“Tenemos la responsabilidad de cambiar el mundo”. Así de tajante y claro fue el mensaje que a mediados de mes transmitió la presidenta de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Susana Jiménez, a más de una treintena de mujeres líderes, consejeras y directoras gremiales.
Y es que ya por tercer año consecutivo la multigremial realizó una jornada de reflexión en sus instalaciones, a la cual invitó a un importante grupo a reflexionar sobre la participación femenina en el mercado laboral. Pero, a diferencia de las ocasiones anteriores, en las que el análisis se centró en las propias experiencias de las participantes y las brechas y barreras que debieron superar, esta vez la reunión tuvo como foco dialogar en torno a las políticas públicas necesarias para impulsar la participación laboral femenina.
“He visto gente que dice ‘las mujeres no pueden ser gerentes generales, porque viaja mucho el gerente general, con quién deja a los niños’ y yo ahí he contestado ‘¿con quién los dejas tú?”, dijo Navarro.
El encargado de dar inicio a la actividad fue el director de políticas públicas de la CPC, Javier Irarrázaval, quien expuso ante las asistentes algunas cifras y datos del último estudio económico que publicó la OCDE para Chile en enero de este año.
En una breve exposición, Irarrázabal planteó que, de acuerdo con el organismo, cerrar las brechas locales en materia de participación laboral y en horas trabajadas entre hombres y mujeres, tendría un impacto directo en el crecimiento.
“Si logramos cerrar la brecha al año 2060, el PIB per cápita podría crecer 0,26 punto porcentual adicional”, comentó.
Luego, tomando como guía las recomendaciones que da la entidad multilateral, Jiménez profundizó en cuatro temáticas que podrían incidir en una mayor fuerza laboral femenina: igualar la edad de jubilación entre hombres y mujeres, sala cuna, medidas de transparencia salarial y cuotas de género.
Todos temas en torno a los cuales la dirigenta invitó a reflexionar y a exponer ideas que podrían cambiar el panorama.

Informalidad y subidios fueron parte de las opiniones que se escucharon.
La reflexión
Al momento de la discusión, hubo tres tópicos que centraron los comentarios de las representantes gremiales presentes y que, a su juicio, estimularían una mayor participación laboral femenina: avanzar en un proyecto de sala cuna, así como en más flexibilidad laboral y mayor conciliación para quienes ejercen labores de cuidado.
Una de las primeras en reaccionar a la necesidad de avanzar en un proyecto de sala cuna fue la presidenta de ComunidadMujer, María Olivia Recart, quien planteó que progresar en este tema “es prioritario”, y enfatizó que debe verse como una política pública no sólo con impacto laboral, sino también como una herramienta educativa crucial.
“No creo que sala cuna sea solo un tema para dejar a los niños. Creo que un niño que viene de familias vulnerables, y logra estimularse a una edad temprana de mejor manera, logra mejores oportunidades”, sostuvo.
“La libertad femenina parte del poder económico (...) y se habla muy poco de esa libertad financiera que la mujer necesita tener. Y no es algo exclusivamente de niveles socioeconómicos bajos”, dijo Roberta Valenca.

La CPC buscará plantear estos temas a los candidatos presidenciales.
Sus palabras tuvieron eco en Francisca Jünemann, presidenta ChileMujeres, para quien el proyecto que actualmente se tramita en el Congreso no es suficiente, ya que el financiamiento que propone de UTM 4,11 (cerca de $ 270 mil) no es suficiente, considerando que los establecimientos de este tipo tienen un costo significativamente superior.
Jiménez, por su lado, si bien se mostró de acuerdo con la idea de modificar el artículo 203 del Código del Trabajo -el cual establece que las empresas con 20 o más trabajadoras deben otorgar el derecho a sala cuna-, afirmó que apostar por la universalidad del derecho de forma inicial no es la mejor alternativa, debido al alto costo que tiene el tema.
“Hay que avanzar en esto, es indiscutible, pero la universalidad es cara. Personalmente, creo que vale la pena partir por las mujeres que trabajan, y luego ir evaluando y aumentando el universo de beneficiarios”, dijo.
Pero avanzar en un proyecto de sala cuna no es la única materia pendiente. Al menos así lo transmitió la presidenta de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), Rosario Navarro, para quien también consideró crucial que la sociedad entienda que las labores de cuidado no son de exclusiva responsabilidad de las mujeres.
“Tenemos la responsabilidad de cambiar el mundo”. Así de tajante y claro fue el mensaje que transmitió la presidenta de la CPC, Susana Jiménez.
“He visto gente que dice ‘las mujeres no pueden ser gerentes generales, porque viaja mucho el gerente general, con quién deja a los niños’ y yo ahí he contestado ‘¿con quién los dejas tú?”, graficó Navarro, lo que generó empatía entre las presentes, quienes también replicaron experiencias del mismo tenor.
En una línea similar, la presidenta de la Cámara de Centros Comerciales y consejera de la Sofofa, Katia Trusich, agregó que las brechas entre hombres y mujeres también se producen “cuando hay que elegir quién va a hacerse cargo del abuelito o del familiar enfermo. No es solo el tema de sala cuna”, agregando que en materia de cuidados hay una ventana para que tanto el sector privado como el público sean más activos.
Para la vicepresidenta de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), Carolina Cruz, el tema de cuidados se cruza directamente con otro factor crucial para las mujeres: la demanda de mayor flexibilidad laboral y conciliación trabajo-familia. De hecho, expresó que la alta presencia de licencias médicas en algunos rubros probablemente no responde a materias de salud, sino que a la necesidad de abordar asuntos de cuidado.
Formalidad e independencia financiera
Otro tema crucial en el cual es necesario avanzar, a juicio de las presentes, dice relación con el fomento de la formalidad laboral y la independencia financiera.
“Coincido en lo que se ha planteado, pero nos estamos centrando en las mujeres que tienen trabajo, que tienen la fortuna de tener oportunidades laborales”, aseveró la presidenta de la Cámara de Comercio de Santiago, María Teresa Vial, y añadió que es clave que se activen iniciativas que incentiven la formalización, como el proyecto comprometido por el Gobierno que busca modificar los subsidios laborales.
Un punto que tomó la presidenta Asociación de AFP, Paulina Yazigi. “Los subsidios al empleo joven y el Bono Trabajo Mujer están congelados. Este Gobierno los tenía como proyecto, y ahí quedó”, advirtió junto con destacar la necesidad de que se reformulen para incentivar la contratación femenina.
Acá, Jiménez planteó que la ministra del Trabajo y Previsión Social, Jeannette Jara, les transmitió que se está avanzando en un proyecto en esa materia.
La presidenta de Amcham, Roberta Valenca, puso énfasis en la independencia financiera de las mujeres, recalcando que de esa problemática nacen muchos otros problemas. “La libertad femenina parte del poder económico. Si la mujer no tiene dinero, no tiene libertad para decidir ir, venir, entrar, salir, no tiene nada. Y se habla muy poco de esa libertad financiera que la mujer necesita tener. Y no es algo exclusivamente de niveles socioeconómicos bajos”, dijo.
Para combatir esta problemática, además de incentivar la participación laboral, para Valenca es necesario fortalecer la permanencia de las mujeres en el mercado laboral. “¿Quién va a contratar a una mujer de más de 50 años? Eso ya cuesta mucho. Hay mucha discriminación en el mercado. Para algunas empresas un hombre de 50 años tiene experiencia, una mujer de 50 está cansada, menopáusica”, planteó, invitando a trabajar en incentivos laborales para la contratación de este segmento.
A modo de cierre, la presidenta de Amagro, Patricia Benavente, señaló que todos los cambios pasan por un cambio de paradigma, en especial en aquellos rubros y áreas más masculinizados. “Tenemos que cambiar nuestro diálogo interno, familiar y en el entorno. Todavía hay barreras que hay que trabajar. En la agricultura, por ejemplo, tenemos mujeres muy preparadas, doctoradas, con un montón de estudios, pero llegando al campo muchas no lo soportan y se retiran”, dijo, y agregó que es crucial que las “mujeres se crean el cuento, y sigamos ganando espacio”, afirmó.
En medio de todas estas reflexiones, Jiménez abrió la posibilidad a que las participantes se contacten con el gremio, y así puedan aportar con sus opiniones e ideas a las propuestas económicas que la multigremial está trabajando y que busca entregar a los candidatos presidenciales.
Edad de jubilación: un tema pendiente para las representantes gremiales
La CPC propone establecer un esquema de aumento gradual para llegar en el 2040 a los 65 años.
Un tema al cual Jiménez dedicó varios minutos fue a la necesidad de cerrar la brecha en la edad de jubilación entre hombres y mujeres en Chile. La dirigenta gremial planteó que como CPC son de la idea de avanzar en un aumento gradual.
En concreto, se sugiere incrementar en cuatro meses por año la edad de retiro a partir de 2026, “con lo que en 15 años se cerraría la brecha con los hombres. En 2040 la edad de jubilación para las mujeres alcanzará los 65 años”, especificó la vocera, una propuesta que generó eco entre las presentes, y que tiene respaldo en los datos.
De acuerdo a lo presentado por Jiménez, las mujeres chilenas son las que tienen que cubrir la mayor cantidad de años con su pensión, debido a la baja edad legal de jubilación y la alta expectativa de vida: en Chile son 24, mientras el promedio OCDE llega a 18 años.
“Dinamarca, Estonia, Finlandia, Grecia, Italia, Holanda, Portugal, Eslovaquia y Suecia tienen esquemas automáticos de ajuste de edad de jubilación según esperanza de vida. Otros países tienen programados ajustes anuales predefinidos”, precisó la presidenta de la CPC.
La primera en valorar el planteamiento fue Paulina Yazigi, presidenta de la Asociación de AFP. “Agradezco y felicito que tomen este tema”, dijo y añadió que, pese a que la reforma recientemente abría la posibilidad a analizar el tema, finalmente quedó en el camino.
“Cada año hace una gran diferencia en la pensión. Hoy día las brechas son gigantes, y en Chile tenemos la misma edad de jubilación desde 1924. Incluso en 1924 la jubilación de la mujer era de 65 años, se bajó a 60 en los años 50”, afirmó.
La vocera de las AFP sostuvo que una medida de este tipo podría cambiar el panorama de contratación de las mujeres sobre los 50 años.