, tiene un avance sostenible y veo muy difícil que se retroceda. En los movimientos, en los símbolos -también en ESG- creo que es inevitable y uno puede ver en la prensa que hay un backlash”, planteó.
“El propósito sigue siendo más relevante que nunca y completamente vivo. El tema es que no se debe torcer o distorsionar para fines de una causa política”.
Impacto en Chile
Bitran matizó la repercusión en Chile del retroceso de las políticas DEI, porque si bien se ha visto una reducción de las iniciativas o presupuestos destinados a este fin en las firmas multinacionales con presencia nacional, en las empresas chilenas no tuvieron eco los movimientos surgidos en 2020.
A eso se suma que para las compañías chilenas “la Unión Europea juega un rol importante. Por ejemplo, en materia de sostenibilidad, de cadena de suministros, tiene una serie de normativas muy relevantes y hay muchas empresas que tienen vínculos comerciales con países de la Unión Europea. Entonces EEUU no es el único jugador y hay causas que son globales”.
Según el abogado, lo mismo aplica para temas de anticorrupción. “Sabemos que el Presidente Trump pausó la aplicación de la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero. No es la única ley del mundo. Hoy día, gracias a organizaciones como la OCDE y otras, hay una globalización de estándares anticorrupción. Lo que antes eran estándares estadounidenses, hoy día afortunadamente son estándares globales”, expresó.
“Cambio climático, diversidad, compliance, anticorrupción -como causas de fondo y no como movimientos- son temas de largo plazo y aquí estamos viviendo un momento político de muy corto plazo”, enfatizó.
El experto destacó, además, “el avance sostenido de las empresas chilenas en aspectos como la inclusión de personas con capacidades diferentes y el avance en términos de equidad de género”.
Profundizando en la equidad de género, calificó que “los avances a nivel país, si bien todavía son moderados, son sólidos en el sentido de los consensos mínimos comunes”. Eso sí, advirtió que algunas iniciativas legales podrían representar un riesgo, como la Ley Karin o el proyecto de postnatal de un año.
“Hay legislaciones que estando muy bien intencionadas, en su aplicación o ejecución pueden dañar la causa de la equidad de género y el acceso de más mujeres a posiciones de poder. Eso sí me preocupa”.
Sobreutilización del concepto “propósito”
Bitran también abordó cómo la contingencia política, sobre todo en EEUU, podría tener impacto en el propósito de las empresas, un elemento que hoy se considera clave para conectar con los empleados, accionistas y consumidores.
“Creo que hubo una cierta sobreutilización del concepto de propósito (...) Se vieron tentados algunos líderes a vincular su propósito con determinadas causas, incluso políticas”, dijo.
“Si vamos al tema de fondo, creo que el propósito de las empresas y el valor que le asignan los distintos stakeholders es más relevante que nunca. O sea, de nuevo, hay mucha evidencia que muestra que especialmente las nuevas generaciones quieren trabajar para empresas que tienen un propósito que les hace sentido con sus propios valores. Lo mismo pasa con una nueva generación de inversionistas que está accediendo a más capital y decide dónde invertir”.
Según Bitran, “desde mi perspectiva, de nuevo en lo de fondo, el propósito sigue siendo más relevante que nunca y completamente vivo. El tema es que no se debe torcer o distorsionar para fines de una causa política”.